Comienza a sonar incluso antes de escucharlo; y lo hace con unos versos de Juan Ramón Jiménez incluidos en el libro Sonetos espirituales y que aparecen impresos junto al CD a la manera de una bienvenida. Porque el color vibra como las cuerdas de un piano; y todo en este disco busca la luz. Se trata de Aura, el tercer álbum de la joven pianista Judith Jáuregui (San Sebastián, 1985), quien ofrece un recital en Madrid el próximo 21 de octubre en la sede de la Fundación BBVA.
Franz Liszt, Claude Debussy y Frederic Mompou, tres compositores, tres nacionalidades y tres momentos históricos unidos por una misma estética: el impresionismo. Tras un primer album homenaje a Alicia de Larrocha en Para Alicia, inspiración española, este disco de Jáuregui se convierte en el segundo lanzamiento de BerliMusic, sello discográfico concebido por la propia artista, reconocida como una de las exponentes más prometedoras dentro de la nueva generación de intérpretes clásicos españoles.
Judith Jáuregui es reconocida como una de las más prometedoras intérpretes de una nueva generación de músicos españoles.
Formada en el conservatorio de San Sebastián, Judith Jáuregui debutó a los 11 años. Sin embargo, su relación con la música es anterior. Comenzó con el violín, cuenta, un instrumento del que se alejó –en parte- por la desafortunada ocurrencia de una profesora que la amenazaba con cortarle los dedos si no tocaba correctamente. Terminó entonces dedicándose al piano.
Tras formarse con Claudio Martínez-Mehner, completó un postgrado en el Conservatorio Richard Strauss de Munich, donde trabajó con el maestro ruso Vadim Suchanov. Con apenas 29, Jáuregui se reconoce como parte de un nuevo grupo de músicos e intérpretes clásicos capaces de acercar la música a la gente. “Hay una nueva generación de intérpretes clásicos que estamos rompiendo moldes, somos mucho más cercanos”, asegura.
-Es curioso que una artista tan joven apueste por un sello propio para dar a conocer su música.
-Berlie es un juego de palabras con la idea de ser libre. Lancé el sello con el homenaje a Alicia de la Rocha. Tenía oportunidad de grabar con dos discográficas pero lo que me ofrecían y las condiciones a las que me ataban eran extremas. Las discográficas están en una situación muy crítica, y en el caso de los jóvenes intérpretes, las condiciones son muy duras. Viendo el panorama, y luego de haber hecho varias cosas, me decidí a crear el sello. Un año y medio después, me di cuenta de que tomé la dirección correcta.
"Las discográficas están en una situación muy crítica, y en el caso de los jóvenes intérpretes, las condiciones son muy duras".
-Aura tiene una apuesta musical muy específica. ¿Es este el repertorio con el que se siente más cómoda?
-Soy romántica. No lo puedo evitar. Me tira mucho la vertiente final de Beethoven, Schubert y de ahí todo el romanticismo alemán: Schuman, Brahms. También tengo una vertiente muy impresionista. Esta música le he tocado desde que tengo 11 años. He crecido entre música romántica y música impresionista. Eso no quiere decir que no valore un Mozart, que es un gran ejercicio técnico, musical y artístico. Es muy simple pero la dificultad está en esa simplicidad, en no parecer un niño con una sonata que es un juego de niños o seguir siendo niño tocando de mayor, porque la frescura de Mozart es muy difícil conservarla pasados unos años.
-¿Su impronta es alemana o rusa?
-Más bien rusa. Es cierto que estudié en Munich, con Vadim Suchanov, quien tenía 25 años en Alemania y se había germanizado de alguna manera. Pero sí, el romanticismo alemán me llama muchísimo. Es un torrente de pasión y serenidad, como Brahms, que es el gran clásico romántico.
"Aura es un disco para escuchar tranquilamente, para un momento de paz y encuentro con uno mismo".
-¿Qué se va a encontrar la gente en Aura?
-Aura es un disco para escuchar tranquilamente, para un momento de paz y encuentro con uno mismo. Para escuchar en soledad. El universo musical que abarca nos lleva a recogernos. El poema de Juan Ramón Jiménez que he incluido tiene todas las palabras de esta música: el color oro o la desnudez, porque esta música te desarma…
-¿La música clásica sigue siendo lejana para la gente?
-Siempre ha habido un halo elitista en la música clásica y eso ha generado un cierto rechazo entre quienes no la entienden. Pero creo que la música no hay que entenderla, sino sentirla. Porque sentir, lo hacemos todos. Todos estamos capacitados para sentir la música, solo hay que dejarse llevar. Creo que la nueva generación de intérpretes clásicos estamos rompiendo moldes, somos mucho más cercanos a la gente.
"Creo que la nueva generación de intérpretes clásicos estamos rompiendo moldes, somos mucho más cercanos a la gente".
-Debutó con 11, ahora tiene 29. ¿Qué balance hace después de tres discos?
-Estoy al comienzo de una carrera que, espero, sea muy larga. Este disco me ha hecho aprender muchísimo. Ha sido una gran experiencia. Si realmente estás dispuesto a escuchar a los demás y escuchar a tu productor, experiencias como esta son muy enriquecedoras. Supone una dosis importante de humildad. Yo, con 29 años, siento que todavía tengo absorber.
-¿Descarta la composición?
-Ni tengo talento ni estoy formada para componer. Soy intérprete, no compositora. Es como si le preguntaras a un actor si quiere ser guionista. Tengo muy claro lo que soy: desde los once años soy intérprete, mi día a día es estudiar y crecer. Y si sigo, en los próximos 40 años será lo mismo.
-¿Cómo está el panorama actual de la interpretación clásica?
-Tenemos ahora una generación brillante de jóvenes intérpretes. Siempre ha habido gente talentosa, pero eran como flores. Ahora hay un ramo: celistas, pianistas, cantantes. Estoy muy orgullosa de pertenecer a esta generación.
"Siempre ha habido gente talentosa, pero eran como flores. Ahora hay un ramo"
-¿Es un movimiento espontáneo o el resultado de una mejor formación, o unas políticas públicas?
-Ahora hay unos conservatorios superiores muy buenos en España. La gente viene a estudiar aquí. Yo me fui, porque en mi carrera y en toda formación, es necesaria una experiencia con otras culturas. España goza de buena salud en la educación musical. Ahora… si nos metemos en educación infantil musical sí habría que dar una vuelta. La flauta ya no es suficiente. La música nos hacer ser mucho más sociales, nos estructura la mente. La música ayuda muchísimo a las matemáticas, por ejemplo. Si se le diera más importancia a la música en las escuelas sería provechoso para todos.
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