Madrugada del miércoles al jueves. Los jugadores del Real Madrid están eufóricos en los vestuarios del Bernabéu y estallan, de manera espontánea, en un himno festivo. "Pepas y agua pa’ la seca/ tó el mundo en pastillas en la discoteca", cantaban dando botes. La canción, publicada en verano de 2021 por el superventas reguetonero Farruko, fue la más escuchada de aquel año en España, a pesar de que llegó tarde, el octavo mes. Su ritmo machacón y contagioso la convirtió en una especie de “Paquito, el chocolatero” para la generación de Bad Bunny. La pieza ha cosechado cuatro discos de platino en España y ocho en Estados Unidos, además de ser escogida como canción de aquel año por la revista Time.
Seguramente la han cantado felices miles de personas sin conocer que se trata de una apología de las drogas químicas. La palabra 'pepas' es sinónimo de pastillas en América Latina. Hubiera encajado perfectamente en la ruta del Bakalo, la escena electrónica Valencia que arrasó en España durante los años ochenta y noventa. Desde el otoño posterior a su lanzamiento, algunos colegios españoles han tenido que prohibir a sus alumnos que la cantaran en los patios, tras las protestas airadas de algunos padres (por ejemplo, el colegio público de Mirasierra de Madrid, situado en uno de los barrios de mayor renta de Madrid). Por supuesto, la medida ha servido de poco, ya que no hay personal capaz de controlar las canciones que entonan miles de escolares cada mañana en sus media hora de descanso. El himno de Farruko se sigue coreando en colegios de curas y también en los de extarradio.
Lo curioso de la canción es que el propio Farruko decidió dejar de cantarla a comienzos de este año. En un principio la había defendido como algo natural en la música popular, que siempre ha reflejado la vida cotidiana de las personas corrientes: “Yo canto lo que se vive allí afuera. No te puedo hablar de Disney World, porque lo que estamos viviendo no es Mickey Mouse tomándose un helado de cereza. Lo que estamos viviendo son este tipo de cosas”, explicaba en una de sus numerosas entrevistas promocionales. Curiosamente, en la red social TikTok se puede encontrar el vídeo de alguien disfrazado de Mickey Mouse bailando la canción (paradojas del pop). Farruko también solía destacar que el himno supone una inyección de alegría tras los duros años de la pandemia.
Del éxtasis químico al religioso
Por supuesto, la cosa no quedó solo en eso. El pasado mes de febrero, el artista anunció su conversión al cristianismo, una de cuyas consecuencias era dejar de interpretar su mayor éxito en los conciertos. Lo explicó durante un show en Miami en el que dejó sonando la base de la canción para compartir pensamientos como este: “Yo me creía mi propia mentira. Porque mi canción estaba número uno, yo no sabía el mensaje que yo estaba dando, que le decía a la gente 'tómate una pastilla para que seas feliz'. ¿Y sabes qué? Yo no me siento orgulloso de eso. ¡Sabe Dios a cuantos de sus hijos les hice daño!… Y yo hoy me paro, como un varón, a decirles que me perdonen como ser humano", lamentó.
Seguimos perfumando la mierda, ese es mi dicho. Hasta que llega el día en que hay que coger la pala”, resume Farruko
Las declinaciones de "Pepas" en la cultura pop han sido diversas. El cómico Joaquín Reyes realizó una tronchante parodia del reguetonero, cuestionando la profundidad de sus letras y la escasa diversidad de su repertorio (te ríes estés de acuerdo o no con sus planteamientos). Entre los seguidores de 'Farru', muchos han llegado incluso a dudar de la sinceridad de la conversión, lo que animó al cantante a ofrecer una entrevista de dos horas en Molusco TV detallando sus motivaciones. “Lo que me pasó a mí fue un reseteo. Yo venía cargado, tenía veinte 'pedos' en mi vida y nunca los iba a ver. De hecho, yo no di el paso. El hombre me llevó al desierto para que lo pudiera ver”, explicó. La entrevista completa contagia sencillez y sinceridad.
El presentador, Jorge Pabón “Molusco”, le comentó entonces que otro superventas del género, Anuel AA, le confesó en una entrevista que él también se siente vacío, a pesar de haber alcanzado el éxito en todas las facetas de su vida. “Seguimos perfumando la mierda, ese es mi dicho. Hasta que llega el día en que hay que coger la pala”, concluye Farruko. Ahora se dedica a cantar canciones de amor convencional, rodeado de cruces de neón en el vídeoclip. ¿Estamos preparados para su salto al reguetón cristiano? Mientras tanto, el mundo sigue celebrando todo tipo de triunfos con su estribillo más famoso y eufórico
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