En estos perfiles pueden ver a Tom Cruise, Margot Robbie o Keanu Reeves haciendo cosas cotidianas como comer una hamburguesa o imitar los bailes de moda de Tiktok. Estos tres perfiles son falsos y utilizan una inteligencia artificial para colocar el rostro de estos actores en el de la persona que realmente está siendo grabada. Lo más preocupante de todo ello es que mezclado con otra inteligencia artificial que copia sus voces resulta imposible identificar al trasunto artificial.
Geoffrey Hinton, conocido como el padrino de la inteligencia artificial, advirtió de los riesgos de estas tecnologías cuando abandonó Google: "Ya no seremos capaces de saber qué es verdad". Además de estos riesgos, las IA abren un inmenso abanico de posibilidades creativas. ¿Podrá el ChatGPT del futuro escribir un Quijote? o mucho más difícil ¿un poema?
Las IA con las que llevamos jugando unos meses también comparten el hecho de haber sido diseñadas, programadas y entrenadas en inglés. La investigadora Elena González-Blanco, experta en IA y doctora en Filología hispánica está al frente de dos proyectos en los que desarrolla la inteligencia artificial en español. En una entrevista con Vozpópuli, aborda algunas de las cuestiones del futuro de las IA.
Pregunta. ¿Cómo termina una doctora en Filología al mando de proyectos de inteligencia artificial?
Respuesta. Ha sido una evolución, al final uno de los retos que siempre se han planteado en la inteligencia artificial desde la época de Alan Turing es que las máquinas puedan hablar. Y que las máquinas puedan hablar no solamente depende de la computación, sino también de la lingüística. Para mí, que comencé una carrera investigadora trabajando en tecnologías para el texto, esos primeros años en Harvard, me di cuenta de que teníamos una oportunidad enorme de aplicar la tecnología a todo lo que era humanidades y texto.
P. Uno de sus proyectos actuales, LyrAIcs, un recomendador musical, del estilo de Shazam y Spotify ¿en qué se diferencia de otras aplicaciones?
R. LyrAIcs es un proyecto de investigación, que recomienda la música analizando la letra de las canciones, el contenido de la letra. Normalmente los recomendadores de música funcionan o bien por género musical o bien por las preferencias del usuario a la hora de escuchar un tipo u otro de género musical. En este caso, nosotros lo que buscábamos era ir a la parte del contenido de la canción, y además enfocado en el español porque al final muchas de las tecnologías que se han desarrollado en este ámbito funcionan bien para el inglés, pero en español no tienen solucionado el tema lingüístico. Nuestro foco era ir a la parte de español, entender el contenido y mejorar la recomendación a partir del contenido.
P. En este proyecto han trabajado poetas. ¿De qué se han encargado?
R. El equipo es un equipo interdisciplinar en el que han participado investigadores de distintas áreas. Tenemos un lado que viene de la filología y de la literatura y de la lingüística, pero tenemos, por ejemplo, colaboraciones con Álvaro Torrente que es catedrático de ópera en la Universidad Complutense, con Pablo Cervás que también está trabajando en toda la parte de Inteligencia Artificial y Generación de Poesía desde hace mucho tiempo, Salvador Ros que también es director de Laboratorio de Innovación en Humanidades digitales. Hay gente de muy diverso tipo porque al final aquí la aportación era, por un lado, el entendimiento desde el punto de vista literario para caracterizar un tipo de canción u otro y el entrenamiento supervisado por humanos. Cuando tú entrenas un modelo con un corpus, es decir, nosotros teníamos una cantidad de canciones, una base de datos llena de canciones, también necesitas cierta supervisión humana a la hora de saber que lo que estás metiendo ahí, si pertenece a una época o pertenece a un género o tiene una serie de características.
P. Con todas estas aplicaciones que estamos viendo de generación de textos, ¿es la poesía el género que más le cuesta a las inteligencias artificiales?
R. Sí, porque la poesía es como la fórmula 1 a la conducción. Al final es llevar el lenguaje a ese punto máximo donde estamos expresando todos los recursos. La poesía tiene metáforas, la poesía tiene elipsis, la poesía tiene alusiones y, de hecho, cuando aprendemos un idioma, una de las cosas más difíciles es entender un poema. Precisamente por eso, porque retuerce el lenguaje. Entonces, yo empecé investigando poesía porque decíamos, si conseguimos que la inteligencia artificial funcione en este contexto, para nosotros va a funcionar de una forma muchísimo más sencilla. Y además es uno de los terrenos que están menos explotados desde el punto de vista de la inteligencia artificial.
P. Estamos en los primeros años de la llegada de la inteligencia artificial al gran público. ¿Cree que en algún momento una inteligencia artificial va a sacar una obra como El Quijote?
R. La inteligencia artificial lo que hace es reproducir modelos en los que se ha entrenado. Ahora mismo puede imitar obras literarias, igual que obras artísticas, con una calidad muy similar a lo que estamos viendo en sus modelos. Pero esto es una máquina que imita utilizando datos con los que se ha entrenado. No es un tema de que la inteligencia artificial se ponga a crear. El Quijote, por longitud, a día de hoy no es posible porque tienen una limitación de texto que equivale a unas 50 páginas de texto. El Quijote es muchísimo más largo. A día de hoy por extensión no sería posible. Que lo sea en un futuro próximo, sí en cuanto a extensión y a imitación. Pero como digo, tenemos que diferenciar muy bien entre inteligencias artificiales que generan contenido a partir de datos con los cuales han sido entrenados y creatividad humana, que creo que va bastante más allá.
P. Se habló en su momento de cómo podría influir en el proceso creativo, en el proceso de creación artística, el paso de escribir a mano a escribir a máquina o luego a ordenador o incluso de leer en papel a luego en pantallas, en tabletas. Respecto al proceso de escritura, me imagino al escritor de futuro como una especie de director de taller que le dirá a una inteligencia artificial que cree determinada escena y él acaba puliendo la forma. ¿Ve un futuro así?
R. Para mí creo que es una herramienta excelente precisamente para hacer ese brainstorming, esa recopilación de ideas o esa búsqueda de ideas. En ese contexto puede ayudar muchísimo a inspirar al escritor desde un punto de vista de ese punto inicial. Yo siempre pienso en la inteligencia artificial como disruptor en la creación como cuando la fotografía apareció en las obras de la pintura. La pintura cambió una barbaridad a finales del XIX cuando empezó a hacer la competencia a los cuadros que trataban de ser realistas hasta ese momento. Entonces, cuando los pintores vieron las fotos empezaron primero a imitar esa fotografía y después a hacer una disrupción, primero con el color y luego con abstracción y demás. Creo que ahora mismo la inteligencia artificial también va a ser un acicate para fomentar una creatividad diferente y estamos en un momento en que estos paradigmas creativos tanto de la escritura como del arte como de la propia educación van a cambiar muchísimo precisamente porque van a dotar a los artistas de unas herramientas que nunca habían tenido hasta ahora.
P. ¿Cómo aplicaría la inteligencia artificial a las carreras que usted ha estudiado?
R. El sistema educativo tiene que transformarse muchísimo igual que el día que los alumnos tuvieron ordenadores y se conectaron a Internet cambiaron mucho las cosas a la hora de buscar información y acceso a todos los datos. Creo que es más relevante que los alumnos de cualquier carrera sean capaces de discernir entre la información válida, las fuentes de información fiables, el contenido de calidad... Creo que esto es lo más difícil pero no solamente para los alumnos sino también para los profesores. '¿Cómo es que mis alumnos hacen los deberes con ChatGPT?, se preguntan muchos docentes, realmente yo creo que esto no es un problema, es una herramienta más, pero quizá lo que hay que preguntar es cómo son los deberes en este caso. Creo que a día de hoy tiene sentido cambiar un poco esa forma de pensar a la hora de educar a las personas porque para empezar no tenemos que profundizar tanto en una serie de materias hasta su más profundo conocimiento sino que hay que dotar a las personas de cualquier disciplina de una serie de capacidades que sean de adaptarse al medio, hablar en público buscar información correcta y utilizar tecnología en su día a día, y luego ya profundizar en los contenidos específicos.
P. Uno de los riesgos más graves que señaló Geoffrey Hinton, uno de los grandes pioneros de la inteligencia artificial cuando se fue de Google, fue que ya no seríamos capaces de identificar lo que es verdad y lo que no es verdad ¿comparte este temor?
R. Creo que hay que desarrollar otra serie de habilidades o de tecnologías para poder hacer que esto no sea así. Saber dónde está la fuente de información fiable y tener un procedimiento para verificarla también será algo que a raíz de la inteligencia artificial tiene que poder ponerse sobre la mesa.
P. Otro de sus proyectos, ¿Qué es Clibrain?
R. Clibrain es una empresa de inteligencia artificial que ha nacido para dar servicio y para cubrir ese gap que hay entre la tecnología en inglés para inteligencia artificial y todo lo que es el español. Nace con el propósito de acercar la inteligencia artificial a cualquier tipo de usuario de una forma sencilla, y de ofrecer también entornos seguros que permitan desarrollar el trabajo sin correr riesgos ni miedos a la hora de enfrentarse a problemas con privacidad de datos o con escándalos o miedos como los que estamos viendo continuamente en la prensa. Por un lado tiene un foco en todo el tema de español porque como te comentaba antes la inteligencia artificial históricamente se ha desarrollado en inglés tanto desde el punto de vista científico, como desde el punto de vista empresarial y hay una parte que todavía no está cubierta y es todas las variedades de español, el español de Latinoamérica, el español de Cádiz…
P. ¿Por qué es tan importante trabajar con las inteligencias artificiales en español? Porque las más comunes yo les escribo en inglés,le digo que me lo traduzcan y me lo hacen al momento.
R. No es que no funcionen, porque efectivamente funcionan, pero no funcionan tan bien como en inglés. Si ya nos metemos en terrenos como por ejemplo el ámbito legal o ámbitos que son más específicos o que utilizan un tipo de conversaciones como pueden ser de Argentina o de Chile ahí ya no funcionan tan bien. Por ejemplo, el “ahorita” en México significa una cosa y en España otra. Depende también mucho del contexto con el que se haya entrenado y también de las semánticas y las explicaciones culturales que todavía la máquina no ha llegado a asimilar. Por otra parte están todas las instrucciones que normalmente se han elaborado en inglés cuando tú le explicas a una máquina esto, esto y esto, estas instrucciones están traducidas. Hemos visto por determinados ejemplos y determinados casos que muchas veces cuando tú das instrucciones a alguien en inglés en España se lo dirían de forma distinta. Queremos mejorar esa naturalidad con la que le hablamos a la máquina.
P. A corto plazo, en unos cinco años ¿cómo cree que habrá llegado la inteligencia artificial al público general?
R. A cinco años ya no es casi corto plazo, porque están las cosas yendo a una velocidad tan rápida que es vertiginoso. Yo creo que ahora mismo la tecnología mejora bastante, o sea, estamos en un momento en que ya salen cosas nuevas, pero creo que la gran diferencia será ese cambio de paradigma real en todas las industrias. Como ese fiscalista va a utilizar la inteligencia artificial para hacer esa búsqueda en toda la documentación existente… Como todos los empleos que ahora mismo manejan texto y voz, que son prácticamente todos, van a utilizar estas capacidades de la inteligencia artificial para maximizar y aumentar su productividad al 200%. Aquí lo que me preocupa es las diferencias en la velocidad de adopción, que puede ser una brecha importante en el mercado, dado la velocidad a la que se ha producido este cambio.
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