Cultura

Muere Ricardo de la Cierva, el historiador de cabecera del franquismo

Fue ministro de Cultura con UCD y defensor del papel de Franco en la historia de España.

Un día antes del cuarenta aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco, Ricardo de la Cierva y Hoces, uno de los historiadores más destacados del franquismo, ha fallecido a los 89 años de edad.

La política le viene de familia. Su abuelo fue Juan de la Cierva y Peñafiel, varias veces ministro con Alfonso XIII. Su padre, Ricardo de la Cierva, pertenecía a Acción Popular, el partido de Gil Robles, y fue asesinado en las matanzas de Paracuellos del Jarama, durante la Guerra Civil. Otro notable emparentado con él fue su tío Juan de la Cierva, inventor del autogiro.

Doctorado en Ciencias Químicas y Filosofía y Letras, ejerció como catedrático de Historia en la Universidad de Granada y en la de Alcalá de Henares. Siempre defendió la dictadura y fue catalogado como el “historiador oficial del régimen”. A la muerte de Franco fue elegido diputado por Murcia por UCD y en 1979 fue nombrado ministro de Cultura. En este cargo permaneció ocho meses. Tras la disolución de este partido, trabajó durante un tiempo como coordinador cultural de Alianza Popular.

Sus críticos le han reprochado su falta de imparcialidad

Su obra intentaba avalar que el franquismo era inevitable para la salvación de España. Entre sus escritor destacan La historia perdida del socialismo español, Nueva y definitiva historia de la Guerra Civil, Hendaya: punto final , La derecha sin remedio, Carrillo miente: 156 documentos contra 103 falsedades. Sus críticos siempre le reprocharon la falta de imparcialidad, aunque sus tesis han sido reivindicadas por algunos, como Pío Moa.

De la Cierva se definía a sí mismo como "anticomunista, antimarxista y antimasónico". Con una de sus obras, 1939. Agonía y Victoria, logró en 1989 el premio Espejo de España de la editorial Planeta, una decisión muy polémica porque el entonces ministro de Justicia, Enrique Múgica, y el historiador Javier Tusell, que formaban parte del jurado, decidieron abandonarlo al considerar la obra como una apología de uno de los bandos de la Guerra Civil.

La Asociación de la Prensa de Madrid le concedió el premio Víctor de la Serna y el ABC le otorgó el premio Mariano de Cavia de 1975 por el artículo Ante el hecho de la monarquía.

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