Cultura

Damas Gratis: el grupo de gueto que fascinó a Maradona, Calamaro y Néstor Kirchner

No ha generado apenas ruido mediático, pero será una de las mejores giras del año que viene: los cumbieros argentinos Damas Gratis actuarán en la sala Apolo de Barcelona (26

No ha generado apenas ruido mediático, pero será una de las mejores giras del año que viene: los cumbieros argentinos Damas Gratis actuarán en la sala Apolo de Barcelona (26 de abril) y en la madrileña La Riviera (día 28). Se trata de una banda verdaderamente legendaria, surgida de las villas miserias de Buenos Aires para conquistar el corazón de millones de fans de la música popular en castellano.

Maradona acudía a sus conciertos, Calamaro colaboró con Pablo Lescano en “Las tres marías” y Néstor Kirchner salió defender la cumbia villera de quienes la describían como un problema criminal en vez de como crónicas cantadas de un país roto en pedazos por la desigualdad extrema. Su público no puede ser más popular: la última vez que tocaron en Madrid, en una extinta sala de la calle Hilarión Eslava, dieron un pase el sábado noche y otro el domingo por la tarde titulado “Especial domésticas”, ya que es el único día que tienen libre las 'internas' latinas de los grandes pisos de Argüelles.

Un momento del show que ayuda a comprender al grupo: cuando la cosa se calienta, Lescano arenga al público al grito de “El que no salta es un cheto”, que podemos traducir por “pijo el que que no bote”. Esto responde el artista cuando le pregunta la prensa: “Sinceramente lo que yo hago es subir al escenario y tocar cumbia. El que quiera escuchar que escuche, el que quiera venir que venga. No soy tan retorcido. Nosotros hacemos música para el pueblo, y el pueblo abarca todo”, réplica, recurriendo a una incluyente y evasiva lógica peronista. Lo importante es que un concierto de Damas Gratis es uno de los pocos lugares de este mundo donde ser pijo no mola, sino todo lo contrario.

¿En qué posición se encuentra ahora el grupo? Tienen estatus de clásicos absolutos, ademas de ser capaces de seguir escribiendo clásicos como “No te creas tan importante” y “Me vas a extrañar”, junto a la espléndida cantante Viru Kumbieron. El último éxito del grupo, “Perrito malvado”, junto a la joven estrella L-Gante -y con Marita Lescano, su hija-, no llega a esa altura artística de los dos anteriores, pero ya acumula más de 54 millones de vistas, solo en Youtube.

En sus conciertos, Pablo Lescano arenga con frases como 'El que no salta es un cheto' (pijo), aunque gran parte de su público es de clase alta

Pablo Lescano agradeció el parón de la pandemia, ya que desde que se inició el proyecto Damas Gratis trabajó tan duro que nunca tuvo más de quince días de descanso. El grupo es tan demandado en directo que cuesta incluso encontrar huecos para grabar. Y cuando lo hace le persiguen los fans. Lo ilustra a esta anécdota sobre “Perrito malvado”, que grabó en la casa de L-Gante, que rodearon los devotos de ambos artistas. Lescano terminó dando un concierto de diez canciones para 200 personas en el barrio de L-Gante, en plena pandemia.

Damas Gratis, el sonido del pueblo

Pongámonos en antecedentes. A lo largo de 2007, el 30% de las ventas totales de música grabada en Argentina fueron discos de cumbia villera. Hablamos de un subgénero de lo más elemental: cumbia de toda la vida tocada con instrumentos baratos y letras que exponen los conflictos y alegrías de los barrios más pobres. El fenómeno se construye desde abajo y con sudores: los artistas pueden llegar a tocar de cuatro a nueve miniconciertos de unos veinte minutos por noche en diferentes "bailantas" (sitios para bailar). Damas Gratis son el grupo emblemático. "Funcionamos como los discjockeys: tocamos un minuto de cada canción, en cuanto vemos que la gente se aburre pasamos a otra", explica Lescano. Villas tras villa, podíamos llegar a actuar para 15.000 personas cada fin de semana.

Pablo Lescano es uno del los artistas más queridos de Argentina. Se ganó al público con su humilde honestidad. En programas de máxima audiencia, repasa su vida rodeado de coches caros e hijos ilegítimos (al menos cuatro de cuatro mujeres). Las cámaras entran a la casa donde vive con su madre. Ésta recuerda el día en que echó del salón a todos sus amigos y le obligó a inscribirse en una clínica de desintoxicación. Sus letras carecen de aspiraciones poéticas, pero tienen enorme potencia expresiva : "Nunca leo libros. Me cuesta incluso firmar autógrafos: prefiero dar la mano", ha explicado Lescano sin complejos. ¿Cuál es el origen de la cumbia villera? La destrucción del mercado laboral argentino. En noviembre de 1999, los jóvenes desocupados -de entre 15 y 24 años- duplicaban la tasa nacional de desempleo, alcanzando el 27%. Son la banda sonora de esa crisis y de alguna posterior.

Damas Gratis animan sus shows al grito de "arriba las palmas todos los negros". Luego se lanzan a cantar historias sobre "pibes chorros": delincuentes juveniles salidos de las villas . Lescano arrastra antecedentes penales y de récords como haber sido llevado a comisaría dos veces el mismo día (por posesión de armas y drogas). En la canción "Jala jala" narra el atraco a un banco y en "Los dueños del pabellón" describe un motín en la cárcel. Otro himno, "Quiero vitamina", es uno de los más coreados de sus conciertos. "Quiero tomar vitamina / me compro tres bolsas y estoy pila pila / de baile vengo, qué pedo tengo / no puedo caminar de tanto jalar". Por supuesto, su público corea directamente "cocaína" en vez de "vitamina". Es música popular y populista, hecha a medida de su audiencia, por algo el primer disco de Damas Gratis se titula Para los pibes (2000). Acudir a sus conciertos en 2022 será como disfrutar la mutación albiceleste de los raperos gángsters NWA.

Cumbia en la Casa Rosada

El que quiera escuchar que escuche, el que quiera venir que venga. No soy tan retorcido. Nosotros hacemos música para el pueblo, y el pueblo abarca todo”, réplica, recurriendo a una lógica evasiva e incluyente, típica del peronismo. Lo importante es que un concierto de Damas Gratis es uno de los pocos lugares de este mundo donde ser pijo no mola, sino todo lo contrario.

La enorme popularidad del género obligó a posicionarse a los políticos: Alberto Fernéndez en contra, Néstor Kichner a favor

Muy pronto la cumbia villera incomodó a cierto sector de la élite argentina. En julio de 2001, el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), organismo de control de medios de comunicación, expresó su oposición al género y presionó a radios y televisiones para que frenasen su difusión. En un comunicado oficial, denunciaban que "las letras hacen alusión directa y explícita a hechos de violencia, que en algunos casos se refieren a menoscabar o enfrentar a la autoridad policial, también mencionan el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, asociándolo con un estado de bienestar, o de sustancias tóxicas, vinculándolas con lo placentero o lo positivo".

Como era de esperar, estas reflexiones no hicieron más que avivar el fuego, dando más publicidad y credibilidad callejera al género. El organismo puso por escrito una serie de pautas para el análisis de las canciones. El programa televisivo Pasión Tropical, principal, apoyo del género, se vio obligado a interrumpir sus emisiones por un breve período y luego volvió a emitirse con la condición de respetar los límites impuestos por el Comité.

No acaba aquí la historia. La enorme popularidad del género obligo a tomar partido a muchos políticos. Alberto Fernández, actual presidente del país, se puso contra este estilo musical al declarar que que "la cumbia villera refleja un modus vivendi vinculado con el elogio del delito". El comentario le convirtió en blanco de muchas burlas, tanto en la calle como en los medios de comunicación. De hecho el presidente de la nación, Néstor Kirchner, le desautorizó afirmando públicamente "banco la cumbia villera" (“banca” es “apoyar”). El secretario de Cultura, Torcuato Di Tella, también se enfrentó a Fernández y añadió que, con el criterio de su colega, se podría culpar al famoso tango "Cambalache" de estimular el robo, cuando "en realidad constituye una protesta contra la inmoralidad". Los viejos debates nunca mueren , pero el público sabe distinguir perfectamente qué música está viva y cuál no.

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