En una hipotética independencia de Cataluña de España, la correlación de fuerzas entre quienes apoyarían esta opción política terminaría por convertir el castellano en una lengua minoritaria frente al catalán, al menos según la definición que contempla la Unión Europea para lengua minoritaria y según la cual, se consideran como tales aquellas empleadas tradicionalmente en un territorio de un Estado por un número inferior al resto de la población de ese Estado.
De acuerdo con la Carta Europea de las lenguas regionales o minoritarias firmada en Estrasburgo el 5 de noviembre de 1992 y ratificada por España, en caso de pasar a ser una lengua minoritaria, el castellano debe ser objeto de una serie de medidas para fomentar su uso, estudio, divulgación y conocimiento. Desde la aceptación de su uso en documentos jurídicos hasta el diseño curricular de la enseñanza escolar.
La UE practica una política de protección de las lenguas regionales y minoritarias que tiene su base jurídica en los artículos 24, 165 y 167 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que recogen específicamente la necesidad de respetar, proteger y promocionar la diversidad cultural y lingüística, incluido recientemente entre los Derechos Fundamentales de los ciudadanos europeos enunciados en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea.
De acuerdo con el Estatuto de autonomía de Cataluña, el castellano y el catalán junto con el occitano (en su variante aranesa), son oficiales. Actualmente, el catalán es reconocido como lengua propia y oficial, sin embargo, el castellano es la lengua mayoritaria. Esa convivencia ha determinado el tan cacareado sistema de normalización o inmersión.
¿Aprender más castellano que ahora?
¿Cuál es la lengua en la que se imparte la enseñanza en cada etapa en Cataluña? Hasta los 6 años, exclusivamente en catalán. A partir ahí se introduce una asignatura en castellano (Lengua y literatura castellana) de dos horas a la semana. El castellano se convierte en la lengua habitual en esa franja de población. En junio de 2012 el Tribunal Supremo de España resolvió que, si los padres lo desean, las escuelas deben también usar el español como medio de instrucción y no se puede obligar a la enseñanza en catalán. Sin embargo, en mayo de 2015, el Tribunal Supremo estableció que al menos el 25% de las clases deben ser en castellano, incluyendo las asignaturas troncales.
Actualmente, hasta los 6 años, la educación es exclusivamente en catalán. A partir de esa edad se introduce una asignatura en castellano
"Un 25% supone una asignatura, es una auténtica miseria”, asegura Sonia Sierra, doctora en Filología y profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona, quien fue número dos de Ciudadanos en las municipales por la alcaldía de Barcelona. “En educación primaria hay dos horas a la semana, en educación secundaria tres y bachillerato vuelve a bajar a dos. Estamos hablando del castellano, que es la lengua mayoritaria. La inmersión lingüística no puede ser obligatoria. No es esto lo que se plantea. En Cataluña se incumplen las leyes. Si no se garantiza el castellano como lengua mayoritaria menos como lengua minoritaria. Ya Europa les ha llamado la atención antes, y ni caso”.
"La UE no tiene competencias para imponer la protección de ninguna lengua. Puede, eso sí, recomendarla. Pero la idea de Mas lanzando recomendaciones para conservar el español me parece una de las más divertidas - e imposibles - muestras de política ficción que cualquiera pueda imaginarse", asegura la escritora Marta Rivera, también vinculada a Ciudadanos como candidata en las listas de las elecciones generales.
El consejero de educación de Cataluña, Martí March, se decanta por el Decreto de Mínimo: que plantea que exista un mínimo 50% de horas en catalán y sin máximo, que dé cobertura legal a todos los modelos lingüísticos, para proteger el catalán porque "es la lengua minoritaria". Aunque la Carta Europea establece en su artículo ocho los lineamientos generales de la enseñanza para las lenguas minoritarias, sugiere algunas medidas que tienen vigencia en la actualidad con el catalán, pero que serían aplicables al castellano. Por ejemplo, debería estar garantizada su enseñanza primaria, a diferencia de la situación actual, donde prima el catalán. Sin embargo, y aunque aconseja determinados elementos, el texto reconoce las competencias de cada gobierno en la materia.
Con la intención de ampliar la hipotética suerte del castellano convertido en lengua minoritaria en una Cataluña independiente, Vozpópuli ha consultado a la Comisión Europea. Su portavoces han optado por no tomar posición, ya que se trata de una situación hipotética que no se ha concretado y en la que ellos, aseguran, no tienen ninguna competencia.
La oferta cultural: libros y cine
Aunque el consejero de Cultura catalán, Ferran Mascarell, aseguró en Sant Jordi pasado que el 53% de los libros vendidos estaban escritos en catalán; después, resultó ser el 46%. El dato parece tener su confirmación en la encuesta Ómnibus 2015, realizada por el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), y según la cual un 35,4% de los catalanes prefiere la lengua catalana, mientras que el 65% prefiere el castellano, como también lo prefiere un 78% para ver una película en el cine.
Según la compañía de investigación de mercados alemana GfK, las ventas del libro catalán crecieron en realidad el 46,6% durante la semana de Sant Jordi, en lugar del 53,6% que habían informado los libreros catalanes. Y el libro en castellano sumó el 51,5% de los ejemplares vendidos, con una facturación del 54,9% a favor frente al 43,2% del catalán.
En el 2014, el catalán y castellano estaban prácticamente empatados (48,8% y 49%, respectivamente), pero mientras que en Sant Jordi del 2015 los libros vendidos en castellano han sido el 13% más que en 2014, la cifra de ejemplares vendidos en catalán solo se ha incrementado en un 2,6%. También habría que decir que, independientemente de la lengua, el mercado del libro ha ido sobre seguro.
Alrededor de un 40% del total que factura la industria editorial en España proviene de las editoriales afincadas en Cataluña, es decir, cerca de 290 actualmente afiliadas como parte de una industria que funciona en castellano. Uno de los editores que más contundente fue con respecto a la permanencia de su editorial en una Cataluña independiente fue el fallecido José Manuel Lara. En otras palabras, al menos en lo que mercado editorial se refiere, el castellano sigue siendo un punto de apoyo frente al cual el catalán sigue siendo minoritario.