Dice el refrán que las segundas partes nunca fueron buenas y, sin embargo, llenan los cines. Si uno echa un vistazo a los resultados de la taquilla de las últimas semanas comprobará que los cines se han mantenido agonizando hasta que han llegado las sagas, franquicias y segundas partes. ¿Por qué gustan tanto? Un ejemplo: Del revés 2, la segunda parte de la genial idea de Pixar, obra maestra a la altura de las mejores producciones de este estudio, ya es la película de animación más taquillera de la historia en España, al superar los 30,6 millones de euros de recaudación desde su estreno el 19 de junio, es decir, en menos de tres semanas.
Sin embargo, esta no ha sido la película más vista del pasado fin de semana. De nuevo, una nueva entrega de una franquicia de animación, Gru 4. Mi villano favorito, ha sido la película más vista en su fin de semana de estreno en España, con un total de 2,9 millones de euros.
¿Qué ocurre en el resto de la lista? Hay que llegar hasta la quinta posición para dejar de ver segundas, terceras o cuartas partes. Un lugar tranquilo: Día 1, precuela de Un lugar tranquilo (2018), suma más de 400.000 euros y Bad Boys: ride or die, cuarta parte de la saga protagonizada por Will Smith, añade 228.000 euros de recaudación en las salas y se mantiene entre lo más visto desde su estreno hace ya un mes.
Tras una sequía generalizada -para muchos provocada por la ausencia de oferta, para otros por la llegada del buen tiempo y, para los más escépticos, una muestra del declive del cine en las salas- está claro que la gente busca títulos que le llamen la atención para ver películas en pantalla grande, ya sea como manera de huir del tórrido calor o bien porque el cine sigue siendo un lugar al que uno quiere regresar y, si es en familia -en referencia al público infantil que goza de tanto tiempo libre-, mejor.
Las sagas no terminan aquí. Ahora toca hablar de los títulos locales. ¿Qué ocurre en España? La taquilla global del cine español en esta primera parte de 2024 suma apenas 23 millones de euros, es decir, siete millones menos de lo que solo ha conseguido Del revés 2 en menos de un mes.
El listado de las más vistas está liderado por La familia Beneton (cuatro millones de recaudación y 622.000 espectadores), seguida por Ocho apellidos marroquís (3,2 millones y 483.000 euros) y Menudas piezas (2,5 millones de euros y 385.000 espectadores). Dragonkeeper, la coproducción entre China y España y la más cara del año en nuestro país -20 millones de euros de presupuesto- ha recaudado menos de dos millones, con apenas 290.000 espectadores.
Las franquicias en España
A la luz de estas cifras, parece que la taquilla de cine español vive un momento un tanto triste, al menos hasta que llegue un año más el mayor experto en sagas del país: Santiago Segura. Su fórmula familiar de Padre no hay más que uno desembarca en un verano en los cines dispuesta a aportar su grano de arena con una cuarta parte que -sorpresa- no aporta absolutamente nada a las tres anteriores, si es que aquellas tuvieron alguna relevancia más allá de la taquilla.
Una familia en la que la media de los hogares se puede sentir identificado -no tanto por el servicio doméstico del que gozan ni por la casa, como por el trajín de lidiar con niños y adolescentes- y unas situaciones inocentes y cándidas de enredo son la receta con la que Segura ha triunfado y promete triunfar un año más. Si en 2022 logró 15 millones de euros con su tercera parte; el verano de 2020, casi 13 millones con la segunda; y la primera superó los 14 millones. La tendencia es ascendente, por mucho que esto pueda extrañar.
De nuevo la misma pregunta. ¿Por qué gustan tanto las franquicias, las sagas y los nuevos episodios de historias que bien podrían haber acabado? Cuando uno de Del revés 2 se da cuenta de su genialidad, de la capacidad para lanzar guiños a los adultos al tiempo que divierte a los pequeños, de explicar con la precisión de un cirujano el complejo funcionamiento de la mente humana.
Sin embargo, como han comentado muchos -también esta redactora de Vozpópuli-, no parece que ofrezca nada original ni novedoso. En efecto, Pixar repite la misma fórmula que le dio éxito en su primera parte. Ahora el público, consciente y al tanto de aquellos aciertos que tanto le convencieron, por su novedad y su chispa, se entrega en los brazos de un diseño casi calcado al anterior, porque busca exactamente eso que le dio la primera película.
Las franquicias ofrecen lugares seguros a los que volver, incluso aunque uno sea consciente de que el factor sorpresa brillará por su ausencia. La historia, el contexto, el perfil de los personajes y la manera que tienen de relacionarse no es algo nuevo, sino que obedece a esa especie de pacto entre el espectador y los responsables de la producción, lo que en unas ocasiones se denomina algoritmo y en otras se concibe como el regreso a la genialidad.
Para alegría de quienes esperan las segundas partes con entusiasmo, este es su año. A las ya citadas se suman Joker 2: Folie à Deux, Gladiator 2 o Beetlejuice 2. Si a la rentabilidad que da una segunda parte de una película exitosa se suma la nostalgia como condimento, el éxito estará servido. ¿Se está exprimiendo demasiado la fórmula? El espectador tiene la palabra, pero lo cierto es que la supervivencia de los cines no debería quedar en manos de un puñado de franquicias, sagas y segundas partes.
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