"Con la música hemos topao'". Nunca mejor dicho. Las letras, la denuncia, la ironía, el humor, la rumba y "el arte sincero". Todo esto es lo que ha vuelto con El Kanka, el cantautor que no adorna su música aun cuando se pone serio y quita hierro a asuntos tan complicados como Cataluña, la política o la depresión a través de su ingenio. Su fórmula parece sencilla, pero no lo es: componer y cantar desde una sonrisa. Gesto que le acompaña tanto en sus canciones protesta como en sus acordes más íntimos.
Ha vuelto la música de El Kanka a la calle. Y es que las letras de su cuarto álbum ya se pasean por las esquinas de las ciudades desde el pasado 23 de febrero. Escenarios que ya esperan a 'El arte de saltar' con el que el malagueño recorrerá España y Latinoamérica este 2018.
Antes de embarcarse de lleno en este año de acordes, Juan Gómez Canca, El Kanka, abre para Vozpópuli su repertorio privado de fabulaciones, fantasías y verdades. El malagueño nos cuenta cosas muy serias siempre con la risa como bandera, pero invitando a reflexionar sobre la situación actual de la industria musical, de la sociedad o de la educación. Regresa con once temas nuevos, entre ellos dos colaboraciones. La primera con la comparsa gaditana de Antonio Martínez Ares, que plasma su amor por el sur además de rescatando el tema 'Andalucía' para esta ocasión. La segunda, con Jorge Drexler, "un sueño" cumplido con el que pone voz a 'Por tu olor'.
'El arte de saltar', nuevo trabajo con influencias sureñas y del folklore sudamericano. ¿Qué significa este álbum?
Al final los discos y las canciones son como mis hijos ¿no? Es como que he parido, otra vez... (ríe). Estoy muy contento. Si me preguntas a mí subjetivamente, yo creo que es lo mejor que he hecho. A mí me gusta mucho este disco, creo que ya estoy un poco más madurito, tenía ganas también de decir más cosas, de no andarme con juegos de palabras. Me apetecía hacer canciones redonditas. Escribir lo mejor posible e incluso denunciar algunas cosas. No sé, me apetecía no ponerle muchos fuegos artificiales, no ponerle muchos efectos especiales, sino hacer canciones sencillitas, con contenido. La verdad es que ha sido un disco relativamente fácil de componer y de grabar pese a que no he tenido mucho tiempo por una gira bastante extensa. Pero estoy muy contento con el resultado, me hace ilusión presentar este disco.
Macarena Berlín dice algo muy bonito de lo que haces: "Abrazas la guitarra filosofando", "Haces un ejercicio de honestidad"; "Cantas sin adornos". En la época de las apariencias por excelencia, ¿cómo se consigue?
Es un ejercicio también ¿no? Es difícil escaparse de la sociedad, que tampoco es que yo me escape, pero estamos derivando en una sociedad de consumo en la que ya llevamos mucho tiempo, pero encima ahora con la proliferación de las redes, estamos en la época del postureo, del aparentar… Creo que eso es lo contrario al arte tal y como a mí me gusta entenderlo. El arte tiene que ser sincero, tiene que ser puro, tiene que salir del corazón. Casi todos los artistas, de los de verdad, no de los subproductos que hay por ahí, intentamos huir de toda esa avalancha y de esa superficialidad que tenemos en la sociedad de hoy en día. Intentamos buscar un poquito más adentro y decir la verdad. Yo lo intento y supongo que a veces lo conseguiré con más acierto que otras.
En fin, no sé cómo se solucionará pero desde luego esta gente tiene demasiada pasión por lo suyo ¿eh?"
Inspiración de este trabajo en Natalia Lafourcade, Mercedes Sosa o Violeta Parra. ¿Las mujeres son más inspiradoras?
Hostia, qué pregunta… no lo sé. Hace poco me he dado cuenta de que creo que tengo más colaboraciones con mujeres que con hombres. No es para nada a posta, no hago distinción en ese sentido, pero bueno has nombrado a tres creadoras increíbles. Mercedes Sosa se ha escuchado en mi casa toda la vida, Violeta Parra también, pero aunque a Natalia la conocía también, quizá por mis últimas visitas a Latinoamérica la he estado escuchando muchísimo. Yo soy tan amante del folklore y ella lo está haciendo pero con un punto actual, que creo que es un poco lo que yo hago también, creo que compartimos eso. Para mí es una pedazo de artista, un referente a muchos niveles. No sé si lo habré dicho en otra entrevista y te has dado cuenta tú, pero está muy bien (ríe).
Bueno, también hay hombres... otra de tus influencias es Jorge Drexler, que pone voz contigo a 'Por tu olor'
También hay mucho latino en mí, no solo mujeres, sino mucho de personas y artistas latinoamericanos en mí. Me encanta la música de allí. Jorge ya es casi más español que latinoamericano, lleva muchos años viviendo aquí. Para mí es el maestrísimo, le sigo desde hace muchísimo y me gustaría que de alguna manera mi carrera fuera parecida o al menos la mitad de buena y de bonita que la suya. Creo que el tío es super honesto, es una voz con mucha personalidad, no de cantar, la manera que tiene de componer. Además, tiene una carrera envidiable, ¡tiene un Oscar, un montón de premios! Es super respetado por los compañeros, entre los que me incluyo. Para mí esto ha sido un premio, una cosita que he tachado de la lista: poder cantar esta canción con él. Además, creo que la canción tiene mucha influencia suya, vamos, creo que se me ve el plumero (ríe). Le estoy eternamente agradecido.
Creo que la enfermedad que tiene el ser humano tiene que ver con eso, estamos con esa especie de prisa por rellenarnos los bolsillos de cosas, por tener la casa llena de pantallitas"
'Para eso canto' es posiblemente uno de los temas que más análisis tiene. Me quedo con dos ideas: "Arrojar a la codicia mar adentro" y "para que el tiempo no se compre con dinero". ¿Cómo lo conseguimos?
Creo que yo me he quedado en la intención (ríe), no sabía cómo conseguirlo. Yo creo que pese a que me da la sensación de que el pueblo está un poco dormido y tenemos que levantarnos y empezar a quemar cosas (bromea), creo que paralelamente la revolución empieza por algo más cercano. Creo que tiene que ver más con el trato que damos al que tenemos al lado, que muchas veces estamos con las grandes causas y nos olvidamos simplemente de tratar bien a la gente. Yo eso al menos lo intento y creo que si tú intentas ser justo, ser bueno, si tratas bien al que tienes al lado, ese a la vez va a intentar hacer lo mismo con los que tiene alrededor y creo que es la semillita para cambiar la sociedad.
El problema más grande que tenemos es la educación porque si tenemos una mediocre, como creo que tenemos, es mucho más difícil ser una persona abierta, entender lo que está pasando en el mundo y ver cómo cambiarlo. Yo empezaría por ahí, por tratar bien a los que tenemos cerca y darle importancia a la educación, porque las pequeñas mentes son las que luego pueden o no cambiar las cosas.
"Eres puro atrezo, triste trofeo"; "Por ti todas las mañanas suenan los despertadores". ¿Es cierto eso de que cada día vivimos más para trabajar?
Sí, totalmente. A mí me pasa, y no solo para trabajar, tiene también otro fin: el consumo. La cosa del tener, que nos han vendido, nunca mejor dicho. Creo que nos está alejando de nuestra humanidad, el Ser humano es muy complejo, no somos caracoles, tenemos más enjundia (ríe), muchos más matices. Pero tenemos matices muy bonitos, es un ser creativo, un ser que ha creado el Guernica, la música de Mozart… creo que estamos alejando muchísimo de la parte creativa. La enfermedad que tiene el ser humano tiene que ver con eso, estamos con esa especie de prisa por rellenarnos los bolsillos de cosas, por tener la casa llena de pantallitas y la prueba es esto del consumo, del trabajo, la religión del dinero, que se le pueda echar a alguien de su casa y dejarle en la puta calle por una cuestión económica, ¿dónde está el ser humano ahí? Hemos creado una infraestructura, como en la película ‘El cubo’, en el que todos habían participado en crear un cubo, encerrar a gente y dejarla ahí locos perdidos y ninguno de los que había participado sabía qué estaba haciendo realmente.
Además, en 'Quién me mandaba a mí' dices que tú estabas "tranquilo" viviendo tu vida "aburrida, normal y feliz". ¿De verdad?
Bueno, a ver… (ríe). Yo en mi vida cuando estoy solo estoy bastante bien y cuando estoy en pareja también, hay que saber estar de las dos maneras. Pero es una broma porque cuando te enamoras te cambia un poco todo ¿no? La canción refleja ese momento de: “Uy, me estoy enamorando”. Qué complicación, madre mía (ríe). Más para nosotros, los músicos lo tenemos más complicado. No creo que sea casualidad que al final muchos de ellos, y ahí no me meto, sean más promiscuos. Es lógico, estamos siempre dando vueltas y es muy difícil asentarse. Por mi parte, sí que me gustaría intentarlo, pero es muy difícil. Yo ahora estoy inmerso en la presentación del disco y llevo dos años de gira super intensa y paso por mi propia casa, con suerte, la mitad de los días al año. La pareja necesita mucha dedicación, es necesario cuidarla y en mi caso es más complicado todavía.
En la Transición no pasaba, ahí estaban deseando precisamente decir cosas, levantar el puño y no les daba tanto miedo como nos da ahora de caer en lo panfletario, en esos lugares comunes, hacer un discurso demasiado unívoco"
¿Y ahora sigues siendo aquel gamberro que cantaba 'Tarde' (2014) o 'A desobedecer' (2014)?
Supongo que algún punto sí y en otro no. No canto a las mismas cosas ni de la misma forma ahora que cuando tenía 20 años. ‘A desobedecer’ no es de hace tanto, pero creo que voy evolucionando. Me gusta meter mis gamberrismos líricos, que creo que sigo haciendo, hay su cachondeito en este disco. Pero se nota la evolución, soy más mayor, he vivido más cosas, aunque solo sea por la cantidad gente que conocemos, como las historias las hacen las personas… aprendo de eso. He aprendido mucho en estos años e igual a día de hoy no podría hacer una canción como ‘Tarde’, de la cual estoy muy orgulloso y canto en los conciertos, responde a otra época y la siento mía, pero cuando compongo intento ser honesto conmigo mismo e intento ser fiel al momento en el que estoy.
Aunque el disco es una declaración de intenciones y tiene hueco para el humor y la ironía, ¿en la actualidad los cantautores emplean más la ironía para hablar de temas políticos que los de la Transición?
Es muy difícil hablar de los cantautores como un estilo o como una cosa muy cerrada, pienso en Marwan y pienso en el Niño de la Hipoteca y no tienen nada que ver. En mi caso sí que soy muy de la ironía, aunque en este disco hay algunas veces que me la he saltado. Somos de una generación que nos da un poco de pudor el tema de la canción social. Es una cosa que en la Transición no pasaba, ahí estaban deseando decir cosas, levantar el puño y no les daba tanto miedo como nos da ahora caer en lo panfletario, en esos lugares comunes, hacer un discurso demasiado unívoco. Ahora tenemos un poquito de miedo a eso, de ahí la ironía, porque lo trata desde una distancia. Igualmente te digo, en este disco me he querido quitar un poco de eso. Para mí el primer tema del disco que es ‘Para eso canto’, aunque hay su pequeño juego de palabras, he querido quitarme ese miedo de ser demasiado directo, me parece que hay muchas canciones que son un puntito demagógicas, pero joé, habrá que decir cosas, ¿no? Si uno tiene miedo de decir cosas nos quedamos en un discurso super blanco, las canciones pueden e incluso deben tener esos contenidos.
"A la hoguera con cualquiera que no piense como tú"; "Yo aplaudo que hasta el más tonto defienda sus ideales sean estos o no cabales". Quizá una letra idónea para explicar el conflicto catalán, por ejemplo. ¿Todo conflicto es un exceso de pasión?
Puede ser que de un conflicto salga una solución, no ha sido el caso del tema catalán, aunque la canción no va por ahí en absoluto, habla más bien del exceso de sensibilidad que estamos teniendo últimamente. Parece que no se puede hablar sin que salten encima siete u ocho colectivos ofendidos (ríe). Creo que es un error porque nos debemos poder expresar. En el caso catalán es un asunto muy complicado, pero tampoco está lejos de lo que digo. Ha habido falta absoluta de diálogo, no se han puesto de acuerdo y no han escuchado lo que otro tiene que aportar, porque el otro siempre tiene algo que aportar. En este caso se han tapado las orejas y los ojos, no han querido ver lo que pasaba más allá de sus narices. Eso ha desembocado en cosas terribles como lo que pasó el día de la votación que dieron palos a todo el mundo, con que haya gente en la cárcel, uno en Bélgica… (ríe). En fin, no sé cómo se solucionará pero desde luego esta gente tiene demasiada pasión por lo suyo ¿eh?
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Y tú, lo mal que estás y lo poco que te quejas...
(Ríe) Eso el Mani, que es mi percusionista, mi compañero y mi amigo. Siempre me dice que esa canción es una falacia, que yo soy justo al revés, que estoy muy bien y no hago más que quejarme (ríe).
Has compuesto temas que pueden ayudar a personas que están pasando por una mala racha. 'Sí se puede' o 'Tienes que saltar' son ejemplos de ello. ¿Son fruto de alguna experiencia de El Kanka?
Al final casi todas las canciones aunque no hablen de uno, hablan de uno. En el caso de estas dos, ‘Tienes que saltar’ y ‘Sí que puedes’. La primera sí que viene de un momento mío de cambio, en mi entorno familiar, me cambié de ciudad… me veía un poco aceptando el cambio y gente muy cercana se estaba adaptando a una situación nueva y la canción son reflexiones mías acerca de que la vida cambia, no siempre todo sigue igual. A veces te encuentras sorpresas muy agradables y otras no tanto. Pero uno tiene que saltar, tiene que seguir adelante y no cabe otra manera de encarar la vida. Sí que hablo de mí, a mí me toca mucho, estoy dudando si meterlo en el repertorio del directo porque de verdad es un tema que me toca ciertas emociones.
El tema ‘Sí que puedes’ va dirigido a un amigo, como un hermano, el Carlitos, mi mejor amigo de Málaga, que estaba pasando por un momento difícil profesionalmente y yo veía que la solución no estaba tan lejos, sino que era él mismo el que se ponía trabas. Esto que nos pasa tanto, que somos nuestro peor enemigo. Es una especie de empujoncito como ‘tío, si lo tienes delante’.
En 'Desde lejos' cantas: "Con la música hemos topao'". ¿Se valoran las letras tanto como el trabajo que hay detrás o nos estamos convirtiendo en consumidores de música rápida?
Quiero pensar que se siguen apreciando las buenas letras, pero como estamos perdiendo la humanidad, como te contaba antes, a veces no es coherente con la demanda sincera del ser humano. Me da la sensación de que cuando la gente conoce un proyecto como el mío que trata de decir cosas y no hay una pretensión comercial en lo que hago, la gente lo oye y se lo come. La prueba está en que llevo mucho tiempo y aquí sigo, cada vez me conoce más gente, vienen a los conciertos… Sí que me da la sensación de que se valora la poesía en la canción, pero luego ves las listas de éxitos y le entra a uno la depresión... ves letras que te sangran los oídos (ríe). Quizá es un paradigma social que tiene que cambiar y a lo mejor es ahora que está cambiando la industria musical. A lo mejor la gente empieza a descubrir que existen más cosas allá del reggaetón. A lo mejor es una época dorada para la poesía en la música, sería muy bonito. Es que soy muy optimista… (ríe).
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Y hablando de eso, de productos comerciales. Este año has sido uno de los protagonistas, creo que sin darte cuenta, de uno de los 'talent' de música comercial por excelencia...
A mí me ha favorecido, por lo menos hasta ahora. Es una prueba de lo que hablaba, veo un rallito de esperanza dentro de que al final el programa ese es lo que es, los chavales están copando todo, como pasó con la primera edición. Es un poco triste también porque no son personas con una carrera, no se sabe qué canciones van a cantar pero ya están en todos lados. Es una prueba de que la televisión manda y de que la fama no tiene nada que ver con el talento. Aunque lo tienen muchos de ellos, me parece que no tiene nada que ver este 'OT' con el primero y a lo mejor es una cuestión simplemente económica, que se han dado cuenta de que puedo ir yo y tengo mis seguidores y puedo aportar. Pero como te digo yo, Andrés Suárez, Rozalén o Bely Basarte...
Bueno, las cosas cambian...
Se ha visto un pequeño cambio y a mí me ha venido muy bien. Me lo he tomado como una de estas cosas surrealistas que pasan en la vida (ríe), pero es indudable que sin yo hacer absolutamente nada, más que visitar la academia cuando me lo propusieron, me ha llovido la gente por redes diciendo: “Oye tío, te he conocido por Amaia”. Y lo canta muy bien, que también hay que decirlo, es que lo hace muy bien coño, no le veo fallo. Yo no veo el programa, pero la vi y me siento muy orgulloso de que la tía se llevara el tema a su terreno, canta super bonito y se agradece que sea una tía con mucha cultura musical. Luego siempre habrá gente que se quedará para siempre y otra que dirá: “Hostia, me gustaba cuando Amaia cantaba ‘Lo mal que estoy y lo poco que me quejo’, pero cuando la canta el Kanka me parece un mojón” (ríe). Mal es imposible que me vengan, los que se enganchen a mi música por eso, bienvenidos sean.
Y si hablamos de 'Búsquese una vida', ¿es difícil en la actualidad tener una vida solo propia?
Sí, cada vez es más difícil. El ser humano vive de otros seres humanos de siempre, es la especie social por excelencia, dependemos los unos de los otros. Pero como ahora estamos extremadamente y demencialmente conectados, porque es que no hay manera de librarse de eso, de los lazos sociales infinitos de las redes… no tenemos la capacidad de adaptarnos a lo rápido que crecen las tecnologías. Ahora mismo no lo estamos barajando bien, estamos demasiado pendientes de la pantalla. En mayor o menor medida todos estamos enganchados al móvil y es parte de esa pérdida de humanidad.
Y para terminar, "aunque te tiemblen las piernas, tienes que saltar"
Qué duda cabe ¿no? La vida es terrorífica, hay muchos peligros de diversa índole y la canción de lo que habla es de eso. Yo además soy vertigoso, tengo vértigo, me asustan las alturas, creo que es algo simbólico. Aunque tenga uno ese miedo no se debe paralizar, no quedarse quieto, debe intentar aunque sea un salto de mierda hacerlo. Intentar llegar al otro lado. Y vivir, que es de lo que se trata. Vamos a estar poquito tiempo en este mundo, con suerte 80 o 90 años, vamos a intentar vivir y no quedarnos acojonados en el sofá.
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