Enclenque hombrecillo de gruesas gafas de pasta; neurótico comediante adicto a su psiquiatra; don Juan de Manhattan que escandalizó a todos casándose con su hijastra; ateo judío que desarmó a los ortodoxos con sus ácidos chistes sobre rabinos productores; guionista, director, escritor, clarinetista… Allan Stewart Königsberg, Woody Allen, estrena su película número 44 como director y lo hace a lo grande, con un drama que pretende llevarse todos los aplausos. Se trata de Blue Jasmine, filme protagonizado por Cate Blanchett y Alec Baldwin que promete sacudir a los espectadores tanto como ya lo ha hecho con la crítica.
¿Qué se puede esperar del Woody Allen de Blue Jasmine? Pues, al parecer, lo mejor… Se trata de un drama que narra la historia de una mujer que lo ha tenido todo (Cate Blanchett) y que ve cómo su mundo de riqueza y privilegios desaparece cuando su marido (Alec Baldwin) es detenido por fraude. Se trata, para muchos de una película actual y urgente: su argumento reemite a Ruth Madoff, esposa de Bernard Madoff, inversor, financiero y protagonista del mayor fraude en la historia de EE UU. Estrenada en verano en Estados Unidos, la película consiguió las mejores reseñas de la crítica. El periódico The New York Times la describió como la película “más satisfactoria” de Allen desde Match Point. Los Angeles Times se refirió a ella como “una gema oscura, pero conmovedora”, mientras que The New Yorker la calificó como “el más conseguido de sus trabajos”.
Su película número 44
La carrera de Allen comenzó en los años 50 en los cabarets que luego plasmaría en Broadway Danny Rose (1985) y como escritor de chistes para otros cómicos. De ahí pasó a la televisión donde colaboró como guionista y humorista en el programa de Johnny Carson o el Ed Sullivan Show. Annie Hall (1977), Manhattan (1979) y Hannah y sus hermanas (1986) son, a su manera, una trilogía autobiográfica en la que Allen se interpreta a sí mismo en aquellos años. “Dios mío, este infeliz es patético [....] Si yo tuviera valor para salir a contar mis chistes yo mismo”, dice el cómico Alvy Singer -trasunto de Allen- en Annie Hall, película que le valió cuatro Oscar, entre ellas mejor película.
En 1969 rodó su primer largometraje como director, Toma el dinero y corre (1969), una historia de ladrones cómicamente desgraciados. El filme le abrió las puertas en el mundo comercial. Sin embargo, sería en los años setenta cuando cogería la sartén por el mango con Annie Hall (1977), Interiores (1978) y Manhattan (1979), todas ellas películas ambientadas en Nueva York, la ciudad que prácticamente no abandonaría como escenario de sus películas hasta 2006, cuando comenzó su viaje europeo por Inglaterra, Francia y España, un largo y exitoso periplo del que ahora parece volver en Blue Jasmine, ambientada la cúspide de la élite económica neoyorquina.
Su cine, culto pero jamás pretencioso; disparatado y a la vez lúcido, se identifica gracias a los temas fetiche de Allen: las mujeres, las relaciones, las infidelidades, la muerte, la religión judía, el cine, el jazz, la magia, el psicoanálisis y el sexo. Se le conoce también por otras cosas, por ejemplo, el Allen más joven acostumbraba a trabajar con sus parejas actrices: Diane Keaton, Mia Farrow, Louise Lasser...
A lo anterior se suma otro rasgo propio del neoyorquino: lo que toca lo convierte en oro. Con él, Diane Keaton ganó su primer Oscar en Annie Hall (1977); Dianne Wiest repitió dos veces con el Oscar a la mejor actriz secundaria en Hannah y sus hermanas (1987) y Balas sobre Broodway (1994); Mira Sorvino conquistó el único Oscar de su carrera como actriz secundaria en Poderosa Afrodita (1995) y Penélope Cruz ganó también la estatuilla como mejor actriz secundaria por su papel en Vicky, Cristina, Barcelona (2008), en la que compartía elenco con Javier Bardem y Scarlett Johansson.
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