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HISTORIA

¿No hubo un genocidio británico en Estados Unidos?

El nuevo estudio del historiador Jorge Luis García culpa a los norteamericanos de la segunda mitad del siglo XIX

'Primer día de acción de Gracias', de Jean Leon Gerome Ferris.

En el imaginario de los lectores asiduos a la temática sobre la leyenda negra contra España, probablemente persista la idea de que los británicos cometieron un genocidio indígena en los actuales Estados Unidos. La línea de investigación del historiador Jorge Luis García desmonta este mito presente en la divulgación histórica apuntando directamente a los propios norteamericanos. Su tesis, avalada por documentos de la época, expone “como el genocidio lo cometieron los EE. UU. en la segunda mitad del siglo XIX, cuando ya no estaban ni los británicos, ni los españoles”.

Jorge Luis vive en Texas (Estados Unidos) desde hace diez años. Su objetivo principal es el de dar a conocer el legado hispánico en la zona divulgando el papel de las misiones españolas previas a la gestación del país donde reside. Todos sus hallazgos los ha publicado en su nuevo libro, Presidios: La historia documentada de 300 años en la Frontera Norte (EDAF, 2024), donde a través de los archivos históricos, no tiene miedo en desmentir tanto la leyenda negra, como la rosa, aunque sea consciente de que sus conclusiones “escocerán a algunos”.

El investigador respalda que “leyendo los documentos británicos observas” como realmente las consecuencias de las acciones imperiales en las tribus indígenas “no fueron mucho mayores que las llevadas a cabo por los españoles”. En su búsqueda por la verdad histórica no encuentra expedientes que prueben que el genocidio llevado a cabo por los Estados Unidos contara con alguna implicación previa inglesa, contradiciendo la línea cada vez más aceptada de “que toda la culpa es de los ingleses”.

¿No fue un genocidio español?

La Corona española impulsó un corpus jurídico que castigó a todo aquel que osara maltratar a los nativos del Nuevo Mundo. Por ello, Jorge Luis asegura que “no se puede hacer responsable a España” de los excesos cometidos por algunos exploradores que se saltaron las normas. Todas estas personas tienen nombres y apellidos, y el historiador cita los ejemplos de Juan de Oñate y Nuño Beltrán de Guzmán, ya “que también hemos tenido garbanzos negros” y el gobierno hispánico aplicó la justicia contra ellos. 

“Los apaches fueron el mayor enemigo de España en Norteamérica”

El arqueólogo explica que para que haya un genocidio necesitan coexistir tres factores. El primero, necesitas una “intención” que en ningún caso llevaron los españoles, pues la idea fue la de evangelizar. El segundo sería el de la “muerte”, que en la mayoría de los casos fue provocada por epidemias no controladas por el Imperio español. Y el tercer elemento para probar una eliminación intencionada de un pueblo sería “el sistema”, un componente “que a todas luces” no exportó la Corona hispánica.

El mejor ejemplo del tema a tratar se encuentra en los apaches, que “fueron el mayor enemigo de España en Norteamérica”. Jorge Luis insiste en que las leyes españolas prohibían matar a los indios, “por lo que no se les pudo hacer la guerra como se debía”. Esta fue una “patata caliente” que se dejó a otras administraciones como la mexicana o la norteamericana que no tuvieron ningún reparo en aplicar medidas contra esta población.

Genocidio norteamericano

El escritor apunta a la segunda mitad del siglo XIX para acusar a Estados Unidos del genocidio contra los indígenas. A la pregunta realizada en el canal de Trincheras Ocultas sobre este suceso, el entrevistado responde que los norteamericanos “echaron a todos los que pudieron de los territorios de las Trece Colonias. Cuando los indios consiguen atravesar el río Mississippi, los vuelven a echar”. 

“España es la creadora de Occidente”

En la zona de Texas -donde Jorge Luis reside- hay unos 3.000 hispanos censados en 1833. Diez años después, el investigador descubre que en el nuevo censo constan 430.000 europeos, “donde hay muy pocos británicos”. Lo que le sorprende es la aparición de 180.000 esclavos negros cuando en la anterior gobernación hispana apenas tuvieron 19. Este dato que mata relato es expuesto “sin entrar en las comparaciones entre ambos modelos de esclavitud”. 

Jorge Luis no tiene miedo en afirmar que “ellos sí son culpables, pero son el imperio dominante que maneja la narrativa”. El protagonista realiza una crítica al panorama nacional de la divulgación histórica, “ya que no se espabila, y hay autores importantes que intentan dar una imagen del nativo americano totalmente falsa. Tenemos 200 años de conquista más allá del norte de México donde se practicó un canibalismo proteínico”.

El autor de Presidio concluye que “lo que hizo España fue evolucionar a las poblaciones ancladas en el Paleolítico cinco mil años en el futuro. España es la creadora de Occidente, heredera del Imperio romano, que exportó su civilización a América”. Si ahora tenemos un Occidente donde Norteamérica y Suramérica comparten los valores con el resto de Europa “es gracias a España”. 

En la sociedad actual, donde como predijo el politólogo Giovanni Sarvatori el “Homo sapiens” ha sido sustituido por el “Homo videns”, las industrias cinematográficas como Hollywood han vendido la historia de su nación de apenas 300 años de existencia tratando de obviar todas las administraciones previas en su territorio. Cuando el espectador español comprenda que toda película histórica estadounidense sigue su modelo narrativo para consumo interno, entenderá que ni los piratas -del Caribe- fueron tan buenos, ni los gobernadores españoles tan malos. O que, como expone el entrevistado de hoy, ni los apaches norteamericanos fueron tan buenos, ni los mexicas fueron tan malos

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