Cultura

Festival FACYL: Castilla 'la Vieja' también es moderna

Un buen amigo de estas páginas comentaba hace unos días “Castilla la Vieja es la tierra más bonita del mundo”. No sé si esta afirmación es cierta, pero resulta evidente

Un buen amigo de estas páginas comentaba hace unos días “Castilla la Vieja es la tierra más bonita del mundo”. No sé si esta afirmación es cierta, pero resulta evidente el notable desconocimiento de su historia y patrimonio. La comunidad se vuelca en rememorar su pasado, por ejemplo este año se cumple el 500 aniversario de los Comuneros, pero también ofrece propuestas contemporáneas que tendrían más difusión si se realizaran en algunas de las grandes capitales que acaparan la información cultural.

Hace días echó el cierre la sexta edición del Hay Festival Segovia, que ha promovido durante varios meses actividades por toda la comunidad. Esta semana en Salamanca, entre el 5 y el 10 de octubre, se celebra FACYL, el Festival de las Artes y la Cultura de Castilla y León, un evento repleto de actividades, actuaciones, conferencias y coloquios, que convertirá la ciudad en punto de encuentro cultural. Con un marcado compromiso con las artes y culturas contemporáneas, tendrá lugar en espacios emblemáticos como el Teatro Liceo, el Palacio de Congresos, el Teatro Juan del Enzina, el Centro de las Artes Escénicas y de la Música (CAEM), el Huerto de Calixto y Melibea, la Sala de Exposiciones San Eloy y –como novedad– la Catedral de Salamanca.

Castilla, antigua y moderna

Este último espacio acogerá una de las actividades más singulares, se trata del grupo corso A Filetta, propuesta vocal, polifónica, audaz y contemporánea, reflejo de una poderosa tradición oral. Más de cuarenta años aunando músicas sagradas, piezas de Semana Santa, canciones profanas, bandas sonoras de películas o creaciones para coreografías como las de Sidi Larbi Cherkaoui. Uno de sus integrantes, Jean Claude Acquaviva, nos comenta que "nuestra música viene de muy lejos, sus orígenes se van perdiendo en el tiempo pero es innegable que está marcada por muchas influencias". Sobre la relación con las nuestras: "España es una de las grandes referencias con el canto mozárabe y la música árabe-andaluza, le debemos una parte de lo que somos, pero musicalmente y en un terreno intrínsecamente polifónico, estamos más relacionados con Oriente, Italia, Grecia, Albania y Georgia”, destaca.

Considerar que las tradiciones pueden constituir una especie de escudo es absurdo, peligroso", advierte Rodrigo Cuevas

Se trata de música con raíces, "profundamente anclada, pero abierta al mundo, parte de una trayectoria, de un movimiento, de una identidad apaciguada…". También piensa que "considerar que las tradiciones pueden constituir una especie de escudo es absurdo, peligroso, si no beligerante, totalmente desconectado de la idea misma de cualquier proceso vital. En todos los tiempos los humanos hemos sido producto de mutaciones, migraciones y ollas de fusión, que a menudo nacen de enfrentamientos. Nuestra propuesta es confiar en el tamiz de la memoria, seguir produciendo sensaciones, con la esperanza siempre de contribuir a un mundo mejor". ¿Cuáles son sus motivaciones artísticas? "El deseo de contribuir a salvar una memoria oral colectiva nos hizo preguntarnos sobre nuestra capacidad de ubicarlas en nuestro tiempo, en nuestras propias vivencias. Esto generó encuentros, colaboraciones y aperturas que dieron personalidad a nuestro perfil", explica. En la ciudad, cuyo casco antiguo fue nombrado Patrimonio de la Humanidad en 1988, se escucharán parte de esas composiciones para teatro, tragedias, danza, cine, extractos de un réquiem o de un vía crucis. Una oportunidad para ver a un grupo que la última que nos visitó fue en agosto de 2018 en el Festival Pedra Viva de Menorca.

Memorias familiares en la cueva

No será la única propuesta rítmica. El pianista Christophe Chassol mostrará su película musical inspirada en la novela The Glass Bead Game, de Hermann Hesse. El dúo Maria Arnal i Marcel Bagés asomarán su pop mutante, engarzando la tradición en el mañana. Por su parte, Hara Alonso y Alba G. Corral trasladarán al piano experiencias físicas, electrónica minimalista y software generativo. La artista visual Edurne Rubio presenta una performance basada en la experiencia familiar: durante los años 50 y 70, su padre y sus dos tíos formaron parte del Grupo de Espeleología Edelweiss, que trabajó en el norte de Burgos en Ojo Guareña, una de las cuevas más grandes de Europa. Rubio promete recerea en el teatro "una película fuera de pantalla", iluminada por linternas.

Iban Urizar, etnomusicólogo y multiinstrumentista guipuzcoano, presentará Amorante, cinco canciones con aires flamencos y orientales. Jessica and me es la propuesta de la bailarina y coreógrafa Cristiana Morganti, solista del Pina Bausch Tanztheater de Wuppertal, que esta vez reflexiona sobre el acto de ocupar el escenario. El coreógrafo de origen bielorruso Arkadi Zaides, planteará en Necrópolis cuestiones éticas sobre las trágicas muertes de refugiados y migrantes que pierden la vida en su intento de llegar a Europa. El artista griego Euripides Laskaridis, siempre preocupado por la transformación y el ridículo, presentará un espectáculo con referencias al vodevil, las payadas y el cabaré.

El festival invitado de este año es el Ars Electronica de Linz, referencia de la creación contemporánea

En una línea similar pero divergente, Rodrigo Cuevas desplegará Barbián: zarzuela cabaret, espectáculo prepandémico en compañía del dramaturgo Fernando Carmena, metamorfoseando piezas de Manuel Penella, Federico Chueca y Pablo Sorozábal. Se trata de un espectáculo estrenado hace dos años en los Veranos de la Villa de Madrid, y que se ha podido ver en contadas ocasiones debido a la pandemia. ¿Su contenido? "Un viaje desde de la zarzuela más regionalista a la más castiza", comenta el artista asturiano. Aprovechamos la ocasión para disertar con Cuevas si en estos tiempos globales no hay una cierta 'moda' por la tradición: "La música tradicional siempre ha sido global, continuamente viajó. Hay un error de concepción al considerar que surgió como algo que vino Dios y nos dio en unas tablas, nunca fue así, siempre ha estado evolucionando. El ser humano constantemente ha estado ávido de novedades, abrazando lo que venía de otros lugares, adaptando las novedades, luciendo palmito con ellas, puede ocurrir que sea una moda. Hay mucha gente mirando a la música popular, se convertirá –creo que ya lo es– en tendencia".

¿Añoranza por el pasado?"Hay varias formas de mirarlo, unos desde cierta superficialidad, la nostalgia. La gente que conoce el folclore profundamente no lo hace desde esa perspectiva, profesa una propuesta de futuro, agarra la identidad, recoge formas de cantar maravillosas que se pierden, ayudando a no despreciar cosas que siguen siendo útiles, parte de nuestra identidad. Los que conocemos la tradición no lo hacemos desde la morriña, las sociedades tradicionales eran mucho más difíciles de habitar que la nuestra, tenemos que conocerlas", responde.

Ante uno de nuestros artistas más heterodoxos, no me privo de preguntar por el sentido actual del término: "ser heterodoxo es saber estar en cualquier lugar y situación, una forma de vivir. En general, lo somos poco, solo nos adaptamos a nuestro círculo próximo, fuera estás como un pulpo en un garaje. La gente antes tenía más facilidad de estar en otros espacios, siendo más flexibles, absorbiendo todo sin problema. Ahora parecemos cortados por el mismo patrón, si nos sacan de ahí estamos inseguros. Cogemos las modas, las tribus urbanas, para resguardarnos con unos códigos exactos de comportamiento, de donde no sales para no sentirte inseguro", opina.

De la zarzuela a la electrónica

Este agitador folclórico como le gusta definirse —"aunque me esté cansando realmente un poco de ello"— participará en Arar, cultivar y crear explorando límites, una de las conversaciones programadas. Desde su primera edición en 2005, FACYL ha contado con cuatro equipos, cada uno con su propia visión a la hora de programar. Hace año y medio los organizadores decidieron que la dirección artística recayera en tres comisarias con contrastada experiencia en la gestión cultural: Cristina de Silva, artista multimedia, codirectora de la plataforma L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual), Juana Escudero subdirectora de Educación, Cultura, Patrimonio y Deportes y Ocio de Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y Teresa Lasheras, directora de artes escénicas y música en el Museo Universidad de Navarra. Para ellas, la reflexión, el conocimiento y el desarrollo de una comunidad cultural activa es esencial, fomentando foros, encuentros y conversaciones, señas de un FACYL renovado "tratando de aportar una mirada abierta, presentando tanto creaciones reconocidas internacionalmente como innovadoras en sus campos, como nuevas experiencias creativas de artistas locales o globales. Hibridaciones y recuperación de la participación local, buscando arraigo más allá de sus fechas de celebración", responden al unísono.

No necesitamos que decrezca la cultura, sino la huella material de la producción cultural", explica Yayo Herrero

FACYL mantiene una política de alianzas con otros festivales internacionales, a través de la participación en la Asociación Europea de Festivales (EFA). Cada año se invita a un festival internacional de referencia. En 2021 es el turno del Ars Electronica de Linz, encuentro emblemático de la creación contemporánea, que ha celebrado este año su cuadragésima tercera edición. La historia del certamen alemán se podrá conocer a través de tres conversaciones con algunos de sus directores y dos de sus artistas en residencia. En paralelo, una selección de la mejor creación digital internacional en la exposición Proyecto Híbrido, que incluye una excelente muestra de la animación electrónica internacional.

El problema del folclore

Para Juana Escudero esta es una de las características que definen al festival: "la organización de conversaciones sobre dimensiones de la cultura que requieren una reflexión participada por expertos de todos los ámbitos. Este es mi cometido en el festival, me parece un privilegio reservar un amplio espacio para la reflexión sobre asuntos emergentes que nos condicionan a todos". Conversaciones como Sin derechos (digitales) con Jesús Prieto y Marta Peirano; Códigos creativos con Alba G. Corral y Daniel Canogar; Una nueva comunicación para una nueva cultura: la cultura ante el fin de los medios de comunicación de masas con Mario García de Castro, Carlos Alberto Scolari y Mari Luz Congosto. Tampoco faltan intelectuales de talla global como el sociólogo Richard Sennett, sociólogo especializado en conflictos urbanos y del trabajo. Otros nombres incluidos son el arquitecto Pablo Sendra, el padre del movimiento ‘Slow Food’ Carlo Pertino y Elena Lucas, jefa de cocina de La Lobita, con una estrella Michelín en la pequeña localidad soriana de Navaleno.

En Cultura, ciencia y tecnología para una sociedad sostenible intervendrán Juan Luis Arsuaga, Brenda Chávez y Yayo Herrero. Esta última nos comenta que "la cultura de la sostenibilidad de la vida y la del espectáculo pueden y deben converger. Las claves para mí serían que el espectáculo desde el punto de vista material, piense en la minimización de la huella ecológica (energía, agua, materiales, transporte, etc…) y que, desde el punto de vista de los objetivos, considere la contribución que puede hacer a crear una cultura de suficiencia y reparto". ¿Es necesario el decrecimiento cultural en tiempos de cambio climático? "Lo que tiene que decrecer, o más bien va a hacerlo sí o sí, es la dimensión material del conjunto de la vida social. No necesitamos que decrezca la cultura –no me imagino qué podría ser un decrecimiento cultural–, necesitamos una fuerte producción centrada en la sostenibilidad de la vida. Debe decrecer es la huella material de la producción cultural", aclara.

Resumiendo: un lujo de festival, con un total de treinta actividades, representando a diez países y cinco comunidades autónomas. Lo que se echa de menos es alguna propuesta ligada a la tradición desde la propia comunidad, como las desarrolladas por sus dulzaineros o Vanesa Muela, que podrían enriquecer futuras ediciones de un festival necesario.

FACYL se celebra en Salamanca entre el 5 y el 10 de octubre.

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