Cultura

La Diada de 2012 que inició el 'procés' y silenció las protestas sociales al grito de u0022Independènciau0022

El 11 de septiembre de 2012 se produjo la primera gran manifestación independentista durante la celebración de la Diada

El 11 de septiembre de 2012 se produjo la primera gran manifestación independentista durante la celebración de la Diada. A la marcha asistieron 1,5 millón de asistentes según la Guardia Urbana y 2 millones, según los organizadores. Las crónicas la describieron como la manifestación más numerosa en la historia de Cataluña, por delante de la de 1977 en favor del Estatuto de Autonomía, y de la de 2010 en contra de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la reforma del Estatut. La marcha fue la primera de otras tantas manifestaciones independentistas masivas y fue un punto de inflexión por el que los gobiernos de la Generalitat apostaron por el independentismo.

El relato independentista marca en la sentencia del Tribunal Constitucional contra algunos de los artículos del Estatut su ruptura con el Estado. El victimismo, uno de los pilares de cualquier nacionalismo, triunfó y coló su discurso en otros sectores del resto de España: “la sentencia contra el Estatut de Cataluña empujó al pueblo catalán al independentismo”. La sentencia provocó editoriales conjuntos de doce diarios catalanes, y una multitudinaria manifestación en Barcelona el 10 de julio de 2010 con el lema "Som una nació. Nosaltres decidim" ('Somos una nación. Nosotros decidimos'), en contra de los recortes del tribunal. La casualidad quiso que al día siguiente, la selección española de fútbol ganara el Mundial de Sudáfrica y las calles de Barcelona se volvieron a llenar con miles de personas que festejaban la victoria.

Los que marcan la sentencia del Estatut como el inicio del ‘procés’ se suelen olvidar del año 2011, y de su modesta Diada, en la que, según la Guardia Urbana, asistieron unas 10.000 personas.  Esta relación causa efecto entre la sentencia y el independentismo tiene uno de sus talones de Aquiles en esta modesta marcha de 2011. ¿Qué pasó entre la sentencia del Estatut y esta débil Diada? Entre otras cosas, el movimiento 15-M que tuvo una gran representación en Barcelona con los indignados de la plaza Catalunya.

Un año antes, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero había empezado a hacer recortes en las cuentas públicas con la reducción de un 5% del salario a los funcionarios y con una congelación de las pensiones. En mayo de 2011, España tenía 4,18 millones de parados, de los que casi 600.000 eran catalanes. Las plazas de muchas ciudades comenzaron a llenarse de manifestantes que acamparon exigiendo reformas sociales y políticas: recorte de salarios a políticos, prohibición de rescates bancarios y devolución de los que ya se habían realizado, impuestos a las grandes fortunas, alquileres sociales, mayor control sobre el fraude fiscal...

Indignados del 15-M

En medio de la acampada, se celebraron elecciones municipales y algunas autonómicas, las últimas antes de los "alcaldes del cambio" herederos en gran parte del malestar del 15-M. En la Comunidad y en el Ayuntamiento de Madrid el PP volvió a sacar mayoría absoluta con Aguirre y Gallardón. Mientras que en Barcelona Xavier Trias (CiU) fue el más votado. Tras casi dos semanas, los manifestantes que habían acampado en la céntrica plaza Catalunya fueron desalojados a la fuerza por “motivos de salubridad” y ante una posible celebración de los aficionados del Barça que al día siguiente jugaban la final de la Champions. 

El desalojo del 27 de mayo provocó 121 heridos, 37 de ellos mossos y fue muy criticado en la prensa por su dureza. La policía catalana arrastraba varias denuncias de torturas y brutalidad y el conseller de Interior de la Generalitat, Felip Puig, (Convergencia) ya era caricaturizado, por el programa satírico de TV3, Polònia, como un bestia armado siempre con un bate. Sin embargo, estos heridos nunca fueron considerados mártires catalanes como sí lo serían los del referéndum  del 1 de octubre de 2017. 

Unos días más tarde, el 15 de junio de 2011 se sometían a votación los Presupuestos en el Parlament en los que Artur Mas volvería a dar un profundo tijeretazo, y cientos de indignados protestaron frente al Parlament, con algunos  incidentes violentos rodeando a los diputados, con insultos, y escupitajos. El propio Artur Mas tuvo que llegar en helicóptero y posteriormente habló de kale borroka. A Quim Torra, estos actos le recordaron a Tejero, y el conseller de Interior Felip Puig lo calificó como golpe de Estado.

Los presupuestos de Mas, que recortaban un 10% el gasto, fueron aprobados con la abstención del PP. A final de año, Mariano Rajoy consiguió llegar a la presidencia con los 186 escaños de la última mayoría absoluta que ha habido en España. En esas elecciones generales, en Cataluña se registró el mismo batacazo del PSOE que en el resto de España. Los socialistas perdieron 11 escaños que se repartieron CiU, todavía no independentista que consiguió seis escaños más (16); el PP que pasó de 8 a 11; e Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa que pasó de uno a tres. ERC repitió su modesto resultado anterior con 3 escaños, y perdió casi 50.000 votos. De nuevo estos comicios hacen dudar del argumento de la sentencia del Estatut como inicio del procés.

Diada masiva de 2012

Durante 2012, Mas seguía pidiendo un pacto fiscal similar al concierto vasco, al que Rajoy se negó. Y llegó la Diada que superó todas las expectativas de participación. La manifestación de 2012, bajo el lema "Cataluña, próximo Estado de Europa" fue la primera convocada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Esta entidad, fundada unos meses antes y presidida por Carme Forcadell acabó siendo junto a Òmnium Cultural uno de los motores del procés, y un elemento de presión que atemorizaba a los políticos que se desviaban de sus dictados. Nunca votados por nadie se arrogaron la voz del pueblo y también eran utilizados por los políticos independentistas como el ejemplo de la “voluntad de Cataluña”. 

La negativa de Rajoy de conceder el pacto fiscal fue utilizada por Mas para convocar unas elecciones, en las que no supo medir su posición y perdió 12 escaños, mientras que ERC pasó de 10 a 21 asientos en el Parlament. Siguió la consulta del 9-N y los sucesivos adelantos en las elecciones autonómicas a las que daban un sentido plebiscitario a su incumbencia. Los recortes continuaron en el gobierno central y en el catalán, y Mas acabó siendo defenestrado por las exigencias de los anticapitalistas de las CUP. 

Paralelamente, aparecieron los casos de corrupción de Convergència y la familia Pujol y Cataluña vivió la década más convulsa de su historia democrática. En ese tiempo, se vivieron las mayores manifestaciones de la historia de Cataluña, pero las pancartas indignadas con lemas como “No recortes en Educación”,“Fuera corruptos, o “la Sanidad no se toca” fueron arrasadas al grito de “independència”.

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