Uno puede pensar que peca de ingenuo o simplemente no creerlo. "Esperábamos ruido, pero no tanto". Jordi Évole, codirector junto a Màrius Sánchez del documental No me llame Ternera, ha empezado así su intervención en la presentación ante los medios de comunicación de su entrevista, que ha defendido como documento periodístico y de la que ha ofrecido algunos detalles y curiosidades.
"En un festival en el que este año se presentan películas de gente a la que admiramos, tanto como Trueba, Bayona o Coixet, con todos esos estrenos y esos pedazo de directores, nos habría gustado hacer menos ruido. No era nuestra intención llegar hoy a esta rueda a prensa con esta expectación, en ningún momento pensamos que la cosa fuera a crecer como ha crecido", ha justificado Évole en este encuentro con la prensa, al que ha asistido Vozpópuli.
El director de No me llame Ternera, que se podrá ver en Netflix el 15 de diciembre y que forma parte de la sección Made in Spain del Festival de San Sebastián, ha reconocido que el asunto del documental -una entrevista a Josu Urrutikoetxea, apodado Josu Ternera, etarra con delitos de sangre que se encuentra pendiente de extradición a España para ser juzgado- es un "tema espinoso" y que, "lo cojas por donde lo cojas, te puedes pinchar".
Así, pasa la pelota a los 500 ciudadanos -víctimas, intelectuales y políticos- que enviaron una carta para pedir su cancelación en el certamen donostiarra. "Marcaron la agenda y por dónde iban a ir los comentarios de la película", ha dicho Évole, quien lamenta que las opiniones llegasen antes del visionado del filme y no después.
Preguntado acerca de su opinión personal sobre el etarra, Évole ha señalado que Ternera es "un militante que pone a la organización por encima de todo". "Nos decepcionó porque nos hubiese gustado un lenguaje más conciliador, palabras más amables. Hablaba más para adentro que para fuera, para los presos de ETA que están en la cárcel, para la militancia, y eso casi anula la posibilidad que haya un discurso más conciliador", ha señalado, al tiempo que ha reconocido que "en la izquierda abertzale ha habido cierta cobardía a la hora de decir todo lo que se piensa para no acabar siendo un disidente".
Según ha explicado Sànchez, la entrevista a Josu Ternera comenzó a fraguarse en 2020 y, tras un año y medio intentando fraguar el encuentro, terminaron de grabar la entrevista en mayo de 2022, con un total de nueve horas de grabaciones repartidos en tres mañanas, un tiempo en el que el etarra no impuso "líneas rojas". La entrevista a Francisco Ruiz, el policía local que fue tiroteado un 9 de febrero de 1976 junto a Víctor Legorburu, alcalde de Galdácano (Vizcaya), se realizó en mayo de 2023, después de la confesión que hizo Ternera de su implicación en este atentado.
"Tenemos que decidir si queremos estar con esa parte de la sociedad que cantaba "que te vote Txapote" o con la que conoce quién era Txapote"Jordi Évole, codirector de 'No me llame Ternera'
Évole defiende que esta entrevista con el líder de una organización terrorista tiene un "interés periodístico" que a su juicio es "indiscutible" y destaca que, pese a que solo hace 11 años que ETA anuncio el cese de la violencia, "muchos chavales no saben quién fue Miguel Ángel Blanco", lo que es en su opinión "una anomalía para el país". "Tenemos que decidir si queremos estar con esa parte de la sociedad que cantaba "que te vote Txapote" o con la que conoce quién era Txapote", ha señalado.
Preguntados acerca de quienes les tachan de blanquear la imagen de Ternera, Évole ha asegurado que "se equivocan porque una entrevista no es blanquear, y preguntar no es blanquear". "Creemos que nos conocen muy poco si creen que blanqueamos a Josu Urrutikoetxea. Si alguien nos coloca en el entorno de cierta simpatía, o que nos han dado la entrevista porque somos periodistas afines, eso no es así", ha defendido. Sobre este asunto, y a la luz de los comentarios de Ternera tras ver el documental, Sánchez ha aclarado que en todo momento fueron "claros" acerca de cómo iba a ser la entrevista, cómo sería su posicionamiento y lo alejados que estaban de su postura ideológica.
Otra de las cuestiones sobre la que se ha hecho muchas cábalas ha sido la intención de Josu Ternera de participar en este documental. "No puedo decir por qué accedió a la entrevista, pero sí que se le ve con un punto obsesionado sobre lo que se ha hablado de él. Le preguntamos directamente si había sido para preparar el terreno para ese juicio y dijo que no era por eso, pero esto no acabó en el montaje final", ha señalado Évole.
Évole en busca de "luz"
Évole ha insistido en que el objetivo de No me llame Ternera ha sido "arrojar luz donde nunca había habido", al tiempo que ha destacado que se trata de "la primera vez que un terrorista concede entrevista a una televisión no de ámbito estatal, sino global". "Quería hacer la entrevista sin condicionantes, quería entregar el producto tal y como estaba acabado", ha destacado el codirector, que ha hecho gala de un trabajo hecho durante tres años y "con medios que desgraciadamente el periodismo ya no tiene".
"El dolor es imposible de evitar. Hay víctimas con muchas opiniones y puede haber una que diga que no quiere verlo o todo lo contrario, que está deseando verlo. Las víctimas no son un colectivo homogéneo", ha defendido Évole en respuesta a la pregunta acerca de lo que pensarán las víctimas que sufrirán al ver estas imágenes. En este punto, ha hecho alusión solo a los testimonios favorables de las víctimas que no se han sentido ofendidas, como Sara Buesa, hija del socialista asesinado por ETA Fernando Buesa, o el propio Francisco Ruiz, que en todo momento quiso ver la entrevista a Ternera y la información que desvelaba sobre el atentado que sufrió.
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