Esta semana se han anunciado los nombres de los ganadores de los Premios Arte y Mecenazgo 2018, la octava edición de un reconocimiento con el que la Obra Social La Caixa distingue el trabajo de un artista, un galerista y un mecenas, los eslabones básicos de la cadena de las artes plásticas. En esta oportunidad lo reciben la artista Dora García, la galería Espaivisor de Valencia y la Fundación Rosón Arte Contemporáneo, con sede en Pontevedra, cuya actividad ha sido valorada por un jurado integrado por Patricia Phelps de Cisneros, Joao Ribas, Carlos Urroz, Juan Várez, Ignasi Aballí, Nimfa Bisbe, Guillermo de Osma, Nuria Enguita Mayo y Chus Martínez.
Una energía extraña recorre la mesa donde está a punto de celebrarse el anuncio. La ocasión tiene algo celebración estreñida, como si hubiese bochorno en quienes van a comunicar la buena nueva. Una sensación que se amplifica a medida que la prensa convocada pregunta. La directora de la Fundación Bancaria ”la Caixa”, Elisa Durán, rompe el hielo. En un momento en el que el mecenazgo del arte, una actividad que puede interpretarse como elitista frente a otras necesidades sociales -alude Durán-, la institución privada que ella representa renueva su interés por vincularse con los procesos creativos, en todas sus facetas. No son necesarias “aportaciones millonarias” para poner en marcha un plan de mecenazgo, asegura Durán. Se trata de una “vocación y una generosidad” que llegue a todas las iniciativas, que atienda a cada actor del sistema cultural.
"No es un tema de desgravaciones fiscales, es un tema de facilidades legales para el mundo del arte y de la ciencia y social. Hay que seguir trabajando. Al final es una carrera de fondo, nos hubiera gustado que en las dos anteriores legislaturas se hubiera dado un impulso como se ha dado en otros países (…) Existe un largo recorrido entre el mecenazgo potencial y el mecenazgo real”, responde ante las preguntas sobre la necesidad de una Ley de Mecenazgo que sustituya al conjunto de medidas aprobadas por los populares. La llegada de un nuevo gobierno encabezado por Pedro Sánchez y la creación de un ministerio de Cultura propio encabezado José Guirao, alguien con experiencia en instituciones como el museo Reina Sofía o La Casa Encendida (Caja Madrid), podría allanar el camino. “Hemos visto algunos gestos”, asegura Durán a la prensa, sin dar detalles .
“El dinero te da libertad”, dijo Dora García. Su obra, que ha sido premiada con 50.000 euros -de los cuales 20.000 irán destinados a un libro de artista-, se centra en el performance y los formatos audiovisuales y ha sido calificada por el jurado como un ejemplo de excelencia. A pesar de la proyección de la que goza su obra, la artista -que actualmente exhibe en el museo Reina Sofía- reconoce cuán difícil puede llegar a resultar producir una obra para muchos creadores. Ella trabaja como docente de los artistas emergentes, lo cual le concede una posición algo más estable con respecto a otros artistas, asegura.
Aunque esperanzados ante la llegada de Guirao, los responsables de la galería valenciana Espaivisor, así como los portavoces de la Fundación Rosón Arte Contemporáneo (RAC), reconocen que no pertenecen al circuito Madrid- Barcelona, os confina a una perfieria desde la cual es mucho más difícil poner en marcha una labor cultural. Espaivisor surgió durante la crisis y consiguió adelantar un programa de exhibiciones volcadas en la interpretación de la realidad actual. Aseguran que los creadores no encuentran formas dignas de vivir de su trabajo: los artistas españoles son los mejores camareros”. La galería ha recibido 40.000 euros para elaborar un proyecto que contribuya a su posicionamiento.
Completa el palmarés la Fundación Rosón Arte Contemporáneo (RAC) en la categoría de "Mecenas" por su "extraordinaria calidad y por su capacidad transformadora". Además, según el jurado, el "innovador planteamiento" de esta Fundación de Pontevedra "fomenta el diálogo entre artistas y el tejido social del lugar donde se asienta". Su portavoz, Carlos Rosón, aseguró que al no estar ubicada en las dos mayores capitales del arte dificultó su trabajo, casi tanto o más que las pocas medidas fiscales para propiciar la desgravación. Es preciso recordar que la creación de un instrumento legal propio para el patrocinio cultural quedó embutido en la reforma fiscal de 2015. José Ignacio Wert aseguró que las medidas previstas cumplían el mismo papel.
Hasta 2015, España se rigió por Ley de Mecenazgo de 2002, que permitía a los particulares desgravar hasta un 25% de IRPF de lo aportado a instituciones artísticas, muy por debajo todavía de países como Francia (60%), Reino Unido (70%) o Italia (100%). En el caso de las empresas, esta nueva figura consiguió llegar hasta el 35%. Cuando el gobierno de Mariano Rajoy comenzó su andadura, las propuestas desarrolladas en materia de una Ley de Participación Social y Mecenazgo barajaban unos objetivos de incremento de desgravación cercanos al 70% para las personas físicas mientras que, en el caso de las personas jurídicas, la base de deducción pasaría del 35 al 60%. Muy lejos quedó la realidad se semejantes aspiraciones. España es, de hecho, el país que menor desgravación ofrece para incentivar el mecenazgo, aunque los populares intentaron sacar pecho al asegurar que en el ámbito del IRPF, incrementaron los porcentajes de deducción general del 25 al 30% ; que potenciaban el micromecenazgo a través de dos tramos de deducción en el IRPF: los primeros 150 euros se aplica un tipo del 75% y en los restantes un tipo general del 30%.
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