Ya se lo preguntó Mark Lawson, el crítico literario del Guardian, ¿cómo describir Ve y pon un centinela, la novela de Harper Lee que se publica cinco décadas después de Matar a un ruiseñor y que llega este martes a las librerías? ¿Es el primer o el segundo libro de la ganadora del Pullitzer en 1960? Mejor dicho... ¿Es ésta la novela o la pre-novela de la autora estadounidense? Entre la idea de una 'precuela' que arranca 20 años más tarde y el manuscrito inesperado, hay un largo e irregular arco de lecturas y visiones, cuidado si no el resbalón en la jabonosa baldosa de los cajones y las estanterías traicioneras en las que siempre aparecen textos que los autores no quieren dar a conocer y que sin embargo sus díscolos albaceas y editores insisten en divulgar.
Cronológicamente, Ve y pon un centinela es, aunque fue escrita primero, una 'segunda parte' de Matar un ruiseñor, la novela con la que debutó Harper Lee y que fue inspirada en una experiencia de la autora. En sus páginas cuenta la historia de un abogado, Atticus Finch, que defiende a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca en el sur de Estados Unidos, en los años 30. Esa es, a grandes rasgos, la trama de Matar un ruiseñor. De ahí que algunos aseguren que Ve y pon un centinela sea la versión 1.0 de un manuscrito que terminaría convirtiéndose en la 2.0, es decir, Matar un ruiseñor. Lo más polémico sin embargo no es sólo eso, sino una supuesta y más inflamada carga de racismo en Finch, el abogado defensor en la novela que sale a la venta este martes.
La historia de Matar un ruiseñor está contada a través de la mirada de los hijos de Atticus, Jem y Scout, quienes sirven como cristal desde donde apreciar los profundos prejuicios raciales de la época. Sin embargo, Ve y pon un centinela arranca, concretamente, 20 años después de Matar a un ruiseñor, con el regreso de la pequeña Jean Louise 'Scout' Finch convertida ya en adulta al pueblo ficticio de Maycomb, Alabama.
Es decir, siendo el primer manuscrito, Ven y pon un centinela plantea las vidas posteriores de la familia Finch -tanto del abogado Atticus, como de su hija, Scout, su hijo, Jem y su criada, Calpurnia-. Algunos apuntan que el extravío de casual no tiene nada, que se trata, en realidad, de lo que era un borrador. Uno muy bueno, pero borrador al fin y al cabo.
Cuando en la primavera de 1957, Harper Lee, entonces una aspirante a novelista de 31 años, entregó a su agente Ve y pon un centinela, el manuscrito cayó en manos de Teresa von Hohoff Torrey, una editora independiente con mucha experiencia, que vio en el libro un diamante en bruto. "La chispa de una verdadera escritora brillaba en todas las líneas ", dijo.
Sin embargo, y como cuenta Jonathan Mahler en The New York Times, cuanto más leía el texto, más se convencía la Hohoff de que no era, en modo alguno, un texto apto para ser publicado. Se trataba más de una “serie de anécdotas que de una novela totalmente concebida." Durante los siguientes dos años, la editora asesoró a Harper Lee para convertir ese proyecto en una novela en su acabada y que retituló Matar a un ruiseñor.
La crítica ha dicho muchas cosas de Ve y pon un centinela, entre ellas, que se trata de un manuscrito que, sin pasar por las matizaciones de Matar un ruiseñor, podría pasar por racista en los que a Atticus respecta. Según Gaby Wood, que escribe en el Daily Telegraph, el protagonista puede llegar a tener una aproximación intolerante e insoportable y que sin embargo tendría su explicación en el hecho de que se trataba del Sur de los Estados Unidos, una visión que habría sido filtrada por los propios editores de NY en aquellos años.
Arifa Akbar, el editor de la sección literaria de The Independent, no le da cuartelillo a Finch, de quien asegura que pasa de personificar la "bondad cristiana del hombre blanco del sur de los Estados Unidos" de Matar un ruiseñor a convertirse en un personaje vil, racista y de pocas miras en Ve y pon un centinela. La edición en inglés saldrá a la venta en apenas unas horas, mientras que los lectores hispanohablantes tendrán que esperar al miércoles para poder tener el volumen en sus manos. La edición en español tendrá una tirada inicial de 120.000 ejemplares y contará con dos versiones, para España y para Latinoamérica, en las que han trabajado dos equipos distintos.
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