Personaje más importante: ¿Julio César o Pompeyo? César; ¿César o Trajano? Trajano; ¿Trajano o Adriano? Trajano; ¿Trajano o Constantino?; ¿Trajano o Teodosio?; ¿Trajano o Marco Aurelio?; ¿Trajano o Tiberio?; ¿Trajano o Octavio Augusto? Trajano fue superando todas las eliminatorias y acabó imponiéndose al resto de emperadores en este torneo improvisado del personaje romano más importante que Vozpópuli le propuso al escritor Juan Eslava Galán con motivo de la presentación de su nuevo libro Historia de Roma. Contada para escépticos.
En otra tanda de preguntas rápidas con este periódico, el escritor eligió a Cannas como batalla más importante, con Cleopatra y Livia como principales mujeres, el Coliseo como obra de arte y la lengua como el principal legado en nuestra cultura. En esta nueva obra de la serie “contada para escépticos” el escritor andaluz recorre un milenio de historia romana. “El resto de los libros han sido ensayos para escribir este. Lo que más me ha interesado siempre es la historia de Roma”, confiesa Eslava en un almuerzo con medios de comunicación.
Además de la lengua con la que usted puede leer este texto, Eslava destacó el Derecho, el sentido de la ley, como el otro gran legado de la civilización de Rómulo y Remo. “Nosotros somos Roma, esto que estamos hablando es el latín evolucionado o degenerado”, destacó.
Trajano, el hispano
“Trajano fue un hombre de acción, enérgico y honrado, noble con el Senado, generoso con la plebe. Moderó los impuestos, administró sensatamente, emprendió obras públicas, aumentó el número de los inscritos en la annona [reparto de grano entre pobres], instituyó un organismo de auxilio a los niños necesitados (alimenta) y cuidó del bienestar del pueblo de Roma como ningún antecesor lo había hecho”, señala en la obra sobre su emperador predilecto.
A su muerte se estableció la costumbre de desear a cada nuevo emperador, en el acto de toma de posesión de las insignias, que fuera «más feliz que Augusto y mejor que Trajano» («felicior Augusto, melior Trajano»). Eslava también destaca la integración de las provincias en el núcleo de decisiones del Imperio al aumentar el número de senadores provinciales hasta casi el 50% del total. También enfatiza en su política exterior que le llevó a someter a los dacios, episodios que podemos contemplar en la columna trajana todavía visible en Roma, y desplazar las fronteras del Imperio a su máxima expansión, aunque según apunta “ya daba alarmantes signos de cansancio y agotamiento que precedían al declive”.
“Fue, en fin, tan sabio y paternal que la leyenda medieval pretendía que el papa Gregorio el Grande (hacia el 600) había conseguido con sus oraciones que Trajano fuese admitido en la gloria a pesar de su condición de pagano”, concluye. Eslava también cita a Dion Casio para describir al emperador hispano: “Sabía bien que la excelencia de un gobierno se muestra tanto en su atenta vigilancia de las diversiones como en su preocupación por los asuntos más serios y que, aunque el reparto de dinero agrade a los individuos, también deben celebrarse espectáculos que satisfagan a la plebe”.
El escritor utiliza Roma como un espejo en el que observarnos para ver el propio reflejo de nuestra sociedad a la que considera en franco declive: “La civilización occidental se ha suicidado y hasta en eso nos parecemos a Roma”, señala mientras recalca el vigor de otras potencias como China e India, criticando que el auge de los últimos imperios occidentales se ha basado en la “explotación de otros pueblos”. "La economía de Europa se basó en el saqueo de otros pueblos, aunque es verdad que hubo diferencias, el imperio romano o el español también implantaron sus instituciones, universidades o fábricas, mientras que otros como el belga se limitaban a saquear". Por último, si la lengua y el Derecho son para Eslava el principal legado, el más claro defecto también lo tiene claro, la corrupción.
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