Cultura

Hans Zimmer, la banda sonora del cine que comenzó en garitos para obreros

El compositor ha sido nominado en una docena de ocasiones al Oscar y se alzó con la estatuilla por su trabajo en 'El Rey León' y 'Dune'

Con escuchar los dos segundos del ‘Naaaaa, chugüeñaaaa’ (Nants ingonyama en zulú), el espectador ya ha reconocido la banda sonora de El Rey León y durante los siguientes compases, la melodía le traslada a la sabana africana para presenciar el bautizo de Simba. La música de la cinta de Disney fue el trabajo que encumbró definitivamente a Hans Zimmer como uno de los mejores compositores de cine contemporáneo. Incomprensiblemente tuvieron que pasar casi 30 años hasta que el músico consiguió en 2021 la segunda estatuilla dorada por su trabajo en Dune, aunque por el camino dejó bandas sonoras inmortales como la de Gladiator , Interstellar , Origen y Piratas del Caribe.

Nacido en Alemania en una familia de origen judío, Zimmer recuerda como una tortura a uno de sus primeros profesores de piano que le daba golpes en las manos. De niño le expulsaron de ocho colegios por falta de disciplina y un profesor le acabó tirando una silla a la cabeza, según cuenta en el documental Hans Zimmer. La BSO de Hollywood, disponible en Movistar Plus. La familia se terminó mudando a Inglaterra, donde Zimmer comenzaría sus primeros pasos como músico en medio de la conflictividad social de la época de Margaret Thatcher. Como él comenta durante la cinta, tocaba en grupos en locales para obreros en los que nadie les escuchaba.

La tecnología de los años 80 entró sin freno en el mundo de la música y Zimmer acabó fascinado por la capacidad y potencialidad de los ordenadores y sintetizadores: "Lo que podías hacer en un escenario era menos interesante de lo que podías hacer con un sintetizador", señala el músico cuyas obras pasarán a la historia por haber sido de los primeros en conjugar la música electrónica con las orquestas sinfónicas. 

Después de algunos trabajos, en 1988 le llegó la gran oportunidad con Rain Man, en la que expresó un sonido muy diferente al acostumbrado en una película de viajes. No dejaba de ser una sorpresa, un compositor desconocido poniendo la banda sonora a Tom Cruise y Dustin Hoffman, que consiguió una nominación al Oscar. Este fue su gran escaparate mundial: Zimmer comenta que, siendo todavía un desconocido, en la propia gala de los Oscar le salieron hasta siete ofertas de trabajo para películas. Le siguieron Paseando a Miss Daisy, Black Rain, Días de trueno, Thelma y Louise, hasta que en 1994 llegó El Rey León, una banda sonora sin la que tampoco se entiende el posterior éxito mundial del musical, que lleva más de una década arrasando en taquilla en ciudades como Madrid. 

Lo que podías hacer en un escenario era menos interesante de lo que podías hacer con un sintetizador

Zimmer ha dejado su huella en cada género cinematográfico que ha tocado. Desde las aventuras bélicas de Dunkerque y Pearl Harbor, a crear sonidos futuristas, oníricos y hasta alienígenas en Interstellar, Origen y Dune. Crear temas muy complejos pero con muy pocas notas como le pudimos escuchar en La delgada línea roja o El código Da Vinci, o perturbar al espectador con las dos notas del violín distorsionado para el personaje del Joker en El caballero oscuro.  También ha sido capaz de hacerse un hueco en géneros tan trillados en Hollywood como la épica, desde Gladiator, para varias generaciones la música del Imperio siempre será la de Zimmer. 

En el albor del siglo XXI, ya se había consolidado como uno de los principales compositores de la industria norteamericana aunque nunca dejó de buscar nuevas formas. Construyó unos estudios en Santa Mónica que sigue ampliando constantemente y que cuenta con varios equipos de compositores y técnicos de sonido que trabajan en películas, series y documentales (uno de los aspectos más desconocidos del músico es su trabajo en estos últimos).

Injustamente, los músicos son los grandes olvidados de las películas, más aún en los documentales en los que posiblemente más que otro género necesiten del refuerzo melódico. La multipremiada serie Planet Earth de la BBC recurrió a Zimmer para la banda sonora de la que ya muchos consideran la mejor persecución grabada en la historia, la de unas serpientes a una cría de iguana. Como ejercicio, prueben a reproducirla con o sin sonido para valorar el trabajo del compositor. 

"Necesito una trompa de guerra tibetana, aunque no tengo ni idea de cómo suena", pidió para su trabajo en Dune, en la que el reto era crear la música para un mundo alienígena del año 10.000. El compositor llegó a la conclusión de que el único instrumento que habría sobrevivido serían las gaitas. El sonido fue como mencionan en el documental "gaitas tocando heavy y una mujer que te grita a la cara", el resultado su segundo Oscar, que no pudo recoger en persona al estar en Europa durante su gira mundial de conciertos con la que agota las entradas a cada ciudad que va.

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