Cultura

El Día del Libro: de la fanfarria literaria al diagnóstico del sector

En el Día Internacional del Libro, que se celebra este jueves, toca hacer justicia a uno de los productos culturales que atraviesa un momento especialmente complejo: amenazado por el soporte digital, ahora resulta que los ejemplares en papel salvarán los muebles del sector…

Y ahora resulta que el libro en papel es el que va a salvar los muebles del sector. Según datos de la Panorámica de la Edición Española de Libros 2014, elaborada por el Observatorio de la Lectura y el Libro, el número de títulos en papel subió un 3,7 en 2014, mientras que la edición digital bajó un 1,9%. En dos platos: los libros en papel han contribuido al crecimiento general de la edición en España, con un número de libros inscritos en ISBN en 2014 de 90.802, lo que supone un aumento del 1,9% respecto al año anterior.

Toca hacer justicia a uno de los productos culturales que atraviesa un momento especialmente complejo

En el Día del Libro, que se celebra este jueves, toca hacer justicia a uno de los productos culturales que atraviesa un momento especialmente complejo: amenazado por el soporte digital –un argumento bucle que nunca termina de cumplirse-; desencajado por una crisis en el modelo empresarial del sector y cada vez menos consumido –al menos en lo que a compra se refiere-. Los datos divulgados esta semana, si bien no son para echar cohetes, al menos matizan la idea del desplome.

En España, el libro en papel representa un 75,3% del total y el digital un 22,3% (el resto se distribuye en audiolibros o vídeolibros), un dato que no se puede pasar por alto y que deja en el aire –una vez más- la pregunta sobre cómo diagnosticar una industria que no sabe cómo reconvertirse. A la idea de un mercado empequeñecido, retratado en la foto fija de una caída acumulada de casi el 20% en cinco años, se opone la de una industria incapaz de parar la máquina de hacer galletas, ¡perdón, de libros!, que inundan las librerías.

Según las cifras del observatorio, un 75% de los títulos nuevos han sido publicados por sellos independientes y dentro de ese dato 22% está representado en las traducciones, un rubro mayormente subvencionado por aquellas oficinas de cultura de determinados países. Entonces… edición independiente. ¿Es el dato digno de entusiasmo al tomar en cuenta cómo los editores evitan los números rojos? ¿Crece la industria o se anega, se congestiona?

El método que aplican los editores –grandes o pequeños- se basa en la "colocación" de libros en las librerías y redes comerciales. No todo lo que se ofrece se factura, sólo lo que el librero consigue vender. El resto, retorna al editor. De ahí se extrae la tasa de devolución anual. Es decir: publicar libros es un sistema de crédito que, a su manera, ofrecen los distribuidores a los editores. Si logran mantenerse a flote no es por la venta, sino por la colocación de libros.

“La sobreproducción es en sí un instrumento de ocupación del terreno. Así, los libros empujan los unos a los otros. Es también la base de una alianza entre medios de comunicación y edición que proporciona un continuo flujo de amnesia y distracción, necesarios para mantener a la sociedad en un estado de consumo máximo para vivir”, escribe sobre este tema el francés Thierry Discepolo en el libro La traición de los editores (Trama Editorial), donde –a decir de sus editores en España- no solo describe “la anti-leyenda de la edición francesa y cuestiona muchos de sus mitos”, sino que propone a la vez una reflexión sobre “las responsabilidades sociales y políticas del universo del libro”.

Según las cifras del observatorio, un 75% de los títulos nuevos han sido publicados por sellos independientes

Según la Asociación Internacional de Editores (IPA), España es, sólo por detrás del Reino Unido, el país que más novedades coloca, pero el que menos factura: apenas 1.820 millones de euros frente a los 3.736 millones del Reino Unido. ¿Se vende todo lo que se publica? ¿De qué vive el editor, de vender libros o de colocarlos? La palabra burbuja pinchada aparece una y otra vez en boca de autores, periodistas y editores como el diagnóstico más convincente, aunque hay quienes insisten en que esta ya había pinchado hace tiempo.

La cifra es demoledora: el 35% de los españoles no lee nunca, es decir: uno de cada tres no abre un libro jamás. Los que lo hacen, compran como mucho 8 al año. Y de cada diez personas que descargan libros electrónicos, sólo 4 pagan por leerlos. Los datos pertenecen al último Barómetro (enero 2015) del Centro de Investigación Sociológica (CIS) y también al informe Hábitos de Lectura y Compra de Libros realizado por la Federación de Editores. Este dato chirría con los 1.692 títulos nuevos por millón de habitantes que ofrece el lector. ¿Absorbe el público esa cantidad de libros?

“Estos datos demuestran que es necesario y urgente redoblar los esfuerzos para mejorar la calidad de la lectura y que más ciudadanos incorporen a sus vidas el hábito lector. Este es el principal objetivo del Plan que hemos presentado al Ministerio. Además, este Plan pretende reforzar el papel de la industria del libro como motor económico y cultural de nuestro país”, aseguró el Presidente de la Asociación de Cámaras del libro de España y de la Federación de Gremios de Editores de España, Daniel Fernández, en ocasión de la presentación del Plan de Fomento de Lectura.

¿Se vende todo lo que se publica? ¿De qué vive el editor, de vender libros o de colocarlos?

Este Plan Integral para el Fomento del Libro y de la Lectura que ha sido presentado ante el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, recoge medidas como el desarrollo de las redes de bibliotecas públicas, la programación de la lectura en las aulas, así como propuestas para la defensa de la propiedad intelectual o la comercialización de libros y el apoyo a la red librera.

Los editores contra los datos

A pesar de que los datos no dan para mucho, los editores han insistido en aportar una lectura menos catastrofista. Así lo expresaron en julio del año pasado al presentar el Análisis del Comercio del Libro en España , un estudio realizado por Federación de Gremios de Editores de España, y que entonces mostró una reducción del mercado del 9,7: 291 millones menos. El total facturado por el sector tanto en el mercado interior como exterior fue de 2.708 millones de euros en el año 2013. Sin embargo, en lo que al conjunto de las editoriales españolas se refiere, estas amasaron 2.181,97 millones de euros en el mercado interior, un 11,7% menos que en 2012

Sin embargo, y como quien echa balones fuera, los editores aseguraron que el descenso de la facturación tenía su origen en diversos factores, algunos de ellos contradictorios. La primera causa que señalan es la crisis económica, con una caída acumulada del consumo cultural, según las cifras del INE, desde 2008, del 30 entre 2012-2013. Lo curioso es que el del precio medio del libro, 14,18 euros, un 2,4% menos que en 2012, no ayudara a paliar una sequía que parece haber llegado para quedarse.

A las causas de la catástrofe, los editores sumaban “la disminución, cuando no supresión, de las ayudas a las familias para la adquisición de libros de texto, que en el último curso (2013-2014) se han reducido hasta los 80 millones de euros, frente a los más de 300 millones destinados en el curso 2008-2009 (datos del Defensor del Pueblo)”, además del “descenso de las inversiones en fondos para bibliotecas públicas que se ha reducido, sólo en los presupuestos del Ministerio de Cultura, en 30 millones de euros desde 2009”.

Si se examina ese informe en profundidad y se estudia el sector por materias, se registran caídas en todas las materias a excepción de los libros prácticos, que experimentaron un incremento del 1,1% hasta alcanzar los 141,8 millones de euros. El subsegmento más importante continúa siendo el del libro de texto no universitario que en el año 2013 registró una caída del 9,6%.

Por lo que se refiere a la literatura, la facturación en 2013 fue de 468,81 millones de euros, un 17,2 por ciento menor a la registrada en 2012. En cuanto a los libros de temática infantil y juvenil, la facturación alcanzó los 267,28 millones de euros, un 9,8% menos que en el año 2012.En el resto de materias, resulta significativa la caída de la facturación de los libros científicos y universitarios, 70,06 millones de facturación (-23%). En el caso de los libros de las materias de Ciencias Sociales y Humanidades, la facturación alcanzó los 230 millones de euros (-14,4%).

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