Cultura

Inocencio Arias relata sus memorias: “Adolfo Suárez era un hombre bastante inculto”

Ha trabajado con todos los presidentes de la democracia, protagonizado una docena de películas e incluso dirigido el Real Madrid. Sobre estos temas habla en esta entrevista.

Inocencio Arias (Almería, 1940) ha hecho y ha visto casi todo: fue diplomático durante todos los gobiernos de la democracia, excepto el de Mariano Rajoy; también director de la Oficina de Información Diplomática durante casi 20 años; embajador ante la ONU y representante de España en el Consejo de Seguridad; director general del Real Madrid, además de actor en una docena de películas de la mano de directores como Luis García Berlanga, Manolo Summers o Antonio del Real. Pero hay más; con este hombre siempre hay más.

Algunas de esas vivencias las cuenta con lucidez, humor y retranca en sus memorias Yo siempre creí que los diplomáticos eran unos mamones (Plaza y Janés), un libro en el que juega la carta del carisma y el saber estar para contar muchas cosas sin decir demasiadas. Desde su infancia en Almería y en aquella España de la posguerra, pasando por sus años de carrera para ejercer como notario hasta la eclosión de su vocación diplomática y sus no pocos coqueteos con el periodismo, un campo en el que se mueve a sus anchas. Vestido con capa negra y su infaltable pajarita de colores, Inocencio Arias -Chencho, como le llaman todos- acude a la cita para hablar de estas páginas y también de algunas cosas más.

-Usted jamás se quita la pajarita.

-En absoluto. ¡Me debo a un público! –dice, con su sabroso acento andaluz-, cuando no la visto, la gente se mosquea.

-¿Habla en serio?

-Totalmente. 

Inocencio Arias comenzó la carrera diplomática en 1967 como embajador en Bolivia, Argelia y Portugal pero no sería hasta 1981, con Adolfo Suárez, cuando se volcó de lleno en la Oficina de Información Diplomática, un lugar que le venía como anillo al dedo a alguien como él, entrador, ocurrente y con arrestos suficientes para moverse por igual en un baile de gala como en las polémicas de la entrada de España en la OTAN.  Trabajó con todos los presidentes de la transición: Suárez, Calvo Sotelo e incluso aquel novísimo Felipe González que se estrenaba en la arena política. Estos personajes salen y entran de estas páginas que Arias desgrana en esta conversación con Vozpópuli.

-¿Con qué nos quedamos: con lo que cuenta o con lo que calla?

-Hay cosas que no he contado que son sabrosas. No puedo contarlas, al menos no  todavía. Tampoco son tantas, aunque alguna hay.

-Se ha escaqueado de contar los años de Rajoy. ¿Algún motivo especial?

-Yo no he trabajado ni directa ni indirectamente con Rajoy. No lo considero un mal político. Viéndolo en los debates televisivos, he pensado: es el mejor de los cuatro, independientemente de que alguien pueda coincidir o no con su ideología. Cuando hablo con colegas, me dicen que Rajoy tiene algo que transmitía Aznar: que el español tiene palabra. Eso vale mucho en las relaciones internacionales.

"Yo no he trabajado ni directa ni indirectamente con Rajoy. No lo considero un mal político"

-Habla poco de los negocios y lobbies de Juan Carlos I. Excepto su campechanía, no dice nada más.

-Creo que eso del 'lobby' está muy magnificado. El rey Juan Carlos estaba buscando que España consiguiera contratos. Yo lo he visto defender los intereses de España. Por ejemplo, las olimpíadas de Barcelona, pero también en otras ocasiones, como los contratos españoles en los países árabes. En las cosas de su vida privada, ¿a mí qué me importa que el rey Juan Carlos tuviera devaneos con Corinna o con supina? Eso me importa un pepino. Eso le tiene que importar a la reina. Me interesa que defienda los intereses de España y en eso cumplía muy bien su misión.

-Dice que Felipe González tenía mucho sentido de Estado. A juzgar por estos meses del PSOE, ¿muchos herederos no ha tenido, verdad?

-Sí, algunos. Rubalcaba o Solchaga son de esa escuela. Sin embargo, la herencia directa, que sería Zapatero… pues…

"¿A mí qué me importa que el rey Juan Carlos tuviera devaneos con Corinna o supina? Eso le tiene que importar a la reina"

-A Zapatero no lo tiene usted en muy alta estima.

-A ver, no es que Zapatero no tuviera sentido de Estado. Él también quería el bien para España, pero era mucho más manazas. No le gustaba la política exterior. Era bastante más torpe que Felipe González y además no estaba cómodo. Cuando salía estaba deseando siempre volver a España. Fue muy torpe en varias cosas importantes. Uno de sus defectos es el adanismo. Aquello de decir: 'He sido el primero que no se ha levantado ante la bandera norteamericana'. Poniéndose en el lugar de un colaborador suyo, es para decirle: 'Presidente, es usted el primer cateto. ¿No se da cuenta de que eso perjudica los intereses de España?'.

-Pero si tanto le incomoda a Zapatero la política exterior, ¿qué hace ahora en Venezuela?

-Porque tiene el ego de los políticos retirados, que no se retiran de todo. Quieren seguir moviendo el rabo y tener protagonismo. Unas de las obsesiones que tiene Zapatero, además del adanismo, es poder decir cosas como 'yo medié para tal o cual cosa'. Zapatero se ha quedado muy frustrado de no haber intervenido en el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba. Habría sacrificado cinco años de su vejez, de comer o de tener sexo, por haber formado parte de eso. Lo que ha logrado el Papa, así como diplomacia estadounidense y cubana, él lo quería. Habría dado un brazo.

"Zapatero era bastante más torpe que Felipe González y además no estaba cómodo. Cuando salía, estaba deseando siempre volver a España"

-Hablando de adanismo, ¿qué opina de Podemos?

-Ellos tienen una parte buena, romántica. Quieren reformar y llevar las cosas al lado bueno, desde su punto de vista. También tienen otro lado leninista; eso puedo decirlo porque estoy jubilado y no tengo pelos en la lengua. Es aquello de 'yo llevo razón, ustedes no y debo imponer mis ideas sea como sea'. Recuerdo, cuando las protestas del 25 de marzo, uno de los eslóganes que más se repetía era: ‘la soberanía no está en las Cortes, está aquí’. Eso es leninismo y fascismo de izquierdas. La soberanía está en los que hemos votado, no en los que se reúnen en una plaza, sean cien u ochenta mil

-Dice que Calvo Sotelo fue el hombre más culto de la transición. ¿Y Adolfo Suárez? ¿Es cierto que era un tanto silvestre?

-Adolfo Suárez era un hombre bastante inculto, pero políticamente era animal muy notable. Si hablabas con él de literatura o de música clásica, se notaba que no era un tipo muy ducho. Eso sí: era un político hábil y carismático. Yo fui testigo. Estuve en los viajes con Suárez y la gente se lo comía como si fuera una estrella de cine. Recuerdo perfectamente una escena en el hipódromo de Lima, las señoras querían tocarlo como si fuera Frank Sinatra. Pero culto, pues mucho no era. Ni hablaba idiomas.

"Adolfo Suárez era un hombre bastante inculto, pero políticamente era animal muy notable"

-La España de la posguerra que retrata es dura. Aquello de que dejó de pensar que los diplomáticos eran unos mamones después de hacer la mili.

-Sí, me di cuenta que había mamones, pero también que era una clara minoría, como hay entre los fontaneros, los periodistas, los albañiles, los notarios o los registradores de la propiedad.

-A lo que me refiero es al hecho de aquella España agreste y aislada, la mili le permitió a un andaluz conocer el País Vasco, y al revés.

-España era muy provinciana y pueblerina. Un tío de mi pueblo probablemente no se habría movido 5 kilómetros, pero con la mili se movió 450 kilómetros. El que hacía la mili en Barcelona, podía conocer como era Cataluña. Cuando muchos de ellos emigraron por razones económicas, atrajeron a las familias al lugar donde había hecho la mili. En ese sentido, tuvo un sentido educativo para la juventud española, les demostró que había un mundo más allá de su pueblo.

"En la época de Felipe González y de Aznar estábamos en la Champions de la diplomacia. Hemos bajado un escalón"

-¿Qué le parece que el ex canciller Margallo asumiera el tema catalán como si fuera parte de la política exterior?

-Hubiese sido preferible que hablara el ministro de Interior, de Justicia o la Vicepresidenta, pero pienso que Margallo diría alguien tiene que aclarar este tema.

-¿La política exterior de Rajoy es demasiado conversadora?

-Yo no diría conservadora. También es cierto que Rajoy no tuvo mucho tiempo para ocuparse de ella, porque estaba obsesionado con resolver el tema económico. Es verdad que en ese terreno España está un poco apagada. Ese ocaso ya había comenzado con Zapatero. En la época de Felipe González y de Aznar estábamos en la Champions de la diplomacia. Hemos bajado un escalón, por distintas razones, aunque hay que decir que Rajoy no ha estado muy centrado en ella.

-Por cierto, es especialmente generoso usted con Aznar e incluso hasta aclara algunos temas con la guerra de Irak.

-A mí, que una persona me dijese que no compartía la posición de Aznar con la guerra de Irak me parece muy bien. Una persona que sea pacifista o que piense que es un error político meterse en la cama con Estados Unidos, puedo entenderlo. Ahora, si basa sus críticas en afirmaciones erróneas tengo que defender a Aznar. La gente dice: ‘Aznar nos llevó a la guerra Irak’. Eso es falso, porque España no tuvo intervención en la guerra de Irak. También se dice: se fue a la guerra sin el visto bueno de la ONU. Eso también es mentira. Que si Aznar fue a la guerra de Irak sabiendo que no había armas. También es mentira, porque todos sabían por hecho que las armas estaban ahí. De los 182 embajadores que estaban conmigo en la ONU dijeron: es una metedura de pata apoyar la invasión a Irak pero ni uno solo me dijo que las armas no existían. Si las afirmaciones para cargarse a Aznar son tan rudimentarias y faltan a la verdad de manera grosera, yo que estaba ahí, tengo que decir lo que pasó.

"Si la gente que critica a Aznar basa sus críticas en afirmaciones erróneas, tengo que defender a Aznar"

-Se despidió del consejo de Seguridad de la ONU con una camiseta de Ronaldo. Mucho mejor que la de CR7, ¿no cree?

-El fútbol abre muchas puertas. Ya sea la camiseta de Ronaldo, de Messi, de Suárez abren muchísimas puertas. Este Ronaldo tiene muchos admiradores. Es el máximo goleador de la Copa de Europa.

-¿Le podemos perdonar a Mourinho que apartara a Jorge Valdano de esa manera?

-No me gustó nada y lo desaprobé por completo. Bueno, todo sea dicho, yo ya no estoy en el Club. Sin embargo, es obvio que Mourinho le dijo a Florentino Pérez: o él o yo. Y bueno...  Hasta en el Real Madrid también se mete la pata.

-¿Qué error sería imperdonable en el Club ahora?

-Si ahora se desprendieran de Isco sería una pifia como cuando nos desprendimos de Redondo. Una metedura de pata.

"Si ahora se desprendieran de Isco sería una pifia como cuando nos desprendimos de Redondo"

-¿Sabe de fútbol Florentino Pérez ?

-Todos los presidentes del Real Madrid saben de fútbol. Ocurre a veces, y no voy a citar nombres, que unos creen que saben más de lo que saben.

-¿Dónde ha estado sometido a más presiones: en la ONU o en el palco del Bernabéu?

-Si no hubiese existido la guerra de Irak, con toda seguridad habría respondido que en el palco del Bernabéu.

-Usted fue a parar al Real Madrid en 1993 porque las circunstancias profesionales lo provocaron.  Sin embargo, hay cierta excentricidad en su recorrido vital.

-No soy convencional, pero siempre estoy en el borde, en la frontera. A veces parece que voy a despeñarme en la excesiva audacia, pero siempre me mantengo. En efecto, en aquel entonces me fui al Madrid porque me cesaron.

"No soy convencional, siempre estoy en el borde, en la frontera"

-¿Qué piensa de Donald Trump?

-Un personaje inquietante, al que yo no habría votado por supuesto. Dicho esto, no hay que pensar que esto va a ser el apocalipsis, como dice mucha prensa europea, incluyendo a la española.

-¿Con cuál director de cine le gustaría trabajar?

-Woody Allen

-¿Y español?

-Varios. Quise trabajar con Pilar Miró, nació el mismo día que yo, el mismo año. Nos llevábamos muy bien. El de isla Mínima, entre los directores españoles encuentro por lo menos una docena con los que podría trabajar.

La portada del libro de memorias que publica Inocencio Arias.

 

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