Cultura

Dar de comer en medio del caos, la historia del chef José Andrés rodada por Ron Howard

El documental 'Alimentando al mundo' (Disney Plus) muestra la actividad de la ONG World Central Kitchen

El 16 de abril, un misil ruso impactó en una de las cocinas de la ONG World Central Kitchen (WCK) en la ciudad ucraniana de Jarkov. Dos meses más tarde, otro proyectil de Putin reventaba un vagón de comida de la misma entidad. Los vídeos de los estragos de ambos ataques muestran montones de escombros, coches destrozados, hierros retorcidos y edificios sin cristales. Este escenario de película de acción es al que están acostumbrados a encontrarse los trabajadores de la ONG fundada por el chef José Andrés, protagonista del documental ‘We feed people’ (Alimentamos al mundo), disponible en Disney Plus.

Prefiere que le llamen “cocinero” a “chef” y asegura que se da bien “simplificar los grandes problemas y encontrar que estos problemas suelen tener soluciones sencillas”. Esta máxima es la que ha servido José Andrés en cada intervención humanitaria de la última década, desde las catástrofes naturales americanas, hasta el reparto de comida en Nueva York durante el coronavirus. 

El documental, filmado por el director Ron Howard, recorre la carrera del chef español y de la organización que lidera. Después de haber trabajado en la vanguardia creativa del Bulli de Ferran Adrià, José Andrés ya estaba instalado en Washington en 1993 con 24 años dirigiendo el restaurante Jaleo. En estos primeros años, colaboró con el proyecto de Robert Egger DC Central Kitchen que recogía los alimentos desperdiciados y los transformaba en menús saludables elaborados por personas desempleadas y en riesgo de exclusión. Estos menús acababan en la mesa de comedores sociales y otras ONG.

Siguiendo este modelo, la ONG del español aterriza en alguna ciudad afectada por una catástrofe y comienza a establecer redes entre productores, entidades públicas, otras ONG, y voluntarios con el claro objetivo de ponerse a preparar comidas. 

Terremoto de Haití

En cada terremoto o huracán filmado en el documental se ve a Andrés en torno a enormes mapas en los que va clavando las chinchetas de las zonas de actuación. Los sacos y cajas con mercancía fresca van llegando a las cocinas centrales y voluntarios locales se enfundan el delantal y se ponen delante de los fogones. El siguiente paso es comenzar con el reparto en el propio sitio al que se acercan los locales y trasladar las bandejas de aluminio a los barrios aislados o a las personas que no han podido salir de sus hogares. 

El brutal seísmo de Haití fue el detonante para la creación de la fundación. Allí también aprendió a que los platos también se debían adaptar a los gustos locales, cuando los haitianos rechazaron su forma de preparar alubias. Para entonces, el chef ya era una estrella televisiva que había tenido varios programas propios, vendía productos con su nombre y publicaba libros, además de ser considerado el responsable de haber introducido las tapas en la cocina estadounidense.

En septiembre de 2017, el huracán María asoló la isla dejando cerca de 3.000 fallecidos. Se hicieron virales las imágenes de Donald Trump bromeando y lanzando a los afectados paquetes de papel higiénico como si de un tiro a canasta se tratara. El viaje de Andrés, previsto para unos días, se prolongó y las raciones se contaron por millones ante una ineficaz y lenta ayuda estatal. 

Varias escenas del documental muestran los choques burocráticos entre la asociación y los diferentes organismos gubernamentales y gigantes de la ayuda humanitaria como Cruz Roja. En el metraje se echa en falta una explicación sobre cómo una organización tan ambiciosa consigue ser sostenible y ser capaz de entregar miles de comidas diarias en estos contextos semi apocalípticos como el frente ucraniano.

Terremotos por mascarillas 

Los desastres naturales fueron sustituidos en 2020 por la pandemia que llevó a la  organización de José Andrés a rincones aislados como la Nación Navajo de Arizona, en medio del desierto, donde se registraron la mayor tasa covid per cápita de Estados Unidos. La pandemia demostró que todo el mundo era vulnerable y las tradicionales entregas de raciones entre palmeras caídas y amasijos de hierros, fueron sustituidas por las calles desiertas de Manhattan. 

Siguiendo los mismos pasos que en las zonas arrasadas por las inclemencias del tiempo, debía crear una red, en este caso, de restaurantes sin clientes. “Estamos haciendo una prueba para ver cómo los restaurantes están a la vanguardia de la alimentación. Los mismos restaurantes que alimentan a unos pocos, estarán al servicio de alimentar a muchos”. Andrés peleó por demostrar que este sistema podría ser replicado en todo el país ante cualquier desgracia. “Voy a hacer que lo pague el Congreso, sino quedarán fatal”, decía recorriendo las calles neoyorquinas.

“La comida debe ser un asunto de seguridad nacional”, le dijo en una video llamada a Joe Biden, que por entonces era el posible candidato demócrata. Unos meses más tarde, el ya presidente estadounidense lo fichó para como asesor, nombrándole copresidente del consejo asesor de Deporte, Fitness y Nutrición. 

La comida debe ser un asunto de seguridad nacional

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