El próximo día 13 de abril se cumple un año de la muerte del escritor uruguayo Eduardo Galeano (Montevideo, 1940-2015), será ese mismo día el 13, cuando se presente en Madrid su libro póstumo El cazador de historias. Un libro, publicado por Siglo XXI, que el autor dejó íntegramente escrito y corregido. El libro, que saldrá a la calle en España el día 11 de abril y en Argentina y México el próximo día 4 de abril, será presentado el 13 de abril en la Casa de América, por el jurista Carlos Martín Beristáin, al escritor Luis Goytisolo y a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.
Desde la publicación, en 1971, de Las venas abiertas de América Latina, Galeano se convirtió en un clásico de la literatura política latinoamericana. Nacido en Montevideo en 1940, el escritor y periodista escribió obras que terminaron convirtiéndose en catecismos, unos más sentimentales que otros, pero no menos entusiastas. Y ya se sabe que el tiempo corrige ciertas efusiones, sean ideológicas o afectivas. Y éste fue su caso.
El libro, que saldrá a la calle en España el día 11 de abril, será presentado el 13 en la Casa de América por Manuela Carmena y Luis Goytisolo
Obrero de fábrica, dibujante, pintor, mensajero, mecanógrafo y cajero de banco antes de dedicarse por completo a escribir, Galeano alimentó una obra que se movía entre el panfletarismo y la candidez, algo que él mismo admitió sin empachos, al menos en lo que a su libro más conocido respecta. En las páginas Las venas abiertas de América Latina , Galeano analiza la historia del continente, víctima -a decir de él- de "la explotación económica y la dominación política" así como a "la colonización europea hasta los años setenta". Fue escrito en plenos años de la Guerra Fría y durante efervescencia de los movimientos armados en América Latina.
Fue prohibido en Argentina, Chile, Brasil y Uruguay. Tras el golpe de Estado de 1973, Galeano estuvo preso en su país y pasó posteriormente al exilio: primero en Argentina y después en España. Cuarenta años después de la publicación de su clásico, Galeano confesó que no quería volver a leer ese libro. “No sería capaz de leerlo de nuevo. Caería desmayado”, dijo en Brasilia durante 2014. “Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima. Mi físico no aguantaría. Sería ingresado al hospital”, aseguró a los periodistas de Agencia Brasil en 2014.
Sobre este libro
El cazador de historias, la obra que el autor terminó un año antes de morir, se cierra con varias historias poderosas que sorprenden porque ofrecen pistas de su biografía, de sus años de infancia y juventud, de los primeros viajes por América Latina y de las personas que marcaron su vida y su escritura. Historias en las que también Eduardo Galeano expresa sus ideas sobre la muerte. "En el verano de 2014 habíamos cerrado hasta el último detalle de El cazador de historias, incluida la imagen de cubierta que, como solía suceder, él mismo había elegido, la del Monstruo de Buenos Aires que ilustra esta edición. Había dedicado los años 2012 y 2013 a trabajar en este libro. Dado que su estado de salud no era bueno, decidimos demorar la publicación, como un modo de protegerlo del trajín que implica todo lanzamiento editorial", explica Carlos Díaz, editor del libro, en una nota.
Galeano dedicó los años 2012 y 2013 a trabajar en este libro. Dado que su estado de salud no era bueno, decidimos demorar la publicación, explica la editorial
"En sus últimos meses de vida siguió haciendo una de las cosas que más disfrutaba hacer, que era escribir y pulir los textos una y otra vez -continúa Díaz-. Había empezado una nueva obra, de la que dejó escritas unas cuantas historias; le gustaba la idea de llamarla 'Garabatos'". Después, tras su muerte, la editorial retomó el plan de publicar El cazador de historias e incluir también en el libro una veintena de esos "garabatos".
la obra de Galeano tiene un espectro amplio: desde Memoria del fuego (1986) hasta El fútbol a sol y sombra (1995), volumen precedido por Su majestad el fútbol (1968), y en la que reúne brevísimos ensayos acerca de un deporte que en aquel entonces no eran abrazado con tanto entusiasmo por escritores e intelectuales.
Galeano, como Juan Carlos Onetti, era un hincha confeso del Peñarol, a decir de muchos, el mejor club de fútbol del siglo XX. Cada cuatro años en los primeros de junio, en total acuerdo con su mujer, Galeano colgaba un cartel en la puerta de su casa en el que aseguraba: "Cerrado por fútbol". No se dedicaba a nada más. Su perfil público fue prolífico en lo que a opiniones y posicionamientos políticos respecta. Conocido fue el apoyo que dio Eduardo Galeano a gobiernos como el de Hugo Chávez, un entusiasta lector de su obra. En 2004, Galeano apoyó la victoria de la alianza Frente Amplio y de Tabaré
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