Pierre Bourdieu (1930-2002), uno de los más polémicos pensadores del siglo XX, tiene mucho qué decir; mucho más ahora, cuando han transcurrido más de diez años desde su muerte. En esta ocasión, el sociólogo y encarnizado activista contra el liberalismo económico regresa con Sobre el Estado, una recopilación de los seminarios impartidos por el sociólogo entre 1989 y 1992 en el Collège de France y que ahora han sido publicados por Anagrama.
En las páginas de este libro, que salió a la luz pública en el aniversario de la muerte de Bourdieu, hay una selección de apuntes, notas y transcripciones recopiladas por sus colaboradores Patrick Champagne, Rémi Lenoir, Franck Poupeau y Marie-Christine Rivière. En la nota inicial aseguran que habría sido un error prescindir de la oralidad y vivacidad de estos seminarios al momento de editarlos; de ahí que hayan echado mano de todo cuanto encontraron. El libro revela, aseguran, una lectura de “otro Bourdieu” más concreto y pedagógico. “Muestra su pensamiento mientras lo elabora”, afirman.
Investigó de cerca autores como Marx, Sartre, Merleau-Ponty o Husserl
Bourdieu, que fue profesor de sociología en el Collège de France y director de estudios de la École des Hautes Études en Sciences Sociales, convirtió su labor de enseñanza en una oportunidad para reflexionar sobre las diferentes manifestaciones del poder y el control así como su expresión concreta en el sistema educativo, la cultura y las representaciones simbólicas de ésta. Y ése fue, justamente, el eje de su quehacer intelectual. De ahí que la publicación de este formato resulte a su manera esclarecedora.
El pensamiento de Bourdieu se tradujo en libros como Teoría de la reproducción, Las reglas del arte y muy particularmente La distinción. Criterio y bases sociales del gusto, donde analizaba los mecanismos culturales de diferenciación social, más allá de los puramente económicos, que habían ocupado a los autores marxistas.
En las páginas de este ensayo publicado por Anagrama, Bourdieu se sumerge en lo que él llama "la ilusión de la idea de Estado", dedicada a mantener la creencia en un principio de gobierno orientado hacia el bien común. El francés también critica el “estado de ánimo antiinstitucional” dispuesto a reducir la construcción de “un aparato burocrático a una función de mantenimiento del orden social”.
Abordó la cuestión del Estado a lo largo de toda su obra, aunque no llegó a dedicarle un volumen
Bourdieu, sin duda un polemista pero también una referencia fundamental, investigó de cerca autores como Marx, Sartre, Merleau-Ponty o Husserl y mantuvo contactos con el estructuralismo francés de los 60; su preocupación por el lenguaje resultó para él atractivo. El sociólogo abordó la cuestión del Estado a lo largo de toda su obra, aunque no llegó a dedicarle un volumen que unificara su teoría sobre el tema.
Y si hay algo que, a decir de sus lectores fieles, insufle todavía más vida a estas páginas es el tiempo transcurrido. Ocurre lo que a los cursos de Foucault, los seminarios de Lacan, o la correspondencia de Althusser: se hacen más significativos en cuanto se separan temporalmente de una realidad que confirma, en muchas ocasiones, que las más duras críticas al sistema de jerarquías y reparto del poder no estaban lejos de la verdad.
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