Plata o plomo… Rían ahora; antes era una ley. La única en Medellín. Y eso lo sabe Juan Pablo Escobar, el hijo del jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, cuya figura regresa a la cresta de la ola embellecido por los focos de la serie Narcos, una ficción televisiva de Netflix que ha conseguido devolver al ‘patrón’ la euforia que llegó a producir alguna vez. Pasa cada tanto con los asesinos cuando una parte de su historia se borra. Proveedor y verdugo. Creador de un infierno de gatillo y dinero fácil. Escobar es la contradicción y la pudrición; la vergüenza y el delito. Su hijo lo sabe. Ya escribió un libro al respecto, Pablo Escobar, mi padre (Península, 2015). Y ahora regresa con otro Lo que mi padre nunca me contó (Península), donde incorpora testimonios de sus víctimas y sus verdugos.
Plata o plomo… Rían ahora; antes era una ley. La única en Medellín. Y eso lo sabe Juan Pablo Escobar, el hijo del jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria
Nunca matar al padre resultó tan difícil como para este hombre, al menos a juzgar por lo mucho que vuelve a él. Juan Pablo Escobar tenía siete años cuando el emporio de su padre había alcanzado su punto más alto; nueve cuando éste le explicó, punto por punto, qué eran las drogas, de qué se trataba el negocio que llevaba el pan a casa –una casa, por cierto, con pista de aterrizaje y su propia gasolinera- y porqué él nunca debía consumir aquella mierda. Escobar murió cuando él tenía 16. Ahora, a sus 37, Juan Pablo Escobar dice estar amenazado de muerte. No lo dice una, ni dos, puede que lo diga una docena de veces: a éste o aquel periodista que encienda la grabadora o le acerque el micrófono. Quieren matarlo por no haber sido como su padre, por escribir este libro, por hacer esto o aquello. Según él, quieren matarlo por todo. Amenazas públicas no le faltan, a juzgar por las que se publican en la prensa -Popeye, el jefe de sicarios de su padre lo ha hecho varias veces- y de las que habla en esta entrevista.
Juan Pablo Escobar dice estar amenazado de muerte. No lo dice una, ni dos, puede que lo diga una docena de veces...
¿Es Pablo Escobar Gaviria el Robin Hood que vende Narcos? Su hijo está convencido de que no, y sabe perfectamente a quiénes beneficia esta versión total de la serie. "Le ofrecí a Netflix el archivo de la familia pero prefirieron comprar la versión a la DEA", explica el vástago del narcotraficante. Es más rentable colocar a Escobar como el cerebro único de un negocio que en realidad contó con la complicidad de más de un funcionario. Y es lógico lo que dice el arquitecto y diseñador: la naturaleza política de Escobar implica a muchas personas e instituciones a las que le conviene esta versión simplificada del narcotraficante.
Es más rentable colocar a Escobar como el cerebro único de un negocio que en realidad contó con la complicidad de más de un funcionario
En los años ochenta, Escobar ocupó un escaño en el parlamento colombiano y llegó incluso a exigir en qué cárcel sería encarcelado. Desde los años setenta, y de forma paralela al crecimiento de aquel emporio de automáticas y polvo para esnifar, Pablo Escobar organizó y financió una extensa red de sicarios que permitieron no sólo distribuir la droga -la merca, como dicen las canciones que le dedicaron-, sino generar una estructura de poder y vigilancia. Esa fue la arquitectura que le permitió -años después- poner en marcha lo que se conoció como el narcoterrorismo: coches bomba, extorsión, secuestros, ajusticiamientos, contactos con el M19. Eso no lo hace un hombre solo. Pero ésa, claro, es otra historia. De momento, ésta es la que cuenta su hijo, Juan Pablo Escobar, en esta entrevista con Vozpópuli.
-¿Pablo Escobar persigue a su hijo o su hijo lo persigue a él?
-Pablo Escobar se convirtió en un mito, por la gran cantidad de noticias buenas, malas, falsas o verdaderas que se han elaborado sobre su propia historia. En medio de esas historias hemos quedado envueltos otros familiares y seres queridos, que hoy somos perseguidos por la sombra de mi padre por haber sido leales a él. Porque aquellos que no lo fueron, en cambio, siguen viviendo en Medellín tranquila e impunemente.
En medio de esas historias hemos quedado envueltos otros familiares y seres queridos, que hoy somos perseguidos por la sombra de mi padre
-¿Quiénes no fueron leales a su padre, según usted?
-Son los mismos que nos amenazan, diciéndonos que no podemos regresar, acusándonos y acusándome a mí de que no tuve la valentía suficiente para convertirme en Pablo Escobar 2.0. Esto lo hacen quienes hacen odas a la violencia perpetrada por mi padre y que no entienden los mensajes de esta historia porque tampoco estuvieron tan involucrados como aseguran haberlo estado.
-En este libro aporta nuevos testimonios. Pero por qué si ya había dedicado un libro a Pablo Escobar vuelve a publicar otro.
-La mejor forma de entender quién era Pablo Escobar no es sólo a través de los ojos de su hijo, sino al confrontarlo con las palabras de aquellos que más lo odiaron y que pagaron para que muriera. Qué mejor forma de comprobar la transparencia con la que quiero contar la historia de mi padre que ir a confrontar su figura con la de sus verdugos y a sus víctimas. A quienes yo entrevisté en este libro sufrieron el rigor de la violencia de mi padre, lo cual me parece que es importante: juntar sus voces nos permite formarnos una imagen mucho más real que cualquiera que aparezca en otro libro, que no existe.
"La mejor forma de entender quién era Pablo Escobar no es sólo a través de los ojos de su hijo, sino al confrontar con las palabras de aquellos que más lo odiaron y que pagaron para que muriera"
-Si con Escobar siempre hubo la tendencia a la épica del Robin Hood, con Netflix el asunto acabó en parodia. Resulta que Escobar es un superhéroe. Este libro tampoco ayuda mucho. ¿O sí?
-Cíteme una sola frase donde yo haga apología de los delitos de mi padre.
-No me va a negar que viene de la mano de la extraña simpatía que ha generado en la audiencia.
-Hay una fascinación por las personas que se dedican a hacer el mal, una fascinación que los medios han sabido utilizar para explotar el interés morboso que producen este tipo de personajes en las personas.
-¿Usted vio lo de diciembre en la Puerta del Sol?
-¿Lo de ‘Oh Blanca Navidad’?
-Sí.
-No tenga duda de que si yo hubiese hecho eso, me matarían. Si yo hiciera lo que Netflix hizo con mi padre, la oda a la violencia que Netflix le hizo a mi padre, me habrían matado. Si yo hubiese estado detrás de eso, me habrían matado, pero como lo hizo una gran compañía norteamericana, está todo bien.
"Si yo hiciera lo que Netflix hizo con mi padre, la oda a la violencia, me habrían matado"
-¿Está haciendo este libro para protegerse?
-Muchos no me perdonan no haber continuado el negocio de mi padre.
-¿Y qué más da?
-Todo esto tiene que ver con un bandido que está extrañando la figura de Pablo Escobar y que no soporta que, siendo yo el que podía convertirse en el Pablo Escobar 2.0, no lo haya hecho. Ahora esta persona que se autopublicita como muy leal a mi padre cuando en verdad no lo fue y dice que soy un cobarde, porque no me convertí en ese padre que él extraña. Es decir: como no soy un narcotraficante, ni un terrorista ni un asesino, hoy me quiere matar y me tilda de cobarde. Yo diría lo contrario: se refquiere de más valentía, porque hacer daño es fácil y no se requiere de mucha inteligencia.
-¿Se refiere a Popeye, el jefe de sicarios de su padre?
-Sí. Entre muchos, pero él es el que ha manifestado su deseo de matarme. Lo dijo en el diario El Mundo.
"Cuando veo que por el mundo anda una multinacional como Netflix contando historietas sobre Pablo Escobar como ciertas cuando no lo son, me parece que tengo el derecho a salir a aclarar las cosas"
-¿Por qué no se dedica a ser usted mismo en lugar de seguir hablando de su padre?
-Yo esperé a que todo el mundo hablara, hiciera sus libros e hiciera sus series. Y como hay tantas verdades a medias, sobre todo tantas mentiras publicadas como verdades absolutas y teniendo conocimiento real de esta historia, sobre todo teniendo el lugar tristemente privilegiado en el que mi padre me puso diciéndome a quiénes había matado y secuestrado y a quiénes no, qué bombas puso y cuáles no, siento que tengo el derecho de hablar. Cuando veo que por el mundo anda una multinacional como Netflix contando historietas sobre Pablo Escobar como ciertas cuando no lo son, o cómo Caracol Televisión hace propio, pues me parece que yo, como familia directa, tengo derecho (más que cualquiera) más que Netflix y Caracol, a salir a aclarar las verdades.
-Antes de Netflix, usted ya había escrito un libro. Ya había hablado
-Yo le ofrecí a Netflix el acceso al archivo de la familia para que hicieran una historia apegada a la verdad y lo rechazaron, prefirieron comprarle la versión a la DEA.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación