Cultura

Rodrigo Cortés: "La escritura literaria y cinematográfica no son primas hermanas"

Martín Circo ha ganado el premio más grande que ningún concurso televisivo haya concedido jamás. Y sin embargo, su falsa riqueza lo empuja por un tobogán de deudas y desesperación. Ése es el argumento de la novela Sí importa el modo en que un hombre se hunde (Delirio), la novela escrita por el cineasta Rodrigo Cortés.

Érase un hombre llamado Albinus, escribió Vladimir Nabokov. Una vez abandonó a su mujer por una amante joven; amó, no fue amado; y su vida acabó en un desastre”, escribe el autor de Lolita nada más comenzar las páginas de Risa en la oscuridad. Y así como al personaje del norteamericano, algo parecido le ocurre a Marín Circoel protagonista de la novela recién publicada por Rodrigo Cortés (Orense, 1973). Y no porque Martín se enamore de una más joven sino porque, como Albinus, enceguecerá; lo perderá todo. El final de ambos será terrible. Y eso es lo que importa: descubrir cómo llegan hasta ahí .

Sí importa el modo en que un hombre se hunde, la novela escrita por el cineasta gallego y publicada ahora por el sello Delirio, es cruel e inteligente, jocosa a la vez que poética… Es  una historia que habrá de terminar en demolición. Martín Circo –sí, su apellido presagia el esperpéntico y pobre espectáculo- gana el premio más grande que se haya concedido jamás en un concurso de televisión: tres millones de euros en apartamentos, trajes, coches, obras de arte, equipos electrónicos. Nada de efectivo: sólo bienes.

Esta novela es una historia cruel e inteligente, una sátira, una tragedia contemporánea. 

Henchido de alegría en un comienzo, -¡es rico!- Martín Circo –un profesor de historia de la economía, que no economista- descubrirá no sólo que no posee nada, sino que tendrá que liquidar lo poquísimo que tiene para saldar la inmensa deuda que ha contraído gracias a su gaseosa fortuna (a veces la buena suerte puede ser mala). Se trata de una sátira, una tragedia contemporánea en la que nadie –ni siquiera los premiados- resultan vencedores. ¿Una novela ideológica? ¿Acaso sólo una crítica al capitalismo?¿De qué somos realmente dueños?, se pregunta uno al terminar de leer este libro.

Ya en la nota introductoria del libro Cortés pone al lector en antecedentes: la novela que tenemos en las manos es la versión enriquecida -mejor dicho, autónoma-, acaso algo más arbitraria y narrativa, de Concursante, su primer largometraje. Sea como fuere, con este libro, Rodrigo Cortés se reafirma como lo que es: una mente brillante e inquieta. No en vano, de pequeño, quería ser escritor, pintor, músico... Terminó haciéndolo todo a la vez en el cine, el registro por el que le conoce la mayoría, aunque él sea mucho más que todo eso junto.  Porque en el fondo, y como  dice Nabokov, “en la vida de un hombre, los detalles siempre se agradecen”. Y éste es el caso. Sobre ése y otros temas conversa Rodrigo Cortés en esta entrevista con Vozpópuli.

"Muchas personas han interpretado esta novela como si fuera una proclama anticapitalista; y no lo es".

-En esta novela nadie gana, ni siquiera llevándose el premio más gordo.

-Es lo que ocurre cuando vas a un casino y las normas están amañadas. Muchas personas han interpretado esta novela como si fuera una proclama anticapitalista; y no lo es, en absoluto.

-Que su personaje, un profesor de historia de la economía, diga que La Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero es el libro para niños más leído de la historia, tiene tela.

-Ésa es, cualquier caso, la posición de Martín Rico, el protagonista, al comienzo de la historia.

-¿Y entonces?

- Si quisieras defender el capitalismo desde un punto de vista natural o compararlo con el funcionamiento de la naturaleza, podrías encontrarle algún sentido: gente combatiendo despiadadamente entre sí, con la intención de que sea el más adaptado o el más fuerte el que prevalezca por encima del resto. Pero eso no ocurre, porque como en algunos casinos, las reglas están amañadas, por eso nadie gana. De eso va la novela.

- El título por sí solo traza una idea clara de la demolición. Una historia pesimista contada con infeccioso humor.

-Es la historia de un hundimiento y sólo queda elegir de qué manera te vas a hundir.  

-En el prólogo señala la relación que hay entre esta novela y Concursante, su primera película. Ambos ocurren en 2006. ¿Visionario acaso?

-Esta historia comenzó a escribirse mucho antes, en el 2004. Sin embargo, cuando la película se estrenó, fue recibida sin interés. Sus tesis se consideraban, si no aberrantes, al menos, absurdas. Sólo dos años después, la gente comenzó a hablar de eso.

-En el fondo, la novela y la película siguen siendo una anticipación.

-Llegar a los sitios tres años pronto se parece mucho a llegar tres años tarde.

-Usted dice que no, pero tanto el desgraciado Martín Circo como Edmundo, este hombre que se convierte en la conciencia del protagonista, terminan por apuntarse en el bando de quienes militan contra el capitalismo…

-Más que ir en contra del capitalismo, van en contra del sistema financiero, que es mucho más antiguo que el capitalismo. Si algo cuestiona la novela es la generación de dinero a partir de la deuda y eso es algo que sucede en la civilización occidental desde hace siglos.

"Si algo cuestiona la novela es la generación de dinero a partir de la deuda".

-La culpa  -la que entraña Martín al no saber qué firma o que Hacienda iría a por él tras su flamante premio- es un motor que acelera la caída y que recuerda al “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”.  

-La culpa es el arma de manipulación más efectiva. Es la forma perfecta de golpear a la gente y hacerle sentir responsable de consecuencias de las que no son ellos la causa.

-Sus personajes tienen algo de Gregorio Samsa. No pueden intervenir en lo que les ocurre. No es que sean perdedores, es que no luchan.

-Sí, le ocurre a Martín.  Eso contradice la idea del arco que debe dibujar un personaje, que debe salir fortalecido de todo cuanto le ocurre. En cambio en Sí importa el modo en que un hombre se hunde es una autopista vertical, una caída imparable. Lo realmente progresivo en esta historia es la lucidez que adquiere Martín Circo en ese modo doloroso en el que cada vez es más consciente de su propia mediocridad y su propia futilidad; lo innecesario de sí mismo. Es un personaje muy poco recomendable, muy poco proactivo. Dista mucho de ser un héroe. Nointerviene hasta que no tiene el agua al cuello y cuando lo hace, nunca es cogiendo las riendas.

-El libro está construido en una serie de etapas, un despeñadero: choque, negación, ira, negociación, depresión, aceptación, muerte… Termina con un apéndice, algo que parece una nota al margen: el record de aplausos continuados; la mujer más longeva que dice espera poco del futuro … ¿Un regalo envenado, cierto?

-El apéndice funciona como los aplausos al final de un largometraje. Si éste fuera el final de una película, sería algo así como un final con aplausos. Veríamos a alguien morir en la nieve.

"Martín Circo es un personaje muy poco recomendable, muy poco proactivo".

-Menos mal que spoiler lo hace usted. ¡Martín Rico muere como Robert Walser! ¿En exceso solemne para alguien como él no?

-Es que si hablamos de Kafka, es imposible no derivar hasta Robert Walser. Tiene algo de Walser y termina muriendo como él.

-Pero es que eso es demasiado solemne para él… ¡y para usted!

-De ahí los aplausos.

-Usted rehúye de los compartimentos, igual escribe una novela como un guión. No lo hace de prestado –dijo alguna vez-. ¿Cómo se sintió escribiendo una novela?

-Fue muy natural. Lo primero que hice en mi vida fue escribir. De pequeño quería ser pintor, después quise ser escritor. Nada me interesaba más que la literatura, escribía relatos y se los vendía a mis amigos…

-¡Tenga cuidado! Vargas Llosa asegura que, en el Leoncio Prado, vivía de escribir cartas de amor a las novias de sus amigos, que le pagaban por escribirlas.

-Eso lo hice también…

-¡A lo mejor y le dan el Nobel!

-¡No, no! Si ocurre será porque robe el descubrimiento de alguien.

-Pero bueno, a lo que íbamos: literatura y cine…

-La escritura literaria y cinematográfica no son, ni mucho menos, primas hermanas. Ni en lo técnico, ni en lo formal, ni siquiera en la capacidad expresiva. El cine es un medio poderosísimo para la divulgación pero no para la profundización. Además, la escritura cinematográfica es muy sucinta y permite una gran concisión. Casi todo lo que se publica hoy en literatura son guiones no confesos. La literatura está menos relacionada con lo que sucede con cómo sucede.

"La escritura literaria y cinematográfica no son, ni mucho menos, primas hermanas".

-En literatura, hay gente que sólo se sostiene con el estilo.

-Sí sin duda. Lo que ocurre es que en el cine a la gente le interesa saber qué ocurre, mientras que en la literatura supone adentrarte en un mundo de resonancias en el que percibes determinados sonidos, olores, sensaciones y sales impregnado de todo eso. La mayoría de las veces, la mejor literatura es imposible de llevar al cine. En una película todo el mundo tiene algo qué decir del final, en una novela no, porque lo verdaderamente importante es el viaje. El cine es una experiencia compacta, que nace y muere; y en un libro es tan importante la primera noche en que te sientas a leer como la segunda.

-¿Y las series? Hay una idea generalizada de que son una nueva versión de la literatura.

-Es que las series son distintas porque sí permiten la profundización, un muy superior desarrollo de personajes…

-Pero por qué el entusiasmo: ¿es realmente 'nuevo' este fenómeno?

-Repetimos las cosas como si estuviesen labradas en mármol. Cuando la gente dice ‘ahora el verdadero talento está en la televisión’, en realidad se refiere a un tipo de televisión.  El 90% de la tele que se hace en Estados Unidos es basura, como en cualquier aspecto de la vida. Creo que hemos caído en una especie de fiebre llamada guionismo. HBO no sólo no es televisión, sino aquello por lo que la gente está dispuesta a pagar para no ver televisión. Las series tienen mucho más que ver con los personajes que con las historias.

-¿Sería incorrecto leer Sí importa la manera en que un hombre se hunde en clave justiciera?

 -Algunas personas cuando vieron Concursante, le dieron esa interpretación. Pero al final, terminó como una  película de culto, como se llama a las películas que no ve nadie. Ésta no es una novela para leer con un palestino y un adoquín en la mano. Es una novela pre-ideológica. Tiene mucho más que ver con el cuestionamiento de uno mismo que con el cuestionamiento del entorno.

Sí importa el modo en que un hombre se hunde


Digámoslo de una vez: es una magnífica novela… que no lo pretende. Rodrigo Cortés no 'ha puesto' cara de escritor para ejecutarla. Confeccionada con elegancia y puntería, llena de humor, poesía y mala baba, Sí importa el modo en que un hombre se hunde, es la apuesta literaria de Cortés, quien con éste publica su segundo libro. El primero, también editado por Delirio, se llamó A las tres son las dos, un pequeño volumen que mezcla el aforismo, la greguería o el minicuento yque adquiere continuidad poética en esta primera novela. Cineasta insensato, por pura ignorancia,  dice él, Rodrigo Cortés es el autor de una obra cinematográfica inteligente, diseñada con belleza y precisión. Fulminante en las frases breves y los cortometrajes -Yul (1998) y 15 días (2001)-, Cortés asombró con su primer largometraje Concursante. El segundo, Buried, pegó todavía más fuerte: un hombre que se despierta bajo tierra en un viejo ataúd de madera; para sobrevivir sólo tiene un móvil con esacasa batería. Como suele ocurrir con sus personajes –a quienes les controla, siempre, una fuerza desconocida-, no se sabe quién lo ha puesto ahí y muchísimo menos por qué. Su siguiente filme, Luces rojas, reunió a Cillian Murphy, Sigourney Weaver y Robert de Niro para convertir la percepción en magnífico infierno. ¿Su más reciente aventura? La producción de Grand piano, dirigida por Eugenio Mira y protagonizada por Elijah Wood.

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