Fue en el año 1994 cuando el gobierno vasco firmó un Acuerdo de Gestión con la Fundación Solomon R. Guggenheim para crear el Guggenheim de Bilbao. Diseñado por Frank Gehry, el proyecto dotó de un nuevo relato a la antigua ciudad industrial y se convirtió en el emblema de un ciclo en el que la arquitectura hizo "milagros" en España. A partir de 1997 cuando la institución abrió sus puertas, el proceso de transformación fue indetenible. Lo demuestra el balance de actividad económica incluido en la Memoria del Museo correspondiente a 2017.
Justo en el aniversario número veinte de su creación, el museo obtuvo unos ingresos de 32,47 millones de euros, un año excepcional en el que marcó nuevo récord de visitantes y alcanzó un índice de autofinanciación del 71,8 %, superando por primera vez el nivel del 70 %, según ha anunciado la institución al hacer públicas sus cuentas de ese período. Los buenos resultados, sata a la vista, estuvieron propiciados por la intensa actividad, tanto económica como artística, que generó el centro museístico bilbaíno.
Según Memoria de la institución, las ganancias provienen de tres fuentes de ingresos: los generados por los visitantes (entradas, tienda-librería, restauración, etc.), que en 2017 ascendieron a 10.392.626 euros; los aportados por los miembros individuales, corporativos y patrocinios, que supusieron 6.420.702 euros; y las subvenciones de las instituciones fundadoras del centro, 9.080.000 euros en conjunto, y de donaciones y legados recibidos, otros casi 2,5 millones.
En 2017, las aportaciones públicas a la operativa del Museo ascendieron a los citados 9.080.000 euros, procedentes del Gobierno Vasco (4.415.000 euros), de la Diputación Foral de Bizkaia (otros 4.415.000 euros) y del Ayuntamiento de Bilbao (250.000 euros). El Museo contó con otros 400.000 euros extras aportados, a razón de 200.000 euros cada una, por la Diputación Foral de Bizkaia y la sociedad municipal Bilbao Ekintza. En total, el Guggenheim Bilbao ingresó durante 2017 un total de 32,47 millones euros, 2,17 millones más de lo previsto al inicio del ejercicio y casi 1,47 más que en 2016.
Con el fin del siglo XX y el comienzo del XXI, y a la par de lo que el Gugenheim significó para Bilbao, a España le dio por creer en los milagros. Pero no en cualquier tipo, sino en aquellos que podían obrar los arquitectos. La experiencia vasca es, todavía hoy, la mayor prueba. "Si decidimos que el origen es Bilbao y entendemos el que éste no parte del capricho sino de la convicción política de que la ciudad necesitaba reinventarse, podemos entenderlo todo ese proceso", escribió Llàtzer Moix (Sabadell, 1955), autor del libro Arquitectura milagrosa, un reportaje publicado por Anagrama en el que revisa, documenta y aporta nuevos datos sobre los años enfebrecidos que comenzaron con la apertura del Museo Guggenheim de Bilbao.
Es, pues, un museo que funciona en clave masiva. Es uno de los principales atractivos de la ciudad. Desde su creación, ha aportado 457 millones de euros de ingresos adicionales para las Haciendas vascas, que recuperaron vía impuestos en solo tres años la inversión inicial. El museo genera una media de 4.500 empleos anuales. Desde que abrió sus puertas, en 1997, ha recibido además más de 15 millones de visitantes, de los cuales, dos tercios son extranjeros y un 15% de Euskadi. Las cifras anuales, la más reciente de 2013, indican que la institución recibió 931.000 visitantes, 65% de ellos extranjeros.
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