Cultura

La eterna duda del final de Neruda, ¿envenenado o muerte natural?

50 años después de la muerte del poeta, no hay un dictamen claro sobre la muerte y las distintas teorías enfrentan a la familia del Nobel

El 5 de diciembre de 1972 el poeta Pablo Neruda recibía el cariño de su pueblo para celebrar el Nobel que había conseguido un año antes. El escritor daba vueltas de honor en un descapotable, mientras se cantaba y se bailaba el fallo de la Academia sueca que premiaba "una poesía que con la acción de una fuerza elemental hace realidad el destino y los sueños de un continente". 

El gobierno de Salvador Allende celebraba en el Estadio Nacional que uno de los suyos, miembro del Partido Comunista y nombrado embajador en Francia, consiguiera el mayor reconocimiento de las letras. Tan solo un año más tarde, las gradas en las que se aplaudía a Neruda se llenarán de presos políticos y el estadio se convertirá en el templo de las torturas pinochetistas. Y tanto Allende como Neruda perderán la vida tras el golpe del 11 de septiembre. 

Continúan las efemérides que gravitan en torno al golpe de Estado de Pinochet que terminó con la democracia en Chile. Primero fue el propio presidente Salvador Allende que se quitó la vida durante el asalto al palacio de la Moneda, “lo suicidaron” como dicen en su país. Unos días más tarde fue la voz más visible de la Nueva Canción Chilena, Víctor Jara, en este caso asesinado y torturado, arquetipo premonitorio de lo que iba a traer el nuevo régimen. Estas icónicas muertes siempre despertaron dudas, durante muchos años buena parte de los chilenos pensaba que Allende había sido asesinado, y el mito de las manos y lengua cortada de Jara sigue extendido por todo el mundo. 

El otro adiós señalado de aquellos días de 1973 fue el de Neruda. El que Gabriel García Márquez consideraba "el poeta más grande del siglo XX en cualquier idioma" dejaba el mundo 12 días después del golpe. El escritor, cuyo nombre real era Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, tenía 69 años y en febrero de 1973 había dejado el cargo de embajador por motivos de salud. Estos motivos no eran otro que un cáncer de próstata con metástasis que le aquejaba desde 1969 y que le había llevado a recluirse en su casa con vistas al Pacífico en Isla Negra, una localidad costera a unos 130 kilómetros de la capital. Y hasta allí viajó Neruda el 19 de septiembre después de que se agravara su enfermedad, cuatro días más tarde, el Nobel murió el 23 de septiembre en la Clínica de Santa María.

Versión oficial: cáncer

La versión oficial sostenía que Neruda había muerto a causa de un cáncer de próstata avanzado, una explicación que se mantuvo durante décadas. Sin embargo, en 2011, se reabrió la investigación sobre su muerte debido a las crecientes sospechas de que pudo haber sido asesinado por agentes del régimen.  Su mujer, Matilde Urrutia, nunca habló de un asesinato, y en una entrevista de 1976 en el programa A fondo de TVE, comentaba que el poeta se encontraba en una situación muy delicada: “Si él se resfriaba, ese resfrío era siempre grave. Había que cuidarlo mucho, entonces cualquier cosa podría ser fatal”.

Urrutia le confesaba a Joaquín Soler Serrano que la noticia del golpe había devastado al poeta: "Desde el día 11, él fue otro hombre. Es difícil imaginarse como una persona se puede derrumbar de un momento a otro". Según Urrutia el día de la muerte recibió muchas visitas que le transmitieron las barbaridades que ya estaban cometiendo en Chile y su estado se agravó. "Él ya estaba un poco delirando", y después de administrarle un calmante se durmió y nunca más volvió a despertar. “Su muerte fue muy hermosa, pasó del sueño a la muerte con una semisonrisa irónica”, concluía Urrutia.

Teoría del asesinato

La denuncia del chófer del escritor, Manuel Araya, realizada en una entrevista en el año 2011, 38 años después de la muerte de Neruda, sostiene que agentes de Pinochet entraron a la habitación y le inyectaron una sustancia letal. El Partido Comunista presentó una querella y comenzaron las investigaciones para dilucidar la causa del fallecimiento. Se exhumaron los huesos del poeta y en 2013 un panel de expertos determinó que Neruda había fallecido de cáncer. 

Pese a ello, el juez Mario Carroza, que investigaba la causa, mantuvo abierta la investigación por considerar que los resultados no eran concluyentes y ordenó nuevos análisis, que se practicaron en 2016 y cuyos resultados fueron expuestos por un segundo grupo internacional de especialistas en 2017. En esta ocasión, los científicos descartaban la muerte por caquexia (debilitamiento extremo) provocada por el cáncer que sufría. El médico forense español Aurelio Luna afirmó que lo que es "rotundamente cierto" es que el certificado de muerte no refleja la realidad del fallecimiento, según recogió en aquellos días la Agencia EFE. La presencia en un molar de “clostridium botulinum”, la bacteria causante de la enfermedad del botulismo, reforzó a los partidarios de la versión del asesinato.

Tuvieron que pasar otros seis años, hasta que en 2023 grandes titulares confirmaban el envenenamiento del poeta: “Pablo Neruda fue envenenado, según los forenses”, apareció en cientos de titulares. Sin embargo, en ese momento, lo más correcto hubiera sido matizar que tal afirmación provenía de parte de la familia, en concreto, del sobrino de Neruda, Rodolfo Reyes, principal defensor de la teoría del asesinato.

La presencia en un molar de “clostridium botulinum”, la bacteria causante de la enfermedad del botulismo, reforzó a los partidarios de la versión del asesinato

“La bacteria clostridium botulinum encontrada en su cuerpo no tendría por qué haber estado en la osamenta de Neruda; esto quiere decir que fue asesinado, que hubo intervención de agentes del Estado”, señaló Reyes en el mes de febrero a la agencia EFE. “Lo puedo decir porque conozco los informes. Lo digo yo, como abogado y sobrino, con mucha responsabilidad, porque la jueza no lo puede señalar todavía, pues ella tiene que tener toda la información”, añadió en declaraciones a 'El País'.

Lo que en realidad había confirmado el informe, que fue remitido a la jueza Paola Plaza González que ahora lleva el caso, era que dicha bacteria se encontraba en el cuerpo de Neruda, pero no se aventuraron a dilucidar la causa. “Encontraron en el cuerpo del Sr. Neruda un tipo de bacteria potencialmente tóxica que no ocurriría naturalmente allí, y confirmaron que estaba en su sistema cuando murió, según un resumen de dos páginas del informe compartido con 'The New York Times'. Pero no pudieron distinguir si se trataba de una cepa tóxica y no pudieron concluir si le inyectaron la bacteria o si, por el contrario, provenía de alimentos contaminados”, señalaba el diario estadounidense.

Además de la inevitable politización del caso, las distintas versiones han enfrentado a los familiares de Neruda. Otro sobrino nieto del Nobel, Bernardo Reyes, rechaza rotundamente la teoría del asesinato: “La conclusión científica, no podrá determinar su asociación a un acto homicida. Sin siquiera mencionar que para 1973 aún no existía en el país, en la dictadura, un desarrollo en asesinatos mediante técnicas químicas. Recién en 1976, nace el Proyecto Andrea, y con él el rosario de asesinatos espeluznantes. Concluyo: todo este revuelo periodístico es de una monumental ignorancia y oportunismo.Y más temprano que tarde tendrá que retornar la sensatez de ver los hechos sin las vestiduras amarillas de páginas escritas repitiendo lo dicho por otros, sin reflexionar ni analizar documentalmente los hechos”, señaló en una carta en el mes de febrero contestando a las declaraciones de Rodolfo Reyes. Será la jueza Paola Plaza González la encargada de emitir una dictamen de la muerte del Nobel.

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