Cultura

Así es Enrique Lavigne, el productor que arrasa en los Goya

No todo lo que Enrique López Lavigne toca se convierte en oro. Ya lo es cuando él le pone el ojo -ocurrió hace poco, con Díaz Yanes... un maestro-. López

No todo lo que Enrique López Lavigne toca se convierte en oro. Ya lo es cuando él le pone el ojo -ocurrió hace poco, con Díaz Yanes... un maestro-. López Lavigne tiene vista de águila. Lo demostró cuando produjo Lo imposible y Un monstruo viene a verme.  Las cinco películas que él ha impulsado este año suman 20 candidaturas a los premios Goya: Selfie, La llamada, Oro, Verónica y el cortometraje Madre. Pero eso no es todo. Este 2017 ha estrenado Vergüenza, una serie políticamente incorrecta dirigida por Juan Cavestany. Vamos, un bombazo. Y él... que de rebelde -de anarquista Belle époque- tiene mucho, sabe cómo funcionan algunas pólvoras.

Madrileño de madre francesa, de niño dedicaba horas a recorrer los cines de la ciudad. En ellos pasaba la tarde entera. Acaso para disimular la timidez o para cebar la vocación. Estudió derecho en la Complutense e incluso ejerció un año la profesión. Pero las flechas no iban por ahí. Su paso por Sogecable le dio las tablas y le afinó aún más el ojo, atributos suficientes para montar su propia productora: Apache Films. Ese nombre que él le ha dado a su territorio, acaso porque él no puede entender la vida fuera de un Western, ese género que los atraviesa a todos y que él asume como una categoría vital. Guerrero el hombre, sin duda. Sobre cine, trabajo, música… (y cine y más cine) conversa Lavigne –por teléfono- con Vozpópuli. Un personajazo. Un hombre con aspecto de viejo rockero que llegó a la industria para rejuvenecerla.

20 nominaciones a los Premios Goya con cinco películas. Allí hay trabajo y talento, que no es poco. ¿Qué más?

El trabajo de muchos equipos. Y no sólo el de Apache, que es un equipo pequeño y mayoritariamente femenino, sino también el trabajo de los equipos de cada una de esas películas. El cine es una industria. En ella trabajan muchísimas personas. De ahí que el misterio radique en rodearse de gente adecuada.

En plena crisis produjo 14 películas. Entre ellas Lo imposible y Un monstruo viene a verme. El asunto, ya ve, no es sólo dinero.

Es arrojo, atreverse, valentía, necesidad de dedicarle 24 horas a esto en lugar de a tu familia. Hay una dosis de sacrificio en eso. Con las películas de Bayona, entonces Belén Atienza y Apache, buscábamos una manera abrir camino a otros cineastas españoles en producciones de ese tipo. Impulsar a cineastas que tenían tanto derecho como cualquier otro a trabajar en esa liga, en la supercopa del cine. Eso implicaba la necesidad de hablar un lenguaje universal. Por eso pensamos que la mejor forma era subir a un cineasta superdotado, como Juan Antonio Bayona, a una liga como esa. Llegamos a mercados más amplios con historias universales. Este año las películas que hemos hecho desde son más locales. Dentro de lo local, en Apache seguimos pensando que las historias universales son esas que realmente  atrapan a todo el mundo.

"En la ficción televisiva todos tenemos todo por aprender"

Ha incursionado en la ficción televisiva. Lo de las plataformas televisivas, ¿es tan pujante como pensamos?

Nosotros somos muy novatos en ese tema y por tanto tenemos todo por aprender. De hecho, es lo maravilloso: en la ficción televisiva todos tenemos todo por aprender. Eso nos da para desarrollar muchos formatos, ideas, historias. Creo que el siglo XXI es el siglo de la ficción. España se ha sumado en un pis-pas, de una manera muy ambiciosa y adecuada. Apostando por talento por equipos, muchos de ellos, que no se habían atrevido a implicarse en esta nueva narrativa, entre ellos nosotros. Movistar ha apostado por una serie producida por María Angulo que se llama Vergüenza y que es una serie maravillosa que yo llevaba siete años intentando colocar. En ese momento el mercado no estaba maduro para aceptar una serie tan incorrecta como Vergüenza. Hay una apuesta por nuevos directores, nuevos formatos, nuevos talentos.

"Creo que un productor debe ser aquel capaz de leer las situaciones en cada momento"

¿En qué ha de ser realmente excepcional un productor?

Hasta ahora se consideraba que un productor era una persona que venía con una maleta llena de dinero. Que sólo se implicaba económicamente. Era así, salvo algunos modelos, como Elías Querejeta, en quien siempre me he fijado porque se centraba en lo que creativo. Creo que un productor debe ser aquel capaz de leer las situaciones en cada momento. Esto no es un mercado estático. Evoluciona constantemente. Ocurre en una película, un proyecto o una serie. En un mundo globalizado, un productor necesita escuchar el mercado local e internacional, porque acabarán siendo lo mismo. Un ejemplo es el caso de Paquita Salas, una serie que interesó a Netflix, pero también porque de alguna forma nos posicionamos y tenemos algo que decir. Es importante que plataformas que están implantadas en España pero que al mismo tiempo tienen recorrido internacional, puedan emitir en español productos hechos por gente con mucho talento y muy joven, como en el caso de los Javis. Que eso ocurra en un mercado tan competitivo, me parece que es una cosa del siglo XXI. Llegar no sólo a tus espectadores, sino también a aquellos que no te esperan. Esa visión globalizadora es lo que tiene que tener un productor y que ya muchos en España tienen.

"La política enturbia cada cuatro años el discurso sobre la cultura"

Al Estado como socio esto le pilla lejos. ¿No habéis demostrado como industria, que estáis por encima de esa visión?

Yo intentaría, primero, intentar diferenciar entre el Estado y la administración. La política enturbia cada cuatro años el discurso sobre la cultura. Cualquier político debería ser capaz de considerar el cine como una industria, una que da mucho dinero. Por creo que las administraciones deberían incluir un programa con medidas que las apoyaran. Porque da muchos beneficios. En los EEUU, el cine es la industria número dos, después de la armamentística. Países como Francia e incluso más cercanos a nosotros como Italia lo han entendido. Nosotros disponemos tan solo de 35 o 50 millones de euros para determinadas películas, mientras Francia apuestan por setecientas y en Italia por 400. Con esos números queda claro que estamos ante una administración que, independientemente del gesto político, no entiende la importancia que tiene el entretenimiento.

"En los EEUU, el cine es la industria número dos, después de la armamentística"

El Estado, en tanto socio, se limita a entender España sólo como plató. Sube o baja exenciones, si las hay. Y ya.

También es cierto que España es un magnífico plató de cine que está desaprovechado. Muchos productores y cineastas extranjeros vienen a rodar aquí. Lo que ocurre es que somos muy poco competitivos con respecto a otros países.  Tenemos una industria de entretenimiento muy grande, lo que ocurre es que la sostenemos de forma muy precaria. Esa precariedad aleja al inversor. Lo que necesitamos establecer son mecanismos que tranquilicen al inversor que actualmente está filmando sus películas y darles no solo la posibilidad de exenciones fiscales, sino que además hagan posible que el cine se convierta en una industria.

¿Entre las largas sesiones de cine que se pegaba de niño y los años en Sogecable… qué fue decisivo?

El caldo de cultivo estuvo sin duda en mi afición al cine. Quizá el hecho de ser un niño tímido y dedicarme a recorrer todos los cines que había por Madrid favoreció. Pero obviamente el grupo Sogecable fue importante . Me ha permitido saber quién soy. La gente que yo veía todos los días, que formó equipo conmigo  en un negocio complicado, porque este negocio tiene tantos elementos emocionales como económicos. Nos vemos sometidos a tantos vaivenes que nos ponen en una situación de ruina de un día para otro. Es un lugar donde conoces mucha gente, encuentras talentos, gente que necesita  no sólo educación sentimental o emocional, sino cultural. Que viaja contigo, porque de eso se trata: de saber qué hay fuera de España, cómo es el mundo. El productor en ese sentido es necesario, no solo porque que haga prescripción, sino porque es generador de riqueza en la industria.

"Necesito vivir creyéndome que cada día cambian las cosas, que el cine puede ser mejor"

Agustín Díaz Yanes, Javier Marías y Pérez-Reverte, como buenos cultores del western, aseguraban que difícilmente alguien que no conociera John Ford podría una historia. ¿De verdad ocurre eso o son demasiado pesimistas?

Esta es una pregunta  sentimental para mí. Tano (Díaz Yanes), Marías y Pérez Reverte se han ganado el respeto de todos de forma sobrada. Han llegado con grandes obras. Ahora están en un espacio en el que seguramente tira la nostalgia y la melancolía del tiempo pasado. Yo no creo que el Western sea sólo el de John Ford. Lo veo como un horizonte filosófico, como una aventura mucho más allá de las propias películas que se hicieron en los años 50 y 60, que es la época dorada del género. Ellos hablan del Western de manera más crepuscular, que es un poco la idea de Tano en Oro: esa lucidez para contar cosas que hacen año de manera mucho más lírica. Yo estoy en mis 50 años, que de alguna forma es la media vida, así que tengo  también esa visión melancólica . Pero necesito vivir creyéndome que cada día cambian las cosas, que el cine puede ser mejor y que se pueden seguir haciendo incluso grandes aventuras. Necesito creerme que puedo cambiar todo,  todos los días. De lo contrario, no me levantaría de la cama y me dedicaría sólo a ver películas antiguas. Por eso procuro rodearme de gente muy joven. Casi los vampirizo.

Cuando no está haciendo cine o viendo cine, Enrique Lavigne está…

Con la gente. Me gusta rodearme de gente. Me gusta la música, que es una pasión tan grande para mí como el cine, pero de laguna manera para sentirme vivo necesito estar rodeado de gente

¿Por qué Apache? ¿Por aquello de donde pone el ojo pone la flecha? ¿Es usted colchonero?

Lo del ojo y la flecha me encanta como metáfora cuando me la dicen pero también creo que he tenido no voy a decir fracasos pero sí muchos reveses, que es de los que se aprende. Se llama Apache por varias cosas. Primero porque me gusta mucho la mitología del indio renegado y de que un pequeño grupo de guerreros puede librar batallas durísimas. Siempre nos hemos mantenido un poco en la alternativa de la industria y nos ha ido bien. Y yo me considero uno más. En eso, los apaches eran muy democráticos. También me gusta mucho todo lo que se desprende de los Apaches de París, que era un grupo anarquista, revolucionario, que siempre se vestían muy bien y siempre se metían en líos. Eso del que va en contra de la moda es algo que siempre me ha gustado la gente que va en contra de las modas. Aunque… te digo una cosa: siempre pensé que es más sencillo encontrar una compañía cuyo nombre empieza por A que aquellas cuyo nombre comienza por zeta. En los festivales nuestra productora siempre sale la primera

 

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