Cultura

Vuelven 'Los Bridgerton': ¿Cuál es la historia real tras esta serie?

La ficción se basa en las novelas de éxito de Julia Quinn, pero mantiene algunos detalles de la vida de los monarcas de Gran Bretaña durante la Regencia

Como indica la voz narradora de los ‘Bridgerton’ al comienzo del primer episodio, la serie “no es una lección de historia, es una ficción inspirada por los hechos”. Esta semana vuelve a Netflix una de las series más esperadas de la temporada: La tercera temporada de 'Los Bridgerton'. Un estreno que se dividirá en dos partes de 4 episodios: la primera llega este 16 de mayo mientras que la segunda parte se estrenará el 13 de junio.

Este romance histórico se basa en las novelas de éxito de Julia Quinn, ambientadas en la alta sociedad de Londres durante el período de la Regencia (1811-1820). Aunque la mayoría de los personajes y tramas que presenta la serie son ficticios, sí que hay algunos detalles históricos que coinciden con la realidad. 

La reina Carlota

Uno de los aspectos que más ha llamado la atención del reparto de ‘Los Bridgerton’ es su diversidad. Durante el cambio de siglo unas 15.000 personas afrodescendientes residían en Inglaterra. Durante la Regencia llegaron a ser cerca de 20.000. Sin embargo, sus vidas no se parecían en nada a las de la reina Carlota o el duque de Hastings de la ficción. 

Aún así, el personaje de la reina Carlota existió de verdad. Nació el 19 de mayo de 1744 en Mirow, Alemania. Su nombre completo era Sophia Charlotte of Mecklenburg-Strelitz y formaba parte del Sacro Imperio Romano Germánico, según indica la web de la familia real británica. 

Con 17 años la joven se convirtió en la reina consorte de Jorge III y ambos fueron coronados en la Abadía de Westminster en 1761. Según cuenta la historia, se casaron minutos después de conocerse por primera vez, y se enamoraron. Casi un año más tarde nació el primero de los 15 hijos que tuvieron, aunque solo llegaron 13 a la edad adulta. Fue su primer hijo, George IV, quién tomó el papel de príncipe regente a causa de la enfermedad de su padre. El rey Jorge murió en 1820 y la reina Carlota en 1818.

En cuanto a su color de piel, no se ha logrado confirmar si Carlota era realmente negra como aparece en la serie. Algunos historiadores sostienen que la reina tenía rasgos africanos y vinculan sus orígenes directos con Margarita de Castro y Sousa, una noble aristócrata portuguesa del siglo XV que poseía ascendientes de dicho continente. Sin embargo, tanto los retratos que se conservan como lo que se escribió sobre ella en su época lo desmienten. La casa real británica no ha hecho ningún comentario al respecto de estas teorías. 

El rey Jorge III

Jorge III (o George III) llegó al trono en 1760, cuando sólo tenía 22 años y aún no estaba casado. Se sabe que dedicaba gran parte de su tiempo libre a la agricultura, llegando a ser conocido como ‘Granjero Jorge’, tal y como aparece en la serie. Otra de sus aficiones, que se ve reflejada en el spin-off de 'Los Bridgerton,' es su interés por la astronomía. De hecho, el rey llevó a cabo la construcción de uno de los primeros  observatorios de Inglaterra.

Los trastornos mentales de Jorge III, que también aparecen en la serie, sí que corresponden con los hechos reales. Algunos historiadores han indicado que la inestabilidad mental del rey fue causada por un trastorno físico hereditario llamado porfiria, aunque la medicina de la época la trató como un signo de locura. Según la página de la familia real británica, ‘‘el rey George III sufrió su primer ataque, aunque temporal, de enfermedad mental en 1765’’. Y su ‘‘locura permanente’’ comenzó en 1811. 

Un dato curioso de este matrimonio es que fueron la primera pareja de la realeza en vivir en el Palacio de Buckingham. 

La ‘reina cotilla’ de Los Bridgerton

La ‘Reina Cotilla’ de la Regencia existió sólo que un siglo antes, a principios del 1700. Ocultaba su identidad bajo el seudónimo de “Señora Crackenthorpeen” en la columna de cotilleos de una revista llamada Female Tatler, que se publicó entre 1709 y 1710. 

Sin embargo, esta no fue la única publicación durante la Regencia encargada de compartir los cotilleos de la alta sociedad. La publicación Town and Country albergaba entre sus páginas la sección ‘Tête-à-Tête’, una columna muy parecida a lo que hoy conocemos como prensa amarilla. Cada artículo ponía el foco en una pareja, aunque mantenía los nombres en oculto y en vez de imágenes mostraba siluetas. Uno de los pasatiempos era adivinar de quién se suponía que estaban hablando. 

La crónica Fashionable Word, o la menos conocida Fashionable Faux Pas, hacían un repaso de quién acompañaba a quién a los bailes y eventos de moda. Además, comentaban los estilismos y los complementos. 

Aunque sin duda, la mejor forma de llegar a los asuntos más escabrosos de la sociedad eran echar un vistazo a los documentos legales en los que se detallaba con todo tipo de detalles los casos de agravio por infidelidad. 

Los eventos sociales

Todo seguidor de ‘Los Bridgerton’ está más que familiarizado con la temporada, y todos los eventos que frecuentaban la alta sociedad de La Regencia. La temporada tenía dos objetivos claves: ofrecer algo que hacer a la clase alta de la sociedad mientras el Parlamento se reunía, normalmente entre enero y junio. Este era un evento perfecto para que tanto los miembros de la Cámara de los Comunes como la de los Lores se distrajeran mientras se encontraban en la ciudad. Era la oportunidad para hacer contactos, ya fuesen de negocios, política o con fines románticos. El segundo de los objetivos tiene que ver con esto último. La temporada se convirtió en un acontecimiento vital para la construcción dinástica de la élite. 

Pero sin lugar a dudas, el evento más importante era en el que se presentaban a las jóvenes solteras, de entre dieciocho y veinticuatro años, a la sociedad. Esta presentación se hacía en el baile de la reina Carlota, y era el momento en el que las jóvenes entraban a formar parte de lo que se llamaba "el mercado matrimonial".

El primero de estos bailes se celebró en 1780 para que la monarca recaudara fondos para sus organizaciones benéficas favoritas. Este baile se convirtió en un evento anual y continuó celebrándose incluso después de que la reina Carlota falleciera. 

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