El mito de Don Juan, ese mujeriego, libertino insaciable y depredador cuya creación se atribuye a Tirso de Molina y al que otros autores como Zorrilla o Moliére recurrieron en sus textos sufre una transformación en la película homónima que estrena ahora en España Serge Bozon. Este cineasta francés, aficionado a jugar con las expectativas del espectador y los títulos clásicos de la literatura, en esta ocasión redefine un mito y, tanto si era su fin como si se dejó llevar por los tiempos, lo adapta al presente en la era post Me Too.
Bozon presentó este drama romántico fuera de concurso en la sección Cannes Première de la 75 edición del Festival de Cannes de 2022. En esta historia, un actor, a quien interpreta el sugerente Tahar Rahim (Un profeta, 2009), vive en la frontera entre su trabajo y su vida real, en la que su prometida le ha abandonado el día de su boda. Desde entonces, vive obsesionado con su rostro, que ve reflejado en todas las mujeres con las que se encuentra.
"Retomamos lo que todo el mundo conoce, al seductor máximo, pero no es eso lo que se ve en Don Juan. Hay una diferencia entre lo que esperamos y lo que vemos, y en esa diferencia puede despegar, espero, el misterio, un espacio también ligado al periodo contemporáneo, y también el espacio en el cual poder hacer una película más autobiográfica que mis precedentes", ha señalado Bozon en una entrevista a Vozpópuli.
No es la primera vez que este cineasta francés recurre a un clásico literario y juega con lo que el espectador conoce. Ya lo hizo en 2017 con Madame Hayde, basada en la novela de Robert Louis Stevenson y protagonizada por Isabelle Huppert, que interpreta a una excéntrica profesora criticada por todos que de un día para otro sufre un cambio. "Se esperaba a un hombre y se ve a una mujer, pero esas inversiones no abrían un espacio para desplegar otra cosa, no era una película soñadora, era una película fantástica", cuenta.
En esta ocasión, en Don Juan da rienda suelta a una película también fantástica pero en el ámbito "íntimo", como si el público tuviera la oportunidad de vivir "la pesadilla de un personaje a quien abandonan el día de su boda".
"No hubo un deseo ideológico de romper la figura masculina, del depredador por excelencia"Serge Bozon, cineasta
"Es para mí la definición misma del romanticismo, en el sentido del romanticismo alemán. Autores como Ernst Theodor Amadeus Hoffmann o Achim von Arnim han hecho decenas de obras en las que el héroe masculino está un poco perdido, cree ver por todas partes la misma figura femenina y se pierde por ello. En todas estas obras el personaje a menudo es actor. Curiosamente, a partir de un punto de partida 100% ibérico hacía resurgir y llegar un imaginario de un país que no es para nada ibérico", explica el director francés.
Preguntado acerca de la forma en la que la marea que trajo consigo el Me Too le ha afectado en la redefinición del mito de Don Juan, Bozon puntualiza que, en realidad, no ha ocurrido de una manera tan directa porque "no hubo un deseo ideológico de romper la figura masculina, del depredador por excelencia". "En todas las primeras versiones del guion el héroe era un hombre seductor que triunfaba con las mujeres y muy progresivamente con la guionista hicimos desviar la figura, pero no porque queríamos responder a la ideología de la época", defiende el cineasta, para quien hacerlo de otra forma sería "demagógico".
"Hay cambios de época en los que uno se baña y que le afectan a pesar de lo que piensa"Serge Bozon, director de cine
En cualquier caso, reconoce que él tampoco se libra de adaptarse a los tiempos que corren. "Las revoluciones de las costumbres en el fondo actúan casi a pesar de uno mismo. Podemos dar un ejemplo concreto: tomemos a Robert Bresson en Francia. Cuando sus películas se estrenaron ya nadie actuaba de la misma manera, ni siquiera en el más pequeño telefilme. ¿Acaso eso era porque todos habían visto sus películas y eran admiradores suyos? Desde luego que no. Sucede porque hay cambios de época en los que uno se baña y que le afectan a pesar de lo que piensa", recalca.
¿Reconoce entonces que este hombre que protagoniza su Don Juan, que es frágil y está herido y enamorado, es más visible en la actualidad que aquel que representa el mito? "Desde luego que hay más hombres abandonados que hombres que se acuestan con mil mujeres. Le han abandonado, de acuerdo, sufre, es verdad, pero tiene una manera extraña de mirar a las mujeres e incluso de hablar con ellas y de tocarlas. No está solo herido, sino que es inquietante y peligroso", agrega acerca de la vertiente depredadora que, sin embargo, no ha modificado en su historia.
El cine, "un acto de fe"
Serge Bozon no acostumbra a ensayar sus películas y no suele hablar con los actores durante el rodaje, por lo que una vez se ha hecho el casting, trabajar con un actor es una especie de acto de fe para el director galo. "No hay ensayos antes del rodaje, aunque en esta ocasión, no vamos a mentir, hubo pruebas importantes para los episodios cantados de Rahim, algo completamente técnico", asegura.
Así, el rodaje se convierte para este director en una labor artesanal y es el motivo por el que le gusta rodar en 35mm. "Si rodamos en digital, que uno haga una toma o 60 no cambia nada, cuesta lo mismo, aunque lleva más tiempo. El celuloide lo cambia todo, es muy caro y hay que revelarlo. Evidentemente hay algo de un acto de fe, porque no ensayamos y filmamos poco. Hay un misterio y una ignorancia acerca de lo que se va a ver en la pantalla", confiesa Bozon.
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