En 1991, ocho científicos se encerraron durante dos años en una cúpula de cristal concebida como un ecosistema artificial con el objetivo de averiguar si existían alternativas a la vida en la tierra ante la amenaza del cambio climático y de un apocalipsis que complicara las condiciones para subsistir en el planeta. Aquella experiencia, que tuvo lugar en Estados Unidos, se convirtió en un 'Gran Hermano' ecológico sin precedentes que mantuvo en vilo a la sociedad gracias al interés mediático que despertó.
Ahora, Filmin estrena el documental 'Starship Earth', dirigido por Matt Wolf, que no solo explora y rememora la aventura, el riesgo y la valentía que supuso un experimento de estas dimensiones, más cercano a una película de ciencia ficción que a la realidad, sino que se centra en una gesta incluso mayor: cómo nació y se desarrolló la comunidad de nómadas enamorados del teatro que hizo realidad cada uno de los sueños que se proponía, incluido el diseño de este microcosmos.
Todo empezó 25 años antes en San Francisco, en pleno auge del movimiento hippy. Un grupo de entusiastas encabezados por las dotes de liderazgo de un tal John Allen se unieron en una comunidad que ellos prefirieron denominar "corporación" y que se alejaba del modo de vida hedonista, especialmente respecto al consumo de drogas, que consideraban que podía alejarles de sus propósitos, al tiempo que abrazaron el capitalismo en su justa medida para emprender y sobrevivir.
Tras especializarse en la agricultura en un rancho, se atrevieron a diseñar y construir un barco que botaron con éxito y que les llevó por todo el mundo. Después, crearon un hotel en Katmandú y abrieron una galería de arte en Londres, actividades que compatibilizaron en todo momento con sus giras de teatro por todo el mundo, lo que realmente les conmovía. "Los grupos pequeños son los motores del cambio", dice en un momento de la cinta el capitán del grupo, John Allen, a quien consideran un "líder carismático, dinámico y un genio".
Un 'Gran Hermano' en Marte
La gran cúpula geodésica que el arquitecto Richard Buckminster Fuller ideó en 1950, sus teorías acerca de las comunidades alternativas o de la subsistencia de la humanidad en el planeta tierra fueron algunas de las grandes inspiraciones para el proyecto más ambicioso de este grupo de amigos: un 'Gran hermano' al que denominaron Biosphere 2, y que ocupaba un complejo de tres hectáreas en el estado de Arizona. Allí, ocho seres humanos seleccionados se aislaron de la vida durante dos años y demostraron al mundo que aquella hazaña tan loca y extraña era posible.
El espectador asiste incrédulo a cada uno de los acontecimientos que se suceden en este documental, que tuvo su premiere en la Sección Oficial de Sundance, concursó en el Festival de Sitges y fue la película de clausura en Americana Film Fest, y cuya peculiar y extravagante propuesta no pasó inadvertida para los medios de comunicación de todo el mundo porque todo el planeta sentía curiosidad por lo que iba a ocurrir en esta cúpula gigantesca.
En aquel ecosistema artificial, en el que los valientes voluntarios solo tenían acceso al aire, al agua y a la comida que se generaba en el interior de esta cúpula, todo estaba perfectamente diseñado, y sus trajes rojos o azules recordaban a las ficciones de Star Trek o Uve, con una clara inspiración en la vida extraterrestre"
Un pequeño bosque pluvial, un desierto, un océano con un arrecife de coral vivo y cientos de especies que estos ocho científicos habían recolectado por todo el mundo para crear así una especie de arca de Noé formaban parte de esta burbuja. En aquel ecosistema artificial, en el que los valientes voluntarios solo tenían acceso al aire, al agua y a la comida que se generaba en el interior de esta cúpula, todo estaba perfectamente diseñado, y sus trajes rojos o azules recordaban a las ficciones de Star Trek o Uve, con una clara inspiración en la vida extraterrestre.
Sin embargo, como ocurre siempre en la vida, el proyecto también tuvo que superar obstáculos. Se vio empañado por una mala prensa fruto de la falta de transparencia de la corporación y pronto llegaron los ataques a John Allen, se pusieron en tela de juicio las conclusiones que este experimento podía ofrecer e incluso algunos expertos se refirieron a él como "uno de los mayores escándalos científicos de la historia". La controversia inundó los titulares, pero no impidió que el proyecto llegara a su fin con cierto éxito.
Más allá de comprobar si la idea de este ecosistema artificial era posible y si se ha convertido en una alternativa a tener en cuenta en lugares como Marte o la Luna si la vida en la tierra se hacía inviable, el espectador tendrá la oportunidad de comprobar algo mejor: en la actualidad, cinco lustros después de aquella misión, la corporación que quiso hacer con sus vidas algo diferente al destino que les esperaba mantiene el mismo espíritu y sus miembros se mantienen juntos como un grupo que, tal y como señaló Allen, se convirtió en "motor de cambio".
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