El poeta catalán Pere Gimferrer ha antepuesto la lectura a la de la escritura, porque considera que sin ser un buen lector no se puede ser escritor; y, además, se ha mostrado en "muy en contra de sacralizar el soporte" a la hora de leer. Gimferrer, quien estuvo en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) para impartir el curso "Qué es ser lector. Qué es ser escritor", ha cortado por lo sano en lo que a formatos respecta: "es igual el texto en tableta, en digital, en manuscrito o en impreso de Gutenberg", porque, a su juicio, lo verdaderamente importante fue el "momento lejano" en el que se produjo el paso de lo oral a lo escrito.
El Premio Nacional de las Letras (1998), académico y director literario de Seix Barral ha reflexionado sobre el lector, como aquel que lee no para interesarse por un argumento si en sus manos tienen una novela, por por un detalle si se trata de un poema; sino los que leen para apreciar los rasgos estilísticos de una determinada obra."En su manifestación óptima el lector llega a ser escritor", ha enfatizado Gimferrer y ha señalado como mejor ejemplo de esta aseveración a Jorge Luis Borges, "con sus virtudes y sus defectos".
Según Gimferrer, el literato argentino "no era ni el mejor lector posible, ni el mejor escritor, aún siendo bueno en ambos casos", pero se convirtió en un gran escritor porque supo leer en el sentido literario. Para el autor de Arde el mar, ser lector literario equivale a descubrir intuitivamente que la literatura consiste en una organización estilística de las palabras, las oraciones o los sintagmas.
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