Gerard Mortier ha hecho una pausa en su tratamiento para curar su cáncer de páncreas y ha vuelto este miércoles a Madrid para presentar los avances en el del montaje del que él mismo define como uno de sus proyectos más personales desde que en el Teatro Real: el estreno mundial de la versión operística de Brokeback Mountain. Junto a él ha estado el compositor de la misma, Charles Wuorinen, quien ha señalado que el montaje no tiene "nada que ver" con la película de Ang Lee, y sí con el relato original de Annie Proulx, que sigue la relación homosexual de dos vaqueros a lo largo de 20 años.
El proyecto es un viejo anhelo de Gerard Mortier estaba. Había pensando en llevarlo a la realidad en 2007, durante su época al frente de la Ópera de Nueva York. Pero el proyecti se frustró. Al ser detinado al Real, el belga pensó que el coliseo madrileño no era buen lugar para una historia "tan americana". Tras hablar con la autora del relato, Annie Proulx, muy crítica con la forma en la que la película había dulcificado una historia de amor homosexual en un contexto rural opresivo, y coincidieron en que lo que contaba era "universal".
"No es solo la pasión entre dos hombres, sino una historia de amor que dura 25 años y en la que uno resulta ser un homófobo que, muy al final, comprenderá que lo sucedido no solo fue sexo sino un gran amor", dijo Mortier, ahora asesor del coliseo madrileño. Propuso a Wuorinen (1937), autor de más de 270 composiciones, que escribiera la música, porque pertenece al grupo de compositores más cercanos a la tradición europea. Es "un gran adepto de la dodecafonía", en la línea de Shönberg o Berg, autor de música sinfónica y de cámara y de obras como Haroun and the Sea of Stories, basada en una novela de Salman Rushdie. "Será un estreno difícil, pero tengo una gran ilusión", confiesa Mortier, que no ha querido desvelar prácticamente nada de la dirección escénica, encargada al belga Ivo van Hove, debutante en el Real.
¿Polémica enterrada?
"A más de uno le gustaría verme muerto" ó "Lassalle me detesta" fueron sólo algunas de las frases que Gerard Mortier profirió al enterarse de su relevo oficial por Jordi Matabosch, hasta ahora director del Liceo. En este asunto, la verdad, nadie estuvo especialmente fino. Hace unos días, el todavía director del Teatro Real prácticamente había amenazado a la junta directiva del coliseo cuando afirmó en el diario El País que, si no se atendían sus indicaciones sobre los candidatos a sucederle y la Secretaría de Cultura optaba por un español, él no esperaría a 2016 y se iría. Evidentemente, la Junta Directiva le tomó la palabra y le sustituyó.
Unos días más tarde, para amainar las aguas, el presidente del Patronato del Real, Gregorio Marañón, y su director general, Ignacio García-Belenguer, anunciaronnombramiento de Gerard Mortier como asesor artístico de la institución por tiempo aún sin concretar. ¿Seguirá entonces desde este puesto proponiendo Mortier proyectos? A juzgar por esto, salta a la vista que sí.
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