Un total de 158 festivales culturales han nacido en los últimos 3 años en España, una cifra proporcional a los 160 que han desaparecido. La cifra ha sido proporcionada por Tino Carreño, profesor e investigador del Programa de Gestión Cultural de la Universidad de Barcelona (UB). Los festivales culturales suponen "un sector en el que es fácil entrar, pero del que también es fácil salir si la propuesta no arraiga y, de hecho, la crisis se ha llevado por delante muchos festivales", ha comentado Carreño.
Eso es lo que les ha ocurrido al 20% de los 800 festivales que existían hace tres años, lo que supone que algo más de 160 festivales han desaparecido en el mismo periodo en el que han aparecido 158. Algunas de estas desapariciones han sido sonadas, como la del festival Jiwapop de Montcada i Reixach (Barcelona), que tenía que celebrar su primera edición el pasado mes de junio y fue anulado poco antes, a pesar de que ya se había vendido entradas anticipadas, cuyo importe todavía no ha sido devuelto a los damnificados.
"Los festivales son muy dependientes de la taquilla porque los ingresos procedentes de las administraciones públicas han caído en picado y los patrocinadores también invierten menos. En consecuencia, si no se vende un mínimo de entradas, los organizadores optan por anular", aclara Carreño. La dependencia de la taquilla ha hecho que los sectores que tienen más público potencial estén sobrellevando mejor la crisis que los que precisan más ayuda de las administraciones.
Capean mejor la crisis los festivales que tienen lugar en grandes ciudades o zonas turísticas que los que se celebran en localidades pequeñas. El 40% de los 158 festivales que han nacido en España en los últimos tres años están radicados en Madrid o Barcelona, según el estudio de Carreño, doctor en Gestión Cultural y del Patrimonio por la Universidad de Barcelona (UB).
Los festivales de música erudita y artes escénicas sufren más la crisis que los de música moderna y producciones audiovisuales. "Es muy interesante ver la evolución de los últimos 35 años. En los años ochenta nacieron muchos festivales de artes escénicas y música erudita, mientras que ahora estos son los que más desaparecen, mientras nacen eventos de música moderna y audiovisuales", asegura. La causa de esta evolución es que "en los ochenta, las aportaciones de las administraciones permitieron arrancar eventos caros, como los de música clásica, mientras que ahora se apuesta por festivales más baratos, como los audiovisuales, y con aceptación en amplias capas de la población, como los de música moderna".
"El sector de los festivales es muy flexible y se ha adaptado bien a la crisis. Muchos festivales han podido sobrevivir a la reducción de ingresos disminuyendo el número de días o de actividades". Sin embargo, esta flexibilidad no significa que sea un refugio seguro para cualquier iniciativa, es necesario un análisis y estrategia previa antes de lanzarse a esta aventura empresarial y la falta de previsión también es la causa de algunos de los fracasos empresariales en este sector", remacha el profesor universitario. que también ejerce como gestor cultural.