Hovik Keuchkerian era boxeador profesional y llegó a alcanzar el título de campeón de España en dos ocasiones. En 2010 subió a los escenarios con un monólogo de humor que grabó para Paramount Comedy y ese mismo año participó en la serie Hispania, la leyenda, que le abrió las puertas de una profesión que nunca había buscado y en la que, sin embargo, ha trabajado con algunos de los mejores cineastas del país.
El pasado mes de septiembre, el actor fue galardonado en el Festival de San Sebastián con la Cocha de Plata al Mejor actor de reparto por su papel de Andreas en la película Un amor, la adaptación de la novela homónima de Sara Mesa, una de las más celebradas de 2020, con la que Isabel Coixet participó en la sección oficial del certamen donostiarra y que llega a los cines españoles este viernes.
Según ha señalado el actor en una entrevista a Vozpópuli, cuando Isabel Coixet le envió la novela para que la leyera, no especificó si su idea era que interpretara al "hippie" o al "alemán", Andreas, un hombre de pocas palabras y opaco que se convierte en la obsesión sexual y sentimental de Nat (a quien da vida Laia Costa), la protagonista de esta historia, y de quien, según ha reconocido, se siente "muy cerca como persona".
"Es un tipo que ha encontrado su sitio, vive con él, con su compañía, como yo, que vivo conmigo. Conoce muy bien su parte de sufrimiento, su parte de dolor y su parte oscura porque ya la ha pasado y está en su paz, que está fundamentada en su cachito de tierra, en su huerto. Intercambia con los demás lo que necesita y en ese grupo incluyo lo que necesita a la hora de hablar: habla cuando tiene que hablar, dice lo que tiene que decir y cuando no está callado. Es una cosa que deberíamos aprender todos mucho e iría todo mejor", comenta el actor.
Al margen de todos los aspectos en los que Hovik Keuchkerian se siente próximo al "alemán", y especialmente en "su forma de entender la vida", Isabel Coixet tuvo el detalle con él de modificar parte de su pasado e incluir la figura del refugiado armenio en su biografía, que en su caso representa a su padre, su abuelo o él mismo llegando del Líbano cuando empezó la guerra, aunque "no tan cruda como en el momento de la masacre armenia".
Hovik Keuchkerian y la difícil tarea de rodar sexo
Isabel Coixet manifestó en rueda de prensa en San Sebastián que no recurrió a un coordinador de intimidad en las escenas de sexo de la película, un terreno en el que cuenta con experiencia. "Si hay un terreno que conozco es la intimidad", dijo entonces la directora de Un amor. Sin embargo, para Hovik Keuchkerian, que ha encarnado a los personajes más duros que uno pueda imaginar, era un lugar inexplorado que le hizo sentirse "incómodo" y "violento", según ha confesado.
El sexo ha sido y es un gran maestro en la vida de todo el mundo, una forma de experimentar que todos deberían explotar porque es la desnudez y te enseña muchas cosas, y para mí sigue siendo así. Pero un set de rodaje no es el sitioHovik Keuchkerian, actor
"A nivel personal no tengo ningún tipo de tabú a nivel sexual, y de hecho el sexo ha sido y es un gran maestro en la vida de todo el mundo, una forma de experimentar que todos deberían explotar porque es la desnudez y te enseña muchas cosas, y para mí sigue siendo así. Pero un set de rodaje no es el sitio", asegura riendo.
Además de la experiencia de Coixet, el actor contó con la ayuda de la protagonista del filme, Laia Costa, que en el pasado había realizado secuencias similares, y que le pudo explicar cómo trabajan los expertos en intimidad, "que van por zonas y por colores". "Me ponía violento solo de pensar que tenía que tocar a Laia", ha recordado.
Al margen de lo difícil que fue enfrentarse a las escenas más tórridas, que después no fue tan terrible, ha destacado que la forma de tener sexo era muy importante en los "cinco Andreas" que había construido. "Coixet captó muy bien ese tipo de sexo muy crudo. Tenía que tener esa grieta, a este tipo le falta esa ternura para vivir, para actuar como los demás seres humanos, y la busca en momentos muy puntuales en el sexo", apunta el intérprete, al tiempo que destaca la "elegancia, sensibilidad y la clase" de la cineasta.
Hovik Keuchkerian (Beirut ,Líbano, 1972) se subió a un escenario cuando tenía 37 años, algo que nunca estuvo en sus planes y para lo que no se preparó. "Siempre digo que lo que he buscado en la vida me ha acabado destruyendo y lo que se me ha cruzado me ha ido salvando, me ha hecho conocerme y fiarme más. Eso es la serendipia, ir hacia un lugar y que algo se cruce. Mi vida va por ahí", ha reconocido el actor.
Durante 20 años, entre 1995 y 2015, tuvo un gimnasio y cuando dejó de funcionar fue cuando surgió la posibilidad de "subir a un escenario y hacer comedia", algo que le enamoró, después de haber perseguido "el sueño de hacer un europeo". "Siempre había hecho el gilipollas y había hecho gracia. Cuando me quise dar cuenta, Ramón Campos me dijo que era el actor que estaba buscando para Hispania", recuerda el intérprete, que llegó a trabajar con Hollywood con Assasin's Creed y que ha actuado a las órdenes de cineastas como Rodrigo Sogoroyen en la serie Antidisturbios.
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