Cultura

Los editores reafirman su voluntad de que Barcelona sea la capital internacional de la edición, a pesar de todo

En medio de un contexto político cargado de tensión –la no mención de un tema es, en sí mismo, un tema-, la reunión de los actores más importantes del sector reafirma la vocación industrial catalana por mantener Barcelona como bastión editorial 

Tres días, 28 conferenciantes y más de 200 editores procedentes de distintos lugares de España, Europa y América. El tercer encuentro Foro Edita Barcelona, organizado por el Gremio de Editores de Cataluña y la Universidad Pompeu Fabra, concentró su temario y esfuerzo en la innovación como clave. Sin embargo, su espectro fue más allá, bastante más allá… y aunque sus organizadores insistan en que es un encuentro sectorial y profesional,  se desprenden muchas otras lecturas. En medio de un contexto político cargado de tensión –la no mención de un tema es, en sí mismo, un tema-, la reunión de los actores más importantes del sector reafirma la vocación industrial catalana por mantenerse como uno de los epicentros más importantes del libro.

“La intención ha sido la de aportar conocimiento sobre las cuestiones actuales e industriales del libro, con especial atención en los estudiantes y con el deseo de contribuir a consolidar la capitalidad internacional de la edición”, dijo el periodista, escritor y coorganizador Sergio Vila-Sanjuán al momento de clausurar la tercera edición de un encuentro que busca ampliar las perspectivas del sector editorial catalán y español. Históricamente, Cataluña ha sido uno de los bastiones de la industria del libro en España, no en vano aporta el 50,8% del volumen de negocio editorial global español y conecta a casi todos los actores del libro: editores, distribuidores, autores. Ha sido cuna de las principales agencias literarias –la histórica Carmen Balcells, por ejemplo-  y escenario de momentos decisivos de la historia literaria hispanomaericana, desde la primera edición del Quijote, pasando por el Boom latinoamericano hasta Roberto Bolaño.

De las 200 editoriales agremiadas en Cataluña, cerca de 25 cuentan con más de 120 filiales o sucursales repartidas en una treintena de países de Europa, Asia y América, un elemento que se apreció de manera significativa en quienes han acudido esta semana a Foro Edita Barcelona para hablar de la industria. Una de las presencias más importantes, por no decir que la más, fue la de uno de los primeros editores generalista del mundo:  Markus Dohle, CEO de Penguin Random House, conglomerado que agrupa 250 sellos y publica 15.000 títulos al año. Es decir: 41 libros por día, a razón de casi dos por hora. Con sede en Barcelona, Penguin Random House comparte el mayor peso del mercado editorial español junto con el Grupo Planeta. ¿Queda alguna duda de lo que se juega el sector?

Durante los últimos tres años, el sector editorial  incrementó su facturación tras los años más oscuros de la crisis. En 2015 alcanzó  los 2.257 millones de euros. De esos, el 49,5% los aportó Cataluña. Nada y más y nada menos que la mitad. Es decir, 1128,5 millones de euros, según el Informe sobre el sector editorial español (2015), publicado por  la Federación del Gremio de Editores de España. Madrid y Cataluña concentran el 92,9% de la facturación global. Cataluña es un mercado que funciona en castellano y catalán; de hecho, en Barcelona están concentradas 290 editoriales afiliadas a Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), entre ellas el grupo Planeta, el primero en España y el sexto en todo el mundo y que agrupa más de cien sellos, 15.000 autores y vende un promedio 130 millones de libros cada año.

En octubre del año pasado, a pocos días de celebrarse su premio de novela, Planeta trasladó su sede social a Madrid. Si bien es cierto mantuvo  su personal en Barcelona, no reculó en su decisión.  La declaración de independencia unilateral que hizo el entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, fue el motivo principal de aquella decisión. En vida, el editor José Manuel Lara jamás eludió su posición con respecto al tema del secesionismo catalán. En el año 2013, cuando Artur Mas ocupaba  la presidencia de la Generalitat, lo dijo en una rueda de prensa: "La independencia es imposible y lo saben todos. Hay familias que no se reúnen, que se pelean por esto. Se solucione como se solucione el tema de la independencia, Cataluña saldrá mal, porque es una sociedad dividida". Para Lara el asunto soberanista no era ideológico, sino "sentimental". E insistió el editor:  idea de una independencia catalana era a su juicio imposible en el contexto político europeo. "¿Cómo Europa va a levantar este tema? Entonces empezarán los problemas con los bávaros o los corsos...", dijo en 2013. "Aún nadie ha conseguido explicarme quién pagaría las pensiones al día siguiente de la independencia. ¿Madrid, cabreada porque nos hemos ido?".

Han transcurrido cinco años desde entonces. En el año 2015, y en pleno huracán del independentismo, Barcelona hizo pública su candidatura para formar parte de las Ciudades de la Literatura Unesco, una red de capitales que trabajan conjuntamente para crear conexiones y llevar la literatura a públicos más amplios. Barcelona se reafirmaba en así en su voluntad de pretender esta titularidad,  que aumentaría su visibilidad internacional a costa, por supuesto, del español. Y fue justo ese tema sobre el que incidió Ricardo Cayuela, director editorial de Penguin Random House México, en su participación en esta edición del Foro Barcelona Edita: sobre la importancia de Barcelona en tanto epicentro editorial.

"La pregunta clave es si Barcelona quiere seguir siendo la capital de la edición en español. Es un asunto crucial, porque en América Latina hace falta una neutralidad que no tiene Madrid, porque es la vieja metrópoli, Barcelona sí puede servir de interlocutor y espejo”, comentó Cayuela. Ahondó sobre el papel decisivo que tuvo Barcelona como epicentro del Boom, así como una potente tradición editorial que ha marcado la historia cultural de la ciudad. ¿Barcelona quiere ser un parque temático o quiere ser el corazón vivo de una lengua de 350 millones de habitantes? Al Renunciar al español, Barcelona estaría cometiendo un suicidio cultural", dijo Cayuela, un personaje importante en la cultura hispanoamericana: editor y fundador de Letras Libres junto a Enrique Krauze, personaje clave de la cultura en español e hijo de emigrados españoles  que se establecieron en México .

Los organizadores del Foro Edita insisten en hablar de la industria en sí misma. Procuran no inflamar el tema y, por mucho que insista cualquier periodista avispado, ellos procuran situar el discurso en la escala gremial. Resuenan, sin embargo, las ausencias. La primera y más sangrante de ellas las de las autoridades de la Generalitat el día de la clausura. Lo que es bastante peor, ninguna autoridad de peso acudió a la inauguración. El día 4 de julio no sólo estaba presente el que probablemente sea uno de los editores más poderosos del mundo –el ya citado Markus Dohle- sino representantes de  Grijalbo, Lumen, Plaza y Janés, Alfaguara, Ediciones B o Rosa dels Vents, los buques insignia de la industrias. En el Saló de Cròniques del Ayuntamiento de Barcelona, donde se inauguró  el Foro Edita, el cónclave de expertos del sector, la incomparecencia era manifiesta: ni el gobierno catalán ni el gobierno nacional aseguraron la presencia de sus cargos de peso culturales. Aunque, todo sea dicho, el gobierno de Pedro Sánchez, queapenas esta mañana ha nombrado a Olvido García Valdés, como  responsable de la recién creada dirección general del Libro y Fomento de la Lectura, brilló por su ausencia de la misma forma que lo hizo el gobierno catalán, ahora encabezado por Quim Torra.

Tanto  Patrici Tixis, presidente del Gremio de Editores de Cataluña, como Daniel Fernández, presidente de la Federación de Gremio de Editores de España, admiten haber extendido las invitaciones correspondientes a todas las autoridades, tanto autonómicas como regionales. Y a pesar de la repregunta, se mantienen en su máxima: asuntos de agenda habrán impedido, de seguro, su comparecencia.  La escala de la ausencia institucional se hace más significativa al citar uno de los datos que aportó en este foro Vincent Monadé, presidente del Centre National du Livre: Francia asigna 250 millones de euros de dinero público al sector del libro, es su principal industria. En España la situación es distinta: no sólo porque se asigna una cuarta parte, e incluso menos, sino porque tiene una lengua potencial en expansión de cerca de 500 millones de hablantes.

 

 

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