La izquierda española tiene un ritual cada década ineludible y es odiar a algún desertor de sus causas perdidas. Esta vez le ha tocado a un clásico socialdemócrata, Fernando Savater (San Sebastián, 1947), que ha pasado de ser ídolo progresista a juzgarse como particular Emmanuel Goldstein de su tiempo. Lo leyeron mal, claro: Savater anciano es el mismo adolescente jovial, evidente niño grande -maestros ácratas-, que se rodea de juguetes en su piso de Madrid. Todo un J. F. Sebastian castizo (el personaje de `Blade Runner´) que parece recibir a los periodistas por su obra Carne gobernada (Ariel, 2024) como polichinelas que vuelven al hogar.
Respuesta: Es un libro de vejez porque yo soy viejo (risas). Esa es la única explicación.
R: Eso es verdad, ¿no? Porque, bueno, de alguna manera retomé mi situación después de la muerte de mi mujer, que fue el gran trauma de mi vida. Entonces, creí que eso iba a acabar definitivamente conmigo, pero bueno el asombro fue que no pasó, que he continuado funcionando. Entonces, yo quería dar testimonio de eso, de esa vida, aunque sea crepuscular y triste, pero también tiene sus compensaciones y placeres.
R: Bueno, claro, es inevitable. La tristeza por la ausencia no se me va a pasar. No me creo esas cosas de que el tiempo todo lo cura. Creo que el tiempo cura tan pocas cosas como el espacio. No me parece en absoluto que sea verdad, pero sí es verdad que ahora me doy cuenta de que uno no se muere de pena, que también puede vivir de pena. Y, entonces, lo que digo es que en esa vida de pena hay también placeres…
R: Bueno, yo creo que hay poco, aunque ahora a veces se habla más y es verdad que es un tema complicado; sobre todo, el deseo. El verdadero deseo y el desarrollo de este en la vejez. Creo que, bueno, salvo estudios clínicos que no son muy interesantes, hay poco desde el punto de vista más artístico, más testimonial. O sea, es un tema que se toma con pinzas…
R: Eso en la mujer es todavía peor, yo creo. El hombre todavía es visto como un superviviente y así tiene ciertas cosas positivas, pero el deseo de la mujer cuando ya ha pasado la frontera de los 70 parece mal visto.
R: (Risas) Primero, eso fue mi descubrimiento del “Zoom” – una aplicación de videoconferencia-, porque yo no conocía lo que era hasta que el COVID me lo enseñó y luego ya me he convertido en un adicto, claro. Esto es debido a que ya no tengo muchas ganas de salir e ir a los sitios y el acceso que te da el “Zoom” es estupendo.
R: Bueno, yo normalmente siempre voy en batín en casa. En verano voy casi completamente desnudo (risas). Es para ir a la calle cuando me visto.
R: Ahora, efectivamente, describo esa visión por la cual todo sexo heterosexual ya es visto como un conato de violación. La mujer tiene que estar siempre protegiéndose del hombre porque este nunca quiere nada bueno.
Todo sexo heterosexual ya es visto como un conato de violaciónPregunta: De hecho, es curioso que siendo bisexual tengas el valor de decir que para el nuevo feminismo “la heterosexualidad es sospechosa” ¿No salvas nada de Paul B. Preciado o Judith Butler?
Respuesta: Bueno, que son dos mierdas, ¿qué voy a decir? O sea, son malísimos, son charlatanes...
R: Foucault, que no decía más que barbaridades normalmente, sí tenía un talento.
P: ¿Te dijo algo Emil Cioran de Foucault? Tú que fuiste su traductor…R: No, yo creo que Foucault era demasiado moderno ya para él. Él detestaba a Sartre y a Camus, pero a Foucault no llegó.
P: Saliendo de las luchas feministas, ¿Qué supone para ti la imaginación en tu vida diaria? Parece en esta obra, luego de “Pelo Cohete”, el único territorio de felicidad y quizá libertad…R: Bueno, yo siempre he vivido la vida de la imaginación como mi verdadera vida. O sea, creo que he sido bastante racionalista -me he dedicado al estudio de una materia que es la filosofía que tiene mucho que ver con la razón- aunque también con la imaginación. Pero mi vida verdaderamente ha estado basada en la imaginación, en la fantasía, en la ficción, en lo que se escapa del humo de la realidad.
P: Hablando de la imaginación, de las ficciones, ¿No es el nacionalismo la ficción más perversa? Sin duda, la más sujeta a reglas, algo que debe despreciar cualquier escritorR: Bueno, el nacionalismo es una reducción de la imaginación. El nacionalista cree que, de alguna forma, los seres humanos tienen un nacimiento y un desarrollo parecido al de las plantas. O sea, tienen unas raíces y no son capaces de imaginar una vida conceptual, una vida abstracta, que es en realidad la vida del hombre. Por lo tanto, claro, una ciudadanía que no esté basada en raíces, en terruños, les parece algo incomprensible.
P: A mí me sorprende, como historiador, que existan “historiadores nacionalistas”. Es un claro oxímoron: el nacionalismo no deja de ser una mitología…R: Bueno, es una falsificación, porque las mitologías no se presentan como formas de realidad, sino como elucubraciones sobre lo real. Mientras que la historia nacionalista es una falsificación de la historia real.
P: El poeta de medio pelo Dorio de Gádex en Luces de Bohemia tiene una genialidad propia de un gran creador: “Sentir la patria es un lujo que no podemos permitirnos” ¿Se ha olvidado esto en España?R: Es que los pobres necesitan patria, necesitan compañía, necesitan apoyo. El millonario es cosmopolita porque de alguna manera no necesita el apoyo de una sociedad, el apoyo de un acogimiento humano. El millonario va de cosa en cosa, de persona en persona.
P: Es muy aguda y cruel tu convicción del PSC como “cáncer” de la socialdemocracia, ¿Por qué han alcanzado tanto poder gente como Josep Ramoneda o Jordi Amat que son antes catalanes que socialistas? ¿De dónde emana su prestigio?R: Bueno, ese es el asunto: Cataluña, aparte de que es una parte muy potente dentro de España, ha alcanzado al final del siglo XIX una protección especial. Es curioso que las dos regiones más protegidas por el estado en España son las que se han llevado peor: el País Vasco y Cataluña. Stendhal ya hacía chistes sobre que los catalanes obligan a los españoles a comprar paño catalán en vez de comprar paño inglés, que es mejor y más barato.
P: Ramón Tamames solía recordar que solo cuando se empezaron a eliminar aranceles proteccionistas, casi todos con origen catalán a finales del siglo XIX, es cuando el país empezó a crecer…R: Sí, sí, claro. O sea, que de alguna manera España ha costeado su bienestar a los catalanes y luego estos están convencidos de una superioridad. Yo tengo un amigo que no se considera ni mucho menos nacionalista catalán y en una conversación decía: “Bueno, claro, pero no me vas a comparar a mí, a un catalán, con uno de Murcia” (risas). Lo dijo con toda naturalidad. Es decir, una cosa es que no seamos nacionalistas y otra cosa es creer que somos iguales que los de Murcia.
P: Luego de los resultados de Cataluña en el “informe PISA” es difícil argumentar esa superioridad…R: Exactamente.
P: ¿Has revisado los viejos 'Por Favor' donde compartías colaboración con el padre de la patria catalana moderna Joan Fuster?R: No, yo no. Yo tengo algún libro por ahí de Fuster, incluso alguno dedicado me parece.
P: Es el pensador más influyente en catalanismo moderno y creo que no dejó de ser falangista: cambió sólo la palabra España por “Països Catalans”R: Pues probablemente. Y no fue al primero, desde luego, que se le ocurrió esto. En el País Vasco también ha ocurrido ya que en el fondo el falangismo era una forma de nacionalismo. Era un nacionalismo más o menos incluso mistificador, también virulento. Entonces, bueno, es lógico que se pase de una cosa a otra: visto que lo de España no funcionaba, pues entonces se pasa a la región, a la pequeña patria. En definitiva, al victimismo de una región.
P: ¿Llegaste a conocer a Joan Fuster?R: Hace mucho, la verdad; era un tipo más que gracioso, socarrón. Y, vamos, creo que lo vi una vez en mi vida y tampoco le voy a hacer un juicio….
P: ¿Cuánta culpa tuvo Manuel Vázquez Montalbán en blanquear el nacionalismo catalán entre la izquierda? Jamás el vasquismo tuvo el prestigio en Madrid que tuvieron los miembros más conspicuos del “oasis catalán”R: Sobre todo, son personas que pudieron haber parado el nacionalismo. Una persona como Vázquez Montalbán, con su prestigio en la izquierda (un charnego que además podía haber decantado claramente la cosa contra el nacionalismo) se dejó llevar por la corriente. Vázquez Montalbán sí podía haber hecho otra cosa, era un hombre además de cultura castellana, y sin embargo se dejó llevar por el nacionalismo porque le convenía, de eso no cabe duda.
P: Es interesante porque cuando tú lees los viejos textos de Vázquez Montalbán los chistes de la Legión y su cabra son incesantes, pero no hace nunca sátira del tema catalán…R: Claro, es que es incómodo: la vida de una persona más o menos destacada se enfrenta a su contexto cultural. Si estás bailando el agua a las autoridades nacionalistas…
P: De hecho, como fuente histórica de los 70 es más interesante Gregorio Morán que Vázquez Montalbán.R: Bueno, el otro día vi una entrevista que me dejó muy asombrado del escritor Eduardo Mendoza -que evidentemente no es nacionalista, pero se deja querer-. Y, entonces, decía: “No, que a él la amnistía le parecía muy bien…”. Es frivolidad, por supuesto, pero también por otra parte es una renuncia a cualquier tipo de crítica para proteger su comodidad, claro.
P: Quiero que imagines un escenario alternativo, en el cual transiges con el mundo 'abertzale' y decides ser el enlace entre estos y el centro izquierda ¿No serías un ídolo para el Podemos / Sumar actual?R: Bueno, yo no sé si sería un ídolo para estos. El diario 'Egin' me persiguió para que escribiera y en principio estuve. Me invitaban, así, a todos los aquelarres batasunos…
P: Se debe decir una cosa a favor del mundo abertzale: se come muy bienR: (risas) Bueno, eso en País Vasco afortunadamente no es cuestión de izquierda ni de derecha.
P: No, pero en las “Herriko taberna” había tapas gigantescasR: Sí, sí: eso es verdad. Era una tentación entrar en ese mundo porque constantemente te decían “tienes que hablar con Joseba Egibar”. Y yo decía: “no tengo nada en contra, no es un problema personal, no hace falta que me convenzan de que son simpáticos. Yo estoy en contra de las ideas, no de las personas”. Sobre ser ídolo, me parece que para ser ídolo no he nacido, aunque es cierto que hubiera podido tener bastante apoyo y prestigio, sí.
P: En esta obra hay mucho desprecio, un tanto cruel a veces, a todo el ensayo surgido del 15-M ¿No salvas a ningún joven? ¿Ni siquiera a tu hijo -uno de los más sólidos-?R: Ahora, digamos, los jóvenes ya no son para mí motivo de lectura. Algunas cosas sí he leído, pero es verdad que mi último ensayista ha sido José Luis Pardo, que ya es veterano para la cosa actual. Y, sobre todo, yo releo ya mucho más de lo que leo, y entonces es difícil... Comprendo que debería quizá abrirme más a novedades, pero no me ha llamado mucho la atención ninguno de momento, ¿no?
P: ¿No hay como dos países en España en lo cultural? Es decir, la generación que ahora tenéis 70 y habéis sorteado la crisis y los menores de 45, que llevan viviendo la crisis desde 2008. No parece que haya puentes entre estas…R: No tengo ni idea. Mi visión es siempre de individuos; los movimientos culturales nunca me han llamado la atención.
P: Respuesta muy propia de Cioran. ¿No crees que esa vida de viajes por deleite en tu vejez, un tanto burgueses, te ganarán el desprecio del marxismo más circunspecto? Es decir, veo perfectamente a Antonio Maestre despreciando este libro como “decadente”R: Bueno, en fin, cuando uno escribe un libro se pone en un escaparate y entonces habrá gente que te lo compre y gente que no, y gente que le guste y que no. Eso es lo malo de salir al escenario, ¿Verdad? Si no haces nunca nada que rebele a los demás, por lo menos no tendrás nunca malos rollos, pero si sales fuera, pues sí.
P: ¿No es esta nueva izquierda, de Maestre o Nacho Escolar, la que ahora está ganando dinero y se está aburguesando?R: Yo veo que van bien, veo que van bien, sí…
P: No hay reportajes ya de Cristina Fallarás a punto de ser desahuciada.R: No, claro, no les va mal. Yo creo que económicamente viven de la cantidad de dinero que se gasta la izquierda en chiringuitos feministas, ecológicos, etc. Es una cantidad de gente tremenda.
P: Adoras las carreras de caballos y es interesante preguntarte qué tipo de jinete sería Pedro Sánchez ¿El astuto al fondo que va a lomos de lo que llaman “dark horse”?R: Yo creo que Pedro Sánchez sería uno de esos jinetes que descalifican a la segunda carrera por haber hecho trampas en el recorrido (risas).
P: Y, la última pregunta, ¿Cuándo otorgará por decreto ley Pedro Sánchez la dirección de El País a la familia Escolar?R: Bueno, ya no me atrevo a hacer juicios. Yo creo que la empresa de 'El País' ha cambiado mucho. Me han preguntado por los cambios, por mi despido, y siempre digo: “la empresa me acogió y ahora me ha despedido porque está en su derecho”. Ya no es la de antes: son dos empresas distintas.
P: ¿Cuál fue el momento del cambio?R: Eso ya no lo sé porque tendría que conocer diversos intrínsecos económicos y tal. A mí, la verdad, me han contado muchas cosas, pero no...
P: Es casi una leyenda urbana en todos los ex del diario el momento del cambio…R: Exactamente. Bueno, ya no es “¿Cuándo se jodió el Perú?” sino “¿Cuándo se jodió 'El País'?” (Risas). Yo en el libro trato de dar una versión que no pretendo que sea definitiva. Creo, así, que ha sido la irrupción masiva del PSC la que ha hecho que se vaya derivando cada vez más hacia esa especie de identidad privilegiada que ahora domina el periódico.
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