“España es el último buen país”, dijo Ernest Hemingway a un periodista del Diario de Navarra: “Spain is the last good country”, esas fueron las palabras con las que el Premio Nobel se inventó una España a la medida de sus ensoñaciones. “Hace más de una década, cuando escribí Hispanomanía, intentaba acercarme a España desde la mirada del otro”, explica el periodista y escritor Tom Burns Marañón. De padre británico y madre española, en las páginas de este ensayo reeditado por Galaxia Gutenberg catorce años después de su publicación, Burns explica las peculiaridades del abanico de escritores ingleses que viajaron a España en los siglos XIX y XX y que acuñaron la imagen de España como un lugar "diferente y excepcional", acaso exótico.
“El libro mezcla algo de autobiografía centrada en mi propio mestizaje anglohispano con viajes por España y encuentros con amigos y, sobre todo, con bastantes lecturas a lo largo de los años. Lo que quise, y quiero, compartir en Hispanomanía es la mirada de un puñado de autores británicos y americanos que en distintos tiempos y por razones diversas se acercaron a la península”, escribe el periodista y delegado en España de The Washington Post y Newsweek.
En sucesivos ensayos describe Burns el encuentro y el desencuentro con España de los viajeros del XIX: Richard Ford, George Borrow, Théophile Gautier, Georges Sand, Blanco White y los admiradores ingleses de Francisco Espoz y Mina y de José María Torrijos; y durante el siglo XX el de George Orwell, Ernest Hemingway, Gerald Brenan y Maurice Legendre. Escrito con humor inglés y con ingenio español, Hispanomanía es un inteligente y divertido retrato de España hecho desde dentro por gente de fuera.
La mayor novedad de la reedición es la presencia de un "prólogo para franceses", en el que Burns ha añadido la visión de un grupo de autores galos. Las vivencias y testimonios de Théophile Gautier, George Sand y Maurice Legendre añaden matices a la colección de tópicos sobre España: "Por vecindad, la mirada de los franceses puede ser más entusiasta o más miserable que ninguna".
En el siglo XIX, indica Burns, se creó a través de estas visitas literarias el estereotipo de la España "romántica", un país "atrasado, primitivo y rural, habitado por un "pueblo noble e indomable", en el que destacaban sus "cigarreras, Cármenes, bandoleros y arrieros". Todo ello influyó en la creación de unos "cánones literarios" que se reflejan en los posteriores trabajos de Ernest Hemingway, George Orwell o Gerald Brenan, quienes llegaron ya en el siglo XX "buscando algo que ya tenían preconcebido".
“Acaso fue, y es, más novedosa mi tesis de que los tópicos, pasados de unos a otros y reforzados de generación en generación, tuvieron nefastas consecuencias para la autoestima de muchos españoles y, en definitiva, para la imagen de España. El gran descubrimiento de que Spain is different, que es lo que repetía una y otra vez con los curiosos impertinentes, fue acogido de modo entusiasta por la España franquista como reclamo turístico”, explica Burns.
Sobre ese mismo tema, el autor amplía; el entusiasmo que suponía esa españolidad exótica, le daba al generalísimo la coartada perfecta: al apartarse del canon de la “normalidad”, una idea que le servía para justificar un “régimen que aborrecía la democracia liberal: una sociedad que es diferente puede, incluso debe, convivir en un marco político distinto”.
Burns no deja títere con cabeza en este libro. Uno de los autores a quien critica con más enjundia es a George Orwell, a quien dedica estas líneas: “Llama la atención cómo Orwell no dejó fuera ni uno solo de los lugares comunes que los visitantes del siglo XIX pusieron en boga. Están los palacios moros que ilustraban las postales de Théophile Gautier hizo circular por la Europa decimonónica después de visitar la Alhanmbra y está también la secuela de aquel Voyage en Espagne: las mujeres jóvenes con mantillas negras, los gitanos, las corridas de toros y las serenatas que George Bizet empaquetó y puso a la venta con Carmen (…) Es el cóctel romántico de “España es diferente” en estado químicamente puro (…) Choca, por ello, que el citado compendio de clichés se deba a la pluma de un intelectual inconformista, enemigo declarado de los tópicos como fue Orwell y que aparezca además en Homenaje a Cataluña su libro más honesto y realista”.
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