De acuerdo con el relato de Plinio el Joven remitido a su amigo el historiador Tácito para trasladarle la fatal suerte de su tío Plinio el Viejo, la erupción del Vesubio que destruyó Pompeya se desató un día como hoy del año 79. Pese a que la historiografía moderna cuestiona la fecha y retrasa el episodio al mes de octubre de aquel terrible año para Roma, no deja de ser oportuna la aportación, ahora, de una investigación encabezada por la Universidad de Valencia que ja permitido elevar una conclusión a categoría: las víctimas de Pompeya, miles, murieron asfixiadas, no abrasadas.
Los investigadores han podido estudiar por primera vez los esqueletos de algunos de los que se dejaron la vida tratando de huir de la erupción con fluorescencia de rayos X, una técnica no invasiva que ha hecho posible determinar que los habitantes de Pompeya murieron asfixiados y que las altísimas temperaturas a que fueron sometidos los restos óseos seleccionados se produjeron postmortem, con unos efectos muy parecidos a los de una cremación. La investigación fija una metodología, que cruza datos químicos, antropológicos y estratigráficos, aplicable a todos los calcos, los moldes de yeso de los cuerpos muertos, que reconstruyen de un modo hiperrealista la postura en que murió cada una de las víctimas del volcán.
Metodología válida para un estudio a gran escala
Uno de los retos del trabajo era seleccionar huesos no contaminados por la cal empleada para hacer los moldes de los cuerpos, algo que ha facilitado mucho el uso de la fluorescencia de rayos x. Esta técnica ofrecerá, según los autores de la investigación, publicada en Plos One, una ocasión excepcional para acometer un estudio a gran escala de análisis no invasivo que permitirá obtener una gran cantidad de información sobre los detalles del momento de la erupción, así como del panorama de desolación que dejó para siempre.
El estudio permite obtener una idea muy precisa de las circunstancias en que fallecieron las vícitimas del Vesubio. En su intento de huida, se asfixiaron con enorme celeridad; probablemente, los cuerpos también fueron cubiertos por la ceniza muy rápidamente. La posición de las víctimas, relajadas o estiradas, algunos de ellos cubriéndose con ropa, hace pensar que las cenizas y los gases volcánicos fueron los que causaron
su muerte en segundos. Algo muy distinto de lo que sucedió en en la población de Herculano, más próxima al Vesubio, donde sus habitantes fueron abrasados por ondas piroclásticas de más de 500 grados. Pero esa es otra historia.
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