El miedo de quienes se enfrentan a una película de superhéroes sin ser seguidores del árbol genealógico de los personajes nacidos en los cómics siempre es el mismo: perderse en el entramado de historias, personajes, idas y venidas. La misma sensación que uno puede notar antes de entrar en la sala de cine a ver uno de los títulos más esperados para los más cafeteros: Deadpool y Lobezno, que acaba de llegar a los cines.
Para los despistados, esta nueva película de Marvel Studios cumple el deseo de ver juntos en la pantalla al mercenario y antihéroe Deadpool (Ryan Reynolds) y a Lobezno (Hugh Jackman), el X-Men más querido. Ambos forman un equipo dispuesto a acabar con el enemigo que tienen en común, aunque no por los mismos motivos, lo que será el motor de mucha de la sangre que se ve en el cine. En las dos horas que dura esta película, dirigida por Shawn Levy y escrita por él mismo junto a Rhett Reese, Ryan Reynolds, Zeb Wells y Paul Wernick, ocurre de todo aunque la trama no es especialmente compleja, y el punto fuerte se encuentra en las sorpresas que no se deben desvelar.
Aquí hay violencia a raudales. Deadpool y Lobezno no está recomendada a menores de 18 años, a pesar de que estas historias puedan parecer solo cuentos inocentes y de haber llenado salas estadounidenses con niños. Los amantes de los superhéroes que cuentan con un lustro de vida y aguantan películas no están invitados a esta fiesta sangrienta que no escatima en cuchilladas, disparos, sablazos y otras imágenes que coquetean con lo gore, incluso aunque la mayoría de los agredidos terminen regenerándose.
Si bien aquí hay mucha sangre, lo más abundante no son los combates cuerpo a cuerpo, sino los chistes, de todos los colores y tamaños, tanto para el público experto y amante del género que no escatima en carcajadas -como ha podido comprobar esta redactora de Vozpópuli en el pase de prensa- como para los menos iniciados. La violencia, pues, no está reñida en esta película con mucha irreverencia, mucha coña, mucha broma y chistes que juegan a acercarse demasiado a la línea roja e incluso a pisarla directamente. Tampoco importan esos chistes internos, incluso a pesar del abuso del "fan service", porque el nivel básico de diversión está asegurado.
Deadpool y Lobezno: coreografía perfecta
Deadpool y Lobezno es una película muy gamberra, socarrona, irónica y políticamente incorrecta que guarda su mayor baza en la manera en la que se complementan los personajes protagonistas, con unas interpretaciones ganadoras por parte de una pareja de actores con mucha química. Ellos, de hecho, se encargan de tapar y ocultar las mayores deficiencias de esta película, que precisamente se encuentran en las escenas de acción. Sin embargo, esto no parece importar cuando la coreografía de la diversión es casi perfecta.
Si hay algo que los cines necesitaban es, precisamente, hacer pasar un buen rato, hacer que merezca la pena la entrada y el tiempo invertido, y sin lugar a dudas este título lo conseguirá sin complejos. No es una película para todos los públicos, y es cierto también que no todos disfrutarán por igual, pero todos los espectadores disfrutarán en al menos dos o tres ocasiones con los chistes o las gracias.
Es la enésima película de superhéroes, cierto, y la propuesta parece rizar el rizo, también, pero hay que decir que es divertida, incluso para quienes van de acompañantes, que no se reirán siempre ni las pillarán al vuelo, pero acompañarán en el clamor general de la sala de cine. Ahora la duda es si Marvel seguirá esta senda en futuras películas o si se trata tan solo de un homenaje y una parodia.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación