Entre Màxim Huerta y José Guirao había un abismo, que iba de lo mediático a lo estrictamente cultural. Algo parecido ha ocurrido con el nombramiento de José Manuel Rodríguez Uribes como ministro de Cultura del Gobierno. Se esperaba el golpe de efecto, siempre efectivo, de un personaje culturalmente potente, y hubo hasta quienes se atrevieron a decir que Elvira Lindo aceptaría o que Luis García Montero dejaría el Cervantes para asumir la cartera.
Poco conocido dentro del ámbito cultural, Rodríguez Uribes tiene un marcado perfil académico, pero sobre todo político. Es el hombre del PSOE en la Plaza del Rey. Filósofo y académico, ha sido portavoz adjunto del PSOE en la Asamblea de Madrid y delegado del Gobierno. También miembro de la Comisión Federal Ejecutiva de los socialistas.
Rodríguez Uribes no posee, sin embargo, ninguna vinculación con un sector que aún debe afrontar la reforma del INAEM y una Ley de Mecenazgo. Todo dependerá, claro, de quiénes integren las direcciones generales que ahora componen el ministerio. A juzgar por el nimio capítulo dedicado a la Cultura en el programa de gobierno de PSOE y Podemos, las prioridades de esta legislatura se concentran en Estatuto del Artista, Derecho de autor, Plan de fomento a la Lectura y modelo de igualdad cultural, sin mencionar siquiera la recuperación de una Ley de Mecenazgo.
Profesor de Universidad
Rodríguez Uribes, que ha sido profesor titular de Filosofía del Derecho y Director del Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas en la Universidad Carlos III, tendrá que afrontar algunas disposiciones del programa, una de las primeras, el impulso "un Pacto de Estado por la Cultura, que proteja e impulse la actividad cultural, que contribuya al desarrollo de las industrias culturales y de la creatividad".
De acuerdo con ese programa, recae sobre él la capacidad de generar "un aumento progresivo para la Cultura en los Presupuestos Generales del Estado". Su éxito o fracaso dependerá, en buena medida, de lo que consiga hacer con la dotación y el equipo técnico para llevarla a cabo, además, por supuesto, de su capacidad para llegar a acuerdos con Hacienda en lo que a temas de mecenazgo respecta. A partir del lunes, tras a toma de posesión, será posible dilucidar qué hará y con quiénes.
Su campo de trabajo y reflexión abarca Filosofía del Derecho, Derechos Fundamentales, Historia del pensamiento jurídico y político, Opinión pública, Formalismo jurídico y constitucionalismo. Poco o nada lo vincula con el sector cultural, al menos desde punto de vista de la gestión. Los cien días comenzarán a correr este lunes, cuando asumirá la cartera de cultura de la mano de José Guirao, que no permanecerá en el Ejecutivo.
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