Cultura

El Endurance y la resistencia de Shackleton

Una expedición localizó esta semana el legendario barco de Shackleton a 3.000 metros de profundidad

Un trineo tirado por perros arrastraba en enero de 1903 el cuerpo enfermo del explorador Ernst Shackleton por el continente antártico. En la primera expedición británica en el siglo XX, Shackleton había enfermado de escorbuto y no había soportado el duro invierno polar. Él mismo consideró su participación en esta aventura como un fracaso y de manera insistente volvió a lo largo de su vida al continente antártico tratando de elevar el listón de las hazañas humanas. 

Shackleton, uno de los héroes del pasado siglo accedió al Olimpo de la aventura con un sonado fracaso. El hielo del continente helado se tragó su buque, pero su liderazgo durante los meses de supervivencia en medio del hielo y el rescate de toda la tripulación le otorgó la condición de mito. 

Un lustro más tarde, en la que sería su última expedición el invierno polar volvió a atacar a un maltrecho Shackleton que dejó su vida a unas millas del continente helado.

Roald Amundsen, Ernest Shackleton y Robert Edwin Peary

Búsqueda de nuevos retos

Reino Unido y Noruega, representados por Robert Falcon Scott y Roald Amundsen, habían protagonizado la más dramática de las carreras humanas seis años antes del hundimiento del Endurance. La bandera naranja del país escandinavo ondeó el 14 de diciembre de 1911 sobre uno de los ejes del mundo. Solo 35 días más tarde, la expedición inglesa contemplaba desolada los restos del paso de los noruegos que confirmaban su segundo puesto. 

Las primeras huellas humanas en un hielo virgen por millones de años habían llegado apenas un mes antes de la expedición de Scott. “Este es un lugar horrible”, apuntó el británico en su diario días antes de morir congelado durante su regreso.

Shackleton había dirigido un par de años antes la expedición Nimrod que había establecido varios récords, entre ellos haber llegado más al sur que ninguna otra, rozando el polo a menos de 100 millas. En aquel momento era toda una celebridad, pero con la proeza de Amundsen, el británico necesitaba nuevos retos y consideró que cruzar el continente helado era una de las pocas gestas que quedaban al alcance del género humano. 

Cruzar la Antártida

La Expedición Imperial Transatlántica tendría como objetivo atravesar por tierra el continente helado por su parte más estrecha, pasando por el polo sur. Un barco navegaría primero el escarpado mar de Weddell y dejaría a la tripulación en tierra firme, para que cruzaran a pie la Antártida.

Con la aportación económica del gobierno británico y de varios mecenas privados, Shackleton pudo adquirir el Polaris, un robusto buque con una estructura de roble macizo diseñado para soportar las inclemencias polares. El capitán de la expedición cambió el nombre del buque rebautizándolo con el profético nombre Endurance (resistencia).

El barco partió de las islas británicas mientras Reino Unido entraba en la Primera Guerra Mundial, y llegó al temible mar de Weddell en diciembre de 1914. Shackleton no tardaría en calificar este trozo de océano como el peor mar del mundo. Los inmensos bloques de hielo golpeaban el casco y encarcelaban al buque, obligando a la tripulación a cortar y apartar las banquisas. 

En enero de 1915, las masas de hielo flotante estrangularon definitivamente el buque y comenzaron a arrastrarlo cual pelele en una impasible deriva. Durante meses, Shackleton confió en que después del deshielo podrían volver a navegar, pero en el otoño de ese mismo el barco no resistió las presiones ejercidas por los hielos y se hundió. 

Con su plan frustrado, Shackleton pasaría a la historia por su liderazgo en la supervivencia del grupo. El fotógrafo australiano Frank Hurley inmortalizó la vida diaria de la tripulación, con icónicas imágenes como el partido de fútbol disputado en el hielo.

Durante casi 500 días, desde que el Endurance quedó atrapado, la expedición sobrevivió sobre inmensos bloques de hielo al albur de las corrientes del polo. Finalmente, en abril de 1916, Shackleton decidió embarcar a todos sus hombres en tres botes hasta poner pie en tierra firme en la isla Elefante. 

Este era un punto poco transitado por las rutas navieras, por lo que necesitaban regresar hasta las islas de Georgia del Sur, de donde había partido la expedición. Shackleton, junto a otros cinco hombres se lanzaron mar abierto en un bote de seis metros de eslora, con la arriesgada misión de navegar 1.300 kilómetros. La travesía por este mar helado se prolongó más de dos semanas entre el 24 de abril y el 10 de mayo de 1916. Allí, Shackleton organizó el rescate, y los 22 hombres que permanecían en isla Elefante llegaron sanos y salvos a Chile en septiembre.

Con el corazón oxidado por el alcohol y los esfuerzos de una vida de leyenda, Ernest Shackleton murió el 5 de enero de 1922 en las islas Georgia del Sur, lugar de salida y regreso de su más célebre expedición. El explorador fue enterrado el 5 de marzo de 1922, exactamente un siglo después, una nave submarina autónoma se sumergía 3 kilómetros en las profundidades del mar de Weddell y emitía imágenes de un pecio de madera. El vídeo publicado esta semana muestra cómo el submarino bucea lentamente hasta la popa de un barco de madera. La maraña de especies marinas que colonizan el pecio cuelgan y flotan cerca del elegante timón que se congeló hace más de una centuria. Más abajo, la luz de la cámara vuelve a hacer brillar una estrella polar y un nombre labrado en latón: Endurance, resistencia.

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