Robert De Niro venía de ganar un Oscar por su actuación en El Padrino II cuando recibió la propuesta de Martin Scorsese de protagonizar a Travis Bickle, un excombatiente de la guerra de Vietnam que comienza a trabajar como taxista en la Nueva York de los años setenta. Se trataba de Taxi Driver. Escrita por Paul Schrader y dirigida por Scorsese, el film se convirtió en una exagerada joya donde soledad, enajenación y violencia se funden para dejar imágenes de una potencia cuya caducidad no se cumple. Cuando se cumplen 40 años del filme dirigido por Scorsese -fue estrenada en 1976- el próximo Festival de Tribeca reunirá al reparto.
Con Memorias del subsuelo (1864), de Fiódor Dostoyevski, y Falso culpable (1956), de Alfred Hitchcock como referentes literarios y cinematográficos, Scorsese hizo Taxi driver un retrato del aislamiento humano que convierte al sonámbulo Travis -un ciudadano de poca educación y ex soldado conductor de un taxi- en un pistolero que toma la justicia por su mano. El filme propone un trance donde redención y enajenación alcanzan su punto máximo en la imagen icónica de De Niro, con la cabeza rapada como un mohicano, descargando sus pistolas en un lupanar del Bronx.
Steve Schapiro —director de fotografía del filme— era el fotógrafo especial destacado en el plató deTaxi Driver, en el que capturó desde bastidores los momentos más intensos y violentos. En sus páginas, Schapiro presenta cientos de imágenes nunca vistas que, seleccionadas de sus archivos, que registran el retrato escalofriante de la atmósfera furiosa de la era post Vietnam.
Taxi Driver fue, y sigue siendo, una película indispensable. Precursora del lenguaje que desarrollarían otros directores como Quentin Tarantino, en su momento consiguió la célebre Palma de Oro en el Festival de Cannes y tuvo cuatro nominaciones al Oscar: mejor película, mejor actor para Robert De Niro, mejor actriz de reparto para Jodie Foster, y mejor banda sonora para Bernard Herrmann. Ninguna de las nominaciones recibió la estatuilla. Ese año, Rocky fue la gran triunfadora de la noche.
Taxi Driver fue candidata a cuatro premios de la Academia. En ninguna de las nominaciones recibió la estatuilla. Ese año, Rocky fue la gran triunfadora de la noche.
Su reparto reunía a lo más granado del cine que estaba por llegar. Una casi adolescente Jodie Foster que recorre como prostituta las calle neoyorquinas; Harvey Keitel, como su proxeneta; Cybill Shepherd, inalcanzable asistente de Palantine, el candidato a la presidencia de Estados Unidos, al que Travis está decidido a asesinar; un jovencísimo De Niro que repite, pistola en mano frente al espejo, “¿Me hablas a mí?” –la que se convirtió en una frase mítica y reutilizada años después en otras películas-, además de los retratos de Scorsese, en plató, metido en salsa en el rodaje.
"Estoy orgulloso y feliz del evento y de la película", dijo De Niro, cofundador del Festival Tribeca, creado después de los atentados del 11S para revitalizar el escenario cultural de la gran manzana. "Taxi Driver es una de las películas más brillantes y perturbadoras de la historia y la razón por la que me introduje en el cine. Tuvo un enorme impacto en la cultura popular y sus actuaciones permanecen entre las más memorables del cine", apuntó la directora del festival y cofundadora, Jane Rosenthal. Scorsese, aunque halagado, dijo sentirse "raro" por el hecho que ya hayan transcurrido cuatro décadas desde que rodó el film en las calles de Nueva York.
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