La noticia cayó como una sombra tristísima en la mañana de este jueves. El escritor Leopoldo María Panero murió la noche del miercoles, en la unidad psiquiátrica del Hospital Rey Juan Carlos I de la capital grancanaria. La causa, un fallo multiorgánico.El periodista Luis Alemany sólo ha necesitado tres líneas para explicar lo que esta muerte ha hecho con nosotros: “Se ha muerto Leopoldo María Panero, se han muerto nuestro Peter Pan, nuestro Artaud, nuestro loco, nuestro intocable, nuestro monstruo”, escribió el periodista de El Mundo.
Novísimo él también –como la recién fallecida Ana María Moix formó parte de la antología de José María Castellet -, Leopoldo María Panero creció en una una familia volcada en las palabras. Poeta fue su padre Leopoldo Panero, su hermano Juan Luis Panero, y su sobrino Juan Panero. Hijo de la escritora y actriz Felicidad Blanc, era también hermano de «Michi» Panero.
Poeta maldito y marginado, estaba tutelado en régimen abierto en el Hospital Psiquiátrico Insular de Las Palmas de Gran Canaria (hoy Juan Carlos I) o como él lo llama en una de sus obras «el manicomio del Dr. Rafael Inglot». Nacido en Madrid, el 16 de junio de 1948, suyos son los poemarios Por el camino de Swant, este fue el primero, publicado en 1968; también de Así se fundó Carnaby Street (1970), Teoría (1973) y otras muchas de carácter autobiográfico, entre ellas una antología poética en 2003, con la que obtuvo el Premio Estaño de Literatura.
"Amigo Leopoldo María Panero, siempre has sido un extraordinario poeta, fiel y amigo de tus amigos. Allí donde estés que sepas que te echaremos de menos", indica el comentario que la editorial Huerga y Fierro ha colgado hoy en Facebook, que finaliza con un "Te queremos. Descansa en paz".
Escritor desde muy pequeño, estudió Filosofía y Letras, que abandonó en segundo curso en protesta contra el "conocimiento formal" y "sin conexión", y desde que cumplió los 19 años ha vivido en varias etapas recluido en hospitales psiquiátricos, entre ellos varios de Madrid y el de Mondragón (Guipúzcoa), donde permaneció 10 años.
“Fui una culebra deslizándose/ por la ruina del hombre, gritando/ aforismos en pie sobre los muertos, atravesando mares de carne desconocida/ con mis logaritmos”, escribió en el poema El Loco. Panero, que “vivió los blancos de la vida, sus equivocaciones, sus olvidos” ha apagado la luz. Hoy, en la oscuridad sus lectores le recuerdan.
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