Una mujer con dos cervezas de más aborda a un hombre en una barra. Ella no es cualquier persona, él tampoco. Gracias al arrojo que confiere el alcohol, la mujer se acercó y le dijo al sujeto acodado en la barra que era el mejor novelista del siglo XX. Él sonrió: “Pero estamos en el siglo XXI”, dijo. Y entonces ambos rompieron a reír. Ella, periodista del The New Yorker, él Philip Roth.
Él dijo no recordar aquel episodio. Da lo mismo, quedaron unidos en algo todavía mayor: la biografía que ella hizo de él y que ahora se publica en castellano con el título Roth desencadenado (Literatura Random House), un retrato inesperado del que, en el siglo presente o pasado, puede considerarse uno de los más grandes novelistas de su tiempo.
Los editores de este libro tienen toda la razón. Roth desencadenado dista de ser una simple biografía. Hay algo más, entre lo sorprendente y lo analítico
Los editores de este libro tienen toda la razón. Roth desencadenado dista de ser una simple biografía. Claudia Roth Pierpont explora los ángulos impredecibles del novelista, desde lo que ella llama su “risa fácil” hasta los “contrahechizos” que una obra de ficción lanza sobre un autor. La biografía, el sentido de cuanto narra, está sugerida en el título, que alude al personaje mítico de Roth, ese alter ego que protagoniza La visita al maestro (1979), Zuckerman desencadenado (1981) y La lección de anatomía (1983) junto al epílogo La orgía de Praga, y que sirvió a Roth para alternar la autorreferencia y la metaficción, es decir, sus reflexiones sobre la escritura.
Cuesta imaginar a Philip Roth como alguien de risa fácil, alguien cercano, alguien que teme, se pierde y se vuelve a conseguir para perderse otra vez. Y ese es uno de los atributos de esta biografía: propone un viaje por la obra de uno de los autores más polémicos de las últimas décadas. Se trata de un recorrido que abarca desde El lamento de Portnoy, atraviesa al autor de sus obras maestras en los ochenta, hasta lo que el propio Philiph Roth llamó el final de su carrera, es decir, Las Némesis.
En Roth desencadenado vida y obra son una unidad, en todo el sentido de la palabra. A lo largo de sus páginas el lector asiste al Roth novato, que vive y escribe con igual inseguridad: el joven infelizmente casado que lucha por sacar adelante sus primeros textos. Vemos a un Roth comprometido y a un Roth enfrentado con los estamentos de la religión judía, al creador controvertido y famoso que se defiende de los constantes ataques a su obra. Entre la conquista de la propia voz y el drama del origen, la aspereza de todo cuanto es Roth, replegándose sobre sí mismo -como Zuckerman-.
Desde que en 1959 publicara Adiós Columbus, la polémica y el éxito han marcado su carrera como la de ningún otro autor. A raíz de la publicación de ese volumen de historias de judíos-estadounidenses que abandonaron los guetos de sus padres y abuelos para ir a la universidad, trabajar y vivir en los suburbios, la crítica literaria se fijó rápidamente en el joven autor, tanto que el libro obtuvo el National Book Award de 1960. Nueve años después, las confesiones sobre el desasosiego y frustraciones sexuales de Alexander Portnoy –un hombre proveniente de la clase media judía de la Nueva Jersey de los años 40- le valieron a Roth los ataques de rabinos y feministas, los primeros le llamaron judío antisemita y las segundas misógino. En El lamento de Portnoy (1969) Roth se reía, a carcajadas, no sólo de las costumbres judías sino también del sueño americano. Y lo hacía a su manera, sin pelos en la lengua.
Lo asombroso, el verdadero valor de estas páginas son las gradaciones entre la imagen poderosa que tienen de él sus lectores y aquella que queda entre los pliegues del hombre que fue y es. Existe no sólo un retrato de Roth, sino del universo que constela a su alrededor: los críticos, mujeres, familia y amistades de la talla de Saul Bellow, Harold Pinter, Milan Kundera, John Le Carré o John Updike. Estrucuturada en capítulos que recorren a la vez una vida y una bibliografía, Roth desencadenado es un libro que igualmente pueden disfrutar los lectores principiantes y avezados. Una lectura ágil pero no superficial. Un puente de plata hacia el universo de uno de los principales herederos de Saul Bellow, aquel que asegura que escribir es como bajar a la mina y que sorprendió a sus más entusiastas seguidores con su acaso demasiado prematuro retiro.
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