El encuentro entre el presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, y el presidente de Gobierno Pedro Sánchez se celebró con la mayor cortesía. casi recubierta por una gruesa película de azúcar bajo la canícula del verano. Torra regaló a Sánchez dos libros sobre Cataluña, Imago Catalonia, de mapas, y ‘Aran, un país’, de fotografías, así como una botella de licor de ratafía. Un digestivo, pues.
Sin embargo, una de las escenas más llamativas del encuentro se produjo durante el paseo que dieron ambos políticos a través de los jardines del Palacio de Gobierno. Se detuvieron, además, en la fuente donde el poeta Antonio Machado se reunía en secreto con Pilar de Valderrama, la musa que bajo el nombre de Guiomar inspiró los poemarios Canciones a Guiomar (1929) y Otras canciones a Guiomar (1936).
"En un jardín te he soñado, /alto, Guiomar sobre el río, /jardín de un tiempo cerrado/ con verjas de hierro frío" escribió el poeta sevillano sobre aquella mujer. Acaso pergeñó muchos de esos versos a los pies de esa fuente de la que Pedro Sánchez le habló al presidente de la Generalitat durante la inauguración de los Juegos del Mediterráneo de Tarragona, a finales de junio, y que en esta visita le enseñó, cumpliendo -pues- su palabra. La fuente, que está junto a la residencia, forma parte junto con el jardín y el agua, uno de los símbolos recurrentes en la obra de Machado.
Los jardines del palacio de La Moncloa, una antigua posesión del marqués del Carpio que databa del siglo XVII, pasó de noble en noble hasta que, en 1784, fue recibida en herencia por María del Pilar Teresa Cayetana de Silva, decimotercera duquesa de Alba. Al morir ésta, el rey Carlos IV adquirió el palacete y la huerta en la que hoy destacan unos imponentes jardines y en cuyo interior, en los años 30, el poeta de la generación del 28 vio transcurrir buena parte de sus días madrileños.
En aquel tiempo, año 1932, eran jardines de aristócratas abiertos al público por las autoridades republicanas a los que la gente acudía por tratarse de un espacio ameno y acogedor. Acaso por su naturaleza discreta y de celosía, el poeta pensó que sería el lugar ideal para darse cita Pilar de Valderrama, la mujer que ocupó su corazón tras la muerte de la jovencísima Leonor Izquierdo Cuevas, quien murió poco después de casarse. Acaso a Pedro Sánchez también se le pasaría por la cabeza, que el enclave resultaría, por qué no, propicio para cortejar acaso al libérrimo Torra que acudió a La Moncloa pidiendo autodeterminación.
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