Si bien hay quienes hablan de pleno empleo en la animación española, tal y como Enrique Gato señaló hace unos años en una entrevista con motivo del estreno de la tercera parte de Tadeo Jones, otros no son tan optimistas y llaman la atención sobre un asunto que creen que sigue afectando al sector audiovisual español: la fuga de talento a otras industrias audiovisuales extranjeras con más presupuestos, más apoyo y más estabilidad. Ese es el caso de Salvador Simó, que este viernes estrena en los cines Guardiana de dragones, una coproducción entre España y China que se ha convertido en la cinta de animación más cara de la cinematografía nacional en este 2024.
"En la animación española hay una constante fuga de talentos. Muchos hemos vuelto y estamos intentando pelear para intentar montar industria en España, pero es una pelea durísima", ha manifestado el cineasta durante la promoción de su nueva película, basada en la primera de las seis novelas de la popular saga literaria homónima de Carole Wilkinson -también coguionista- y que cuenta con un presupuesto de 20 millones de euros.
Guardiana de dragones cuenta la historia de una joven que ayuda al último dragón vivo del antiguo imperio chino a escapar de su cautiverio para rescatar el último huevo de dragón, robado por un malvado hechicero. Ella, con ayuda de un pequeño ratón del que no se separa, tratará de derrotar a los enemigos y garantizar así la supervivencia del linaje en una aventura llena de desafíos y peligros.
"La animación española está considerada de lo mejor que hay en el mundo"Salvador Simó, director
La animación española es uno de los ámbitos del audiovisual español que más puede presumir porque aúna el éxito de taquilla con el prestigio internacional. Sin ir más lejos, Robot Dreams, de Pablo Berger, compitió en la pasada edición de los Oscar con gigantes de este medio para contar historias como el estudio Pixar o el director japonés Hayao Miyazaki. Según señala a Vozpópuli Simó, "la animación española está considerada de lo mejor que hay en el mundo" y, sin embargo, según lamenta, no recibe la misma consideración "por parte del Gobierno".
"Eso complica mucho las cosas porque nos obliga a irnos a trabajar fuera, a coproducir con televisiones o plataformas extranjeras y, por lo tanto, ellos se llevan beneficio, y estamos perdiendo talento", lamenta el director de Guardiana de dragones, que pone de ejemplo casos como los de Klaus (2019), de Sergio Pablos, o La sociedad de la nieve, de Juan Antonio Bayona, ambas nominadas a los Oscar y ambas producciones de Netflix.
Tal y como ha explicado Simó, levantar una película de animación lleva entre tres y cuatro años y en ella participan entre 1.000 y 1.500 personas, para lo que se necesita cierto presupuesto porque, de lo contrario, solo se podrán hacer "películas pequeñitas" que pueden ser "reconocidas internacionalmente" pero que "no pueden competir con películas americanas con presupuestos de 60 o 70 millones", unos presupuestos que en España ve "imposibles".
"En Japón es una de las principales industrias del país, genera una gran cantidad de beneficios brutal y en España lo estamos perdiendo"Salvador Simó, director
Para este director, no es solo una cuestión de cine, sino también de industria, porque lo importante es "ser consciente del potencial económico que tiene la animación en España" más allá de la cuestión cultural, y poder dar así "continuidad" a quienes trabajan en el sector. "No es que no quieran venir a trabajar, incluso vienen por el salario que les pagues aquí, porque deseando trabajar en su tierra, pero si al cabo de dos años tienen que volver a irse pues ya se quedan. Hay mucha gente trabajando así fuera de España", lamenta.
El problema entonces está en dos cuestiones. Por un lado, los prejuicios acerca de una industria que, a pesar de ser "muy potente", está considerada "como un sector cultural que hace peliculitas para niños". Por otro, que esas películas "las hacen cuatro gatos haciendo dibujos" sin atender al "potencial económico". "En Japón es una de las principales industrias del país, genera una gran cantidad de beneficios brutal y en España lo estamos perdiendo, el barco hace aguas, porque todo se va fuera", señala este director.
Guardiana de dragones y el público
Guardiana de dragones, que se estrena en España este viernes y llegará a al menos 1.500 cines de Estados Unidos y Canadá, y a otros tantos de China, tuvo varios retos durante el proceso de creación, que duró al menos cuatro años entre la pandemia y las diferencias de idioma. A esto se sumó el reto cultural de conseguir una "película internacional", pero que a la vez consiguiera calar entre el público español y el chino, que, según afirma Simó, tienen la tendencia a "sobreexplicar las cosas". En cualquier caso, su objetivo siempre ha sido el "respeto" porque, según afirma, "los niños entienden más de lo que los adultos piensan".
Por otro lado, el verdadero reto para Simó no ha sido tanto dirigirse a un público amplio, puesto que, según señala, lleva "34 años en el mundo de la animación" y casi siempre ha trabajado en el cine comecial, por lo que es su "medio natural". El reto, en cambio, llegó con su película de Buñuel en el laberinto de las tortugas (2018), que le llevó a salir de su "zona de confort, empezar a dirigir como autor y empezar a buscar una voz propia y un lenguaje a la hora de contar una historia".
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