La crisis financiera que obligó a las cajas de ahorro a redefinirse, en unos casos, y a desaparecer, en otros, afectó por completo el panorama cultural en España en los últimos años. Sólo los más fuertes resistieron semejante embestida. Hasta entonces, las obras sociales de las cajas eran el lugar claro de una ecuación que, tras el rescate financiero, se volcó en asuntos sociales, mientras lo cultural quedó como un terreno postergado y cuya recuperación luce desigual, entre la pausa y la extinción. Algunas instituciones pudieron retomar el ritmo, otras perecieron en el camino.
Según cifras aportadas el año pasado en el II Foro Cultura & Empresa, las compañías más valoradas por su relación con la cultura fueron La Caixa, con un 63%, seguida de Telefónica (42%), Banco Santander (30%), BBVA (28%) y Coca-Cola (27%). A las ya mencionadas, se suman instituciones icónicas como Mapfre (que dedica un 28% a la cultura) o Juan March, que atesora ya 70 años de trabajo. Un patrocinio sin desgravación significativa, sin una ley de Mecenazgo en pleno, apuntan al desgaste frente a un Estado de perpetuas vacas flacas.
La reciente inauguración en Sevilla de un nuevo Caixa Forum –el octavo en toda España y el tercero en importancia- pone de manifiesto de qué forma la política de infraestructuras culturales de la caja catalana le ha permitido hacer visible su papel dentro de la inversión cultural en un panorama en el que los competidores institucionales se han especializado, justamente para procurar su supervivencia.
El año pasado, La Caixa invirtió 69 millones de euros en actividades culturales, es decir, un 14% del total de 500 millones de euros destinados a su Obra Social, una cifra que se ha mantenido con relativa estabilidad desde la desaparición casi absoluta de las cajas de ahorro. ¿Qué otras compañías han conseguido mantener su papel como patronos y en qué áreas. ¿Existe un Ibex-35 de la Cultura?
Banca, especialmente
Las compañías financieras se llevan una buen parte del trabajo con instituciones culturales, bien sea porque destinan sedes y espacios específicos para exhibir piezas de su colección u organizar muestras de otras instituciones, o divulgarlas, o porque han rescatado y mantenido programas específicos indeterminadas áreas. Es el caso de la Fundación Banco Santander, que posee una Colección institucional y un espacio concreto para la exhibición, además de la promoción de coleccionismo en otros capítulos culturales. A eso se suman iniciativas que se expanden hacia patrimonio, música e iniciativas editoriales concretas, por ejemplo las obras fundamentales de determinados autores.
La Fundación BBVA forma parte de los patronos privados solventes que han conseguido mantener sus proyectos. Ésta colabora con instituciones como El Prado, el Guggenheim-Bilbao, la Fundación Miró en Barcelona y también el Museo de Bellas Artes de Bilbao. El registro expositivo suele ser de los más empleados en general, por su impacto público y la visibilidad de marca que ofrecen. EN ese sentido el BBVA ha aprovechado la ocasión y la ha combinado con otras, por ejemplo, un programa musical con instituciones como la Orquesta y Coro Nacionales de España, la Fundación Achúcarro o la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera. Habría que sumar, claro, Fundéu BBVA: patrocinada por la Agencia Efe y BBVA, asesorada por la RAE, cuyo objetivo es colaborar con el buen uso del español. En ese nicho ha entrado La Caixa, como patrocinadora de la versión On-line del DRAE.
Las eléctricas
En otros sectores, como es el caso de las eléctricas, existen actores como la Fundación Iberdrola, uno de los principales patrocinadores del Museo del Prado. La eléctrica ha impulsado la conservación y restauración de las piezas de la pinacoteca: obras como las tablas Adán y Eva, de Alberto Durero; Nerón y Séneca, de Eduardo Barrón; los retratos ecuestres Felipe III, a caballo y Margarita de Austria, a caballo, de Diego Velázquez; la escultura romana Ariadna dormida; El Vino de la Fiesta de San Martín, de Pieter Bruegel, el Viejo; la copia de la Gioconda; y San Juan Bautista, de Tiziano. Además la Fundación Iberdrola patrocina de exposiciones del Museo Bellas Artes y el Guggenheim, ambos en Bilbao, del que es patrocinador estratégico, así como del Palau de les Arts de Valencia. También en ese sector, Endesa ha hecho lo propio, concretamente con los programas de instituciones como El Teatro Real.
Telefónica entra, sin duda, en el mapa. La compañía es mecenas de una gran cantidad de proyectos por todo el mundo. EN España colabora de manera activa con los principales museos, por ejemplo el Reina Sofía con el ‘scanner’ del Guernica, pero también con el Prado, el Guggenheim, el Thyssen y Patrimonio Nacional, así como con teatros el Real, el Liceu, y el Palau de las Arts. A eso se suma su propio espacio institucional, caja de resonancia de proyectos propios y exhibiciones invitadas. Coca-Cola, otra gran compañía aludida, actúa con un patrocinio no al uso. Su fundación cuenta con una colección de arte contemporáneo formada por 360 obras, vinculadas muy activamente con eventos como ARCO.
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