"Tienes que decir la verdad siempre", le aconseja un padre a su hijo pequeño momentos antes de confesar a su esposa que le ha sido infiel y que no tiene claro si se ha enamorado de otra mujer. Así arranca Lazos, un drama que aborda la eterna ecuación de difícil solución que siempre lleva consigo tres variables: dolor, matrimonio e hijos. Daniele Luchetti adapta la novela Ataduras, de Domenico Startone, quien a su vez es autor del guion de esta cinta, encargada de inaugurar el Festival de Venecia de 2020.
Las heridas irreparables de un matrimonio fallido y las consecuencias latentes en los dos hijos de la pareja son la base de esta cinta, intensa, hiriente y provocadora, pero también certera y sincera con un asunto que, a pesar de los cambios culturales de las últimas décadas, sigue siendo difícil de asumir y canalizar por quienes lo viven. La máxima de "hasta que la muerte os separe" es aún una condena para muchos y esta cinta, que llega este viernes a los cines españoles, se propone mostrar hasta qué punto.
Los protagonistas de esta película son Aldo y Vanda, un matrimonio que afronta una separación en la década de los 60 y, con ella, el torbellino de emociones que eso despierta en el hogar y, especialmente, en sus dos hijos pequeños, Anna y Sandro. "En los últimos años ha habido muchos cambios que han mejorado la situación. Mi relato se desarrolla en la Italia de los años 60 y 70, cuando no existía aún el divorcio, que se aprobó en 1974. Esta pareja asienta su relación en lo que entonces eran los lazos eternos, el amor eterno", cuenta a Vozpópuli el autor de la novela, Domenico Startone.
Los posteriores cambios culturales que "llevaron a la crisis de la pareja" alimentan al personaje masculino, Aldo, que se enamora de otra mujer, Lidia, y rompe el matrimonio. El relato de la amante, con quien no establece ningún compromiso en busca de la libertad que su relación no le ha permitido, sin embargo, aparece ausente tanto en la película como en el libro.
Matrimonio y "falsa reconciliación"
"¿Has dejado que tu vida gire en torno al amor?", se preguntó el director en el momento de abordar esta película. Para el guionista, el dolor puede durar más que el amor, "sobre todo si la herida es grande y si la persona herida no encuentra en su entorno las herramientas para poder sobrellevarlo". Ese es el caso de Vanda, que en su relato explica su dolor incurable en un monólogo: la imposibilidad de asumir una nueva vida sin su marido.
El drama no está ni en la ruptura matrimonial ni en el dolor que describe Vanda, sino en la falsa reconciliación", cuenta Startone
Casi tres décadas después, el matrimonio permanece unido, pero, ¿a qué precio? "El drama no está ni en la ruptura matrimonial ni en el dolor que describe Vanda, sino en la falsa reconciliación en la que ninguno de los dos analiza su matrimonio, y eso tiene consecuencias en los hijos de pequeños y de adultos", cuenta Startone. "Vemos a una pareja de personas mayores que se detestan pero que seguirán juntos hasta la muerte, y sus hijos, aun siendo adultos, no consiguen superar esta situación", cuenta el escritor y guionista.
Irremediablemente, Lazos lleva a la cabeza la serie Secretos de un matrimonio, de Ingmar Bergman, y la reciente adaptación de la HBO protagonizada por Jessica Chastain y Oscar Isaac, o la estadounidense Historia de un matrimonio, con Scarlett Johansson y Adam Driver. Sin embargo, la cinta italiana guarda un poso de amargura, de conflicto sin resolver y de cicatrices que sangran que, a pesar de la intensidad de los diálogos, pomposos en ocasiones, es quizás más realista y cercana que los ejemplos citados. También se echa de menos algún momento de humor para aligerar la tensión y acercarse a la vida real, que no siempre encuentra la retórica adecuada.
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