Son las diez y media de un día que comenzó anoche. La mañana siguiente del anuncio del Premio Planeta es, ya se sabe, una montaña rusa. El ganador y finalista conceden una entrevista tras otra, a veces dos al mismo tiempo, como ahora. La ganadora Dolores Redondo y el finalista Marcos Chicot sostienen, cada uno, un teléfono móvil. Hablan, y hablan, y hablan. Contestan las preguntas de los magazines de radio. Cuentan, una y otra vez, lo que habrán de seguir contando el resto del día. Y de eso va este asunto, de contar…. En la mesa, plantada como una pica en Flandes, la estatuilla de uno de los premios literarios más antiguos en España y que este año llega a su edición número 65.
La ganadora Dolores Redondo y el finalista Marcos Chicot sostienen, cada uno, un teléfono móvil. Hablan, y hablan, y hablan
"Ver la historia del Planeta es ver la historia de este país. Esta es una edición importante, porque es la 65, pero también por muchas otras cosas. Pienso en Ana María Matute, en Manuel Vázquez Montalbán, en Juan Marsé llegando a recoger el premio con su cazadora amarilla, a toda prisa porque apenas y lo consiguieron para comunicárselo poco antes. Este premio es una historia importante, en la que están incluidos autores fundamentales. A muchos podrá parecer una frivolidad o una ligereza, pero este es mi sueño y yo estoy cumpliéndolo”, asegura la escritora donostiarra Dolores Redondo, quien desde anoche no se quita la sonrisa de la boca. No es para menos. "El planeta es el premio que permite llegar a más nuevos lectores”, dice. Y aunque a ella eso no le haga del todo falta –su Trilogía del Baztán sobrepasa el medio millón de lectores-, el asunto tiene su miga.
"Este premio es una historia importante, en la que están incluidos autores fundamentales. A muchos podrá parecer una frivolidad o una ligereza, pero este es mi sueño y yo estoy cumpliéndolo"
Hay de todo en esta 65 edición. Por un lado, la novela ganadora Todo esto te daré, cuenta una historia de apariencias, mentira y corrupción. A partir de un supuesto accidente de tráfico, un afamado escritor descubre la doble vida de Álvaro Muñiz de Dávila, y a aflorar, junto con un guardia civil retirado y un cura amigo del fallecido, los más oscuros secretos de una familia de rancio abolengo. Del otro, una novela histórica que se comporta como thriller. La obra finalista, La muerte de Sócrates, escrita por Marcos Chicot está ambientada en la Grecia del año 437 aC, año en el que según el oráculo de Delfos, Sócrates va a morir a manos de un hombre de clara mirada. Querefonte, su amigo y discípulo, se obsesiona con Perseo, cuyos ojos casi transparentes ocultan una terrible verdad. En ambos novela se mezclan géneros literarios a la vez que se tocan temas cuya vigencia da qué pensar. La impunidad y la codicia en Todo esto te daré y en La muerte de Sócrates la larga historia de manipulación que perpetra el poder en las sociedades, sea del tiempo que sea.
Y aunque andar por la vida matando filósofos tiene detrás un andamio de crítica, Chicot intenta ser muy claro. “Yo al escribir no pienso en géneros, pienso en entretener"
Y aunque andar por la vida matando filósofos tiene detrás un andamio de crítica, Chicot intenta ser muy claro. "Yo al escribir no pienso en géneros, pienso en entretener. Busco que mis novelas hagan lo que las series de televisión: atrapar al lector. Yo quiero lectores con ojeras, que no puedan soltar el libro. Esto, que podríamos llamar un thriller histórico, busca que el lector se mantenga en tensión, que reflexiones. Y ésta, como la muerte de Pitágoras busca retratar cómo los demagogos manipulaban a sus pueblos. Pasó en Grecia, pasa ahora y seguirá pasando”, explica Marcos Chicot. Alrededor, dos periodistas de televisión ajustan la luz, graban apoyos y totales. Las jefas de prensa de la editorial funden sus teléfonos móviles: un directo a menos cuarto; teles en 20 minutos y la rueda de prensa en 30. En sus marcas, listos, Planeta.
Cada uno con un móvil. Responden preguntas. Atienden a la prensa. Hablan. Hablan. Hablan. Ganar el Planeta es un trabajo y eso que la mañana apenas comienza.
Dolores Redondo asiente. Las novelas, asegura, cuentan historias pero deben también hacer poso en los lectores. "Todo esto te daré es una historia sobre la impunidad y la codicia. Pero lo más importante es que en ella, los personajes no podrán irse de rositas, tendrán que responder. No podrán quedar impunes”, dice la ganadora del premio, a quien ya comienzan a hacerle señas, y a Chicot también, hay que entrar en directo ahora. Quien entrevista a los escritores, que se convierten por un tiempo en siameses –hay un pacto; se entrevista al ganador y al finalista, siempre-, los ve coger un teléfono cada uno. Hablan. Hablan. Hablan. Ganar el Planeta es un trabajo y eso que la mañana apenas comienza.
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