Fue más corta que otros años. De haber durado más tiempo, la 31 edición de la gala de los Premios Goya habría sido aún más previsible y precaria, dada la escasa pertinencia de su humor ramplón, las pocas sorpresas en la lista de premiados y el reblandecimiento de una Academia de Cine demasiado débil como para atacar a un gobierno con el que, por primera vez en cinco años, no sostiene un pulso. El sector ya no pega como lo hizo con José Ignacio Wert, ahora se defiende repitiendo sus cifras de recaudación como si de un mantra se tratara. Nunca el optimismo fue tan poco convincente.
Los favoritos de la noche: J.A. Bayona por un Monstruo viene a verme, que optaba a 12 nominaciones, y Tarde para la ira, de Raúl Arévalo, se impusieron en el palmarés. Bayona se llevó nueve del total de las nominaciones, incluyendo Mejor Dirección, y el largometraje de Arévalo otros cuatro, entre ellos, Mejor Película. Emma Suárez hizo doblete como Mejor Actriz de reparto y Protagonista, mientras que Dani Rovira ofició la que puede que sea su peor gala de los Premios Goya, gracias a su humor de botellón.
Esperpento de género
Tras una entrada orquestal, Dani Rovira puso en marcha un monólogo inicial sin relumbrones. A mitad de camino entre el remedo de la arenga deportiva y la fanfarria por los 100 millones de espectadores del cine español en 2016, el malagueño se permitió una alusión a la política internacional. "Donald, que sepas que en España la palabra cine se escribe con ‘i’ latina”, dijo aludiendo al nuevo presidente de los EEUU.
Rovira obsequió un breve apunte irónico a los políticos asistentes, por ejemplo, Pablo Iglesias o Alberto Garzón aunque valga decir que el PSOE dio un plantón histórico. “Les vamos a dedicar el tiempo proporcional que ustedes han dedicado a la cultura en sus campañas, discursos debates”, dijo Rovira, quien además tuvo constantes alusiones benignas y querendonas para un Pedro Almodóvar que ya ni pincha ni corta en su tierra. También pasó de largo al asunto Fernando Trueba, a quien prácticamente ni se mencionó. "Gracias a Trueba y Almodóvar España es mucho más grande hoy", fue todo lo que se esuchó.
Hay que destacar como episodio de la gala una supuesta reivindicación de género puesta en escena por Dani Rovira y que devino en caricaturización, por no decir esperpento. Trepado en unos tacones rojos, el malagueño quiso para la atención acerca de el poco peso real que tienen las mujeres en la industria del cine, un reclamo que continuó a lo largo de la gala con otras intervenciones menos vergonzantes, como la de Ana Belén, quien al recoger el Goya de Honor. Tras cita a Albert Camus y Mario Vargas Llosa, Ana Belén pidió igualdad y salud para una profesión que no se merece "tanto desprecio de sus gobernantes", una de las pocas alusiones políticas directas.
Del IVA del 21%, poco
El vicepresidente de la Academia, Mariano Barroso, dio pasó a Yvone Blake con una de las pocas alusiones políticas en condiciones. Barroso hizo referencia a la recaudación del cine español en 2016, según él, una cantidad superior a lo que reporta el IVA del 21% con el que se grava el cine en España. La presidenta de la Academia, optó por el optimismo la corrección. Blake -quien pidió un vaso de agua para poder continuar- recordó sus inicios en el cine español como diseñadora y avanzó en una visión optimista del cine. "La cosecha de este año será extraordinaria", dijo.
Los Premios Goya celebran este sábado su 31 edición en el Madrid Marriott Auditorium Hotel, con una ceremonia presentada un año más por el malagueño Dani Rovira y en la que la actriz Ana Belén recoge el Goya de Honor. Las favoritas de la noche son Un monstruo viene a verme, de J.A. Bayona, con doce candidaturas, Tarde para la ira, de Raúl Arévalo y El hombre las mil caras, de Alberto Rodríguez, ambas con once. Aspiran a llevarse el Goya a la Mejor película J.A Bayona, Raúl Arévalo y Alberto Rodríguez junto la policíaca Que Dios nos perdone, de Rodrigo Sorogoy y el drama más internacional del año, Julieta, de Pedro Almodóvar, estrenada en 50 países.
Bayona, el monstruo de la noche
Los Goya 2017 han consagrado Tarde para la ira, el debut de Raúl Arévalo detrás de las cámaras, con 4 premios, en una gala en la que han brillado J.A. Bayona, con 9 estatuillas para Un monstruo viene a verme, y Emma Suárez que, como mejor actriz protagonista y también de reparto, logra el segundo doblete de la historia, el de mejor actriz protagonista por Julieta y el de reparto por La próxima piel
La mirada de Arévalo sobre la violencia y la marginalidad, triunfadora también en los Forqué y los Feroz, se ha alzado además con los Goyas al mejor actor de reparto, para Manolo Solo, y mejor guión original, para Arévalo y David Pulido. La película ha logrado un hito solo alcanzado en otras tres ocasiones: que una primera película triunfe en la categoría principal. Sucedió en 1995 con Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, de Agustín Díaz Yánez, un año después con Tesis de Alejandro Amenábar y en el 2000 con El Bola, de Achero Mañas.
Mientras, Bayona se ha impuesto en las categorías técnicas -mejor fotografía, maquillaje y peluquería, dirección de arte, dirección de producción, efectos especiales, mejor música original, sonido y montaje- con una película que también fue la favorita del público en 2016, con 4,5 millones de espectadores. Muy emocionado y tras haberse tomado una tila, Bayona ha recordado en su discurso de agradecimiento el valor transformador de la cultura como algo "necesario" y que "todos tenemos que apoyar".
Tanto Suárez como Roberto Álamo, que ha conquistado el Goya al mejor actor protagonista por su policía torrencial de "Que Dios nos perdone", el thriller policiaco de Rodrigo Sorogoyen, han tenido un recuerdo para la situación de los actores: sol el 8 % puede vivir de su oficio. La tercera favorita de la noche, El hombre de las mil caras de Alberto Rodríguez se ha alzado finalmente con dos premios, el de mejor guión adaptado y mejor actor revelación para Carlos Santos por su papel de Roldán. La revelación ha ido a parar a una emocionada Anna Castillo, reconocida por su personaje "valiente y luchador" de El olivo de Icíar Bollaín.